Después de la quinta elección en el cónclave que comenzó el martes 12 de marzo, los 115 cardenales con derecho a voto determinaron que el sucesor de Benedicto XVI sea Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y ahora Francisco. Sin embargo, no es la primera vez que el argentino se acerca al trono papal.
Según fuentes periodísticas, tras la muerte de Juan Pablo II, Bergoglio era uno de los favoritos en el cónclave del 2005. Obtuvo 40 de los 77 votos necesarios para ser elegido, mientras que Joseph Ratzinger obtuvo 72.
Sus 40 votos, según el periodista Mario Tosatti, vaticanista de ‘La Stampa’, estaban muy lejos de los necesarios para ser nuevo Papa, pero eran suficientes para evitar que Ratzinger ganara.
Las fuentes de Tosatti le aseguran que Bergoglio, después de esta votación, pidió casi entre lágrimas a sus patrocinadores que se abstuvieran de votar por él. Recién con esta decisión fue posible que Ratzinger sumara 84 votos de los 115 posibles en aquel entonces.
Tosatti comenta que el respaldo para el argentino era de parte de una minoría que deseaba bloquear el triunfo de Benedicto XVI y que apoyaba la eminente figura cardenalicia de Carlo María Martini, arzobispo de Milán y jesuita que discrepaba con el continuismo ideológico que implicaba la elección de Ratzinger.
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