La peruana Yoly Pilares dice que el día a día de la gente en Australia se ha vuelto una mezcla de abundante preocupación y tristeza y grandes dosis de solidaridad. Ella misma no es ajena al clima de incertidumbre. Su casa en la ciudad de Sídney, en el estado de Nueva Gales del Sur, se encuentra a 250 km de uno de los feroces incendios que han causado devastación y 23 muertos en la nación océanica desde setiembre pasado.
Al otro lado del teléfono, Pilares, que vive en el país de los canguros desde julio del 2009, cuenta a El Comercio que al inicio de la temporada de incendios forestales -que ocurre cada año en ese país- nadie pensaba que el fuego iba a alcanzar una magnitud nunca antes vista. Según las autoridades, el sur de Australia se enfrenta este sábado a cientos de incendios en condiciones “catastróficas”, avivados por temperaturas que superarán los 40 grados Celsius y fuertes vientos que amenazan con complicar la lucha contra el fuego.
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“Toda la población ha sido advertida de lo que va a pasar hoy [sábado]. Todo el mundo ya sabe que se espera algo que puede ser catastrófico. Obviamente hay gente que está asustada, pero ya la mayoría ha evacuado todas esas zonas [más peligrosas]. La gente está triste, pero ya asume que van a perder sus casas”, señaló este sábado Pilares, de 42 años.
Tanto Victoria como Nueva Gales del Sur, donde viven Yoly y su esposo, sufren desde el 31 de diciembre voraces incendios que esta semana han causado diez muertos, han calcinado cientos de viviendas y han dejado a miles de personas aisladas.
Yoly, que maneja una pequeña clínica dental, cuenta que aunque Sídney no se encuentra muy al sur del país también sufre los estragos del fuego. “La ciudad también se ve afectada. Lo que pasa es que Sídney prácticamente está rodeada. Por el oeste hay incendios, al sur hay incendios. La gente de la ciudad definitivamente siente el impacto del fuego. La situación empeora cuando la temperatura aumenta. Entonces cuando en Sídney está haciendo calor el humo llega a la ciudad, hay personas con mascarillas. Ahora es periodo de vacaciones escolares. Normalmente ves niños en la calle correteando, pero ahora mismo estamos a 39 grados y en el transcurso del día vamos a llegar a 42 o 44 grados, entonces la gente no sale de sus casas. Todo el mundo está pendiente de lo que está pasando, los medios de comunicación informan todo el día sobre los incendios y transmiten permanentemente información sobre las evacuaciones”.
La peruana afirma que aunque es difícil estar totalmente preparado para los incendios sí hay prácticas que las autoridades aconsejan. Por ejemplo, es recomendable que quienes son asmáticos pidan licencia en el trabajo para evitar poner en riesgo su salud. También se aconseja que la gente esté muy hidratada.
“Para prevenir el daño a la fauna lo que se recomienda es que en tu casa dejes un balde con agua para los pajaritos y otros animales. Lo que hago yo personalmente es no salir de mi casa y si tengo que trabajar pues voy, trabajo y me regreso. No hay que estar mucho tiempo en la calle más que nada porque hay que evitar exponerse al humo”, afirma.
“LA SOLIDARIDAD ES GRANDE”
Aunque dice haberse sorprendido por la destrucción causada por la oleada de incendios, Yoly dice que lo que más le ha impactado es la solidaridad de la gente. Especialmente las muestras de consideración hacia los bomberos, muchos de los cuales viven en las zonas rurales afectadas por el fuego y han perdido sus propias casas.
“Siempre que sucede una desgracia en Australia, sea del tipo que sea, lo que más vas a ver es la solidaridad y esa es una de las cosas que a mí más me gusta de este país”, apunta Pilares, que detalla que hay muchas maneras de ayudar. Por ejemplo, muchos realizan donaciones, generalmente de dinero, pero también colaboran con víveres, agua y otros productos necesarios. Colaboran con los santuarios de vida salvaje, con los bomberos.
La peruana destaca cómo muchos de los Airbnb que están cerca de las zonas afectadas pero en ubicaciones seguras están ofreciendo alojamiento gratis. "Eso es lo más lindo dentro de toda esta situación. Hace un par de semanas unos chicos de origen musulmán llevaron comida a los bomberos que estaban luchando contra los incendios. Todo el mundo intenta colaborar, la mayoría de veterinarias están pidiendo que las personas colaboren con materiales para curar a la vida salvaje, a los koalitas, a los canguros”, cuenta.
También cuenta cómo la misma gente que evacua deja sus casas preparadas con comida para los bomberos. “La gente les deja toallas, comida, agua, todo lo que puedan necesitar. Hubo un caso bien bonito de un bombero que dejó una nota muy bonita a una señora diciéndole ‘Hemos venido a apagar el incendio y disculpe pero nos tomamos un poco de leche del refrigerador’. La solidaridad es grande”, apunta Yoly.