Cuando el máximo jefe de Hezbolá Hassan Nasrallah murió en un bombardeo sorpresa del Ejército de Israel contra Beirut el 27 de setiembre, el número dos del movimiento, Naim Qassem, asumió automáticamente las riendas de forma interina. “Todos estamos listos en el campo de la batalla”, dijo días después en un pronunciamiento en el que aseguró que el grupo extremista libanés nunca retrocederá “ni un milímetro”.
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Un mes después, Hezbolá y todo el Medio Oriente esperan atentos el próximo discurso de Qassem, quien fue elegido este martes 29 como cabecilla oficial del movimiento respaldado por Irán, en un momento de extrema tensión regional.
Qassem, nacido hace 71 años en Beirut, es uno de los fundadores de Hezbolá, grupo que surgió en 1982 con el fin de enfrentarse a Israel. Fue nombrado general adjunto del movimiento en 1991, un año antes de que Nasrallah asumiera el mando.
En las últimas décadas se convirtió en su vocero más visible en público, sobre todo desde que Nasrallah adoptó un perfil más bajo tras la guerra de Hezbolá contra Israel en el 2006, y es la figura de más alto nivel que ha concedido entrevistas a medios extranjeros. Pronuncia sus discursos en árabe clásico, pero también tiene fluidez en inglés y francés.
Pese a sus más de tres décadas de liderazgo, Qassem no era la primera opción para asumir el liderazgo. Tras la muerte de Nasrallah se hablaba más bien de Hashem Safieddine, jefe del Consejo Ejecutivo de la formación, pero este fue asesinado la semana pasada en un ataque israelí.
El diario “The New York Times” destaca que Qassem “nunca ha tenido la misma importancia que Nasrallah entre los partidarios de Hezbolá en Líbano y en otras partes de Oriente Medio”. En el 2018, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones en su contra debido a su papel en Hezbolá, que Israel, Estados Unidos y otros países consideran una organización terrorista, añade el medio.
El nombramiento de Qassem se produce en un contexto extremadamente crispado. Hezbolá se unió a la guerra iniciada hace más de un año en Gaza entre el grupo islamista palestino Hamás e Israel con ataques constantes al país hebreo. El conflicto se extendió en setiembre a Líbano, donde el ejército israelí combate a Hezbolá, aliado del movimiento palestino y respaldado también por Irán.
Por el momento su paradero se desconoce, aunque algunos medios apuntan a que podría encontrarse en Irán.
En horas bajas
Durante años se consideró a Nasrallah como el hombre más poderoso de Líbano, pues Hezbolá es el grupo miliciano más fuerte de la región. Sin embargo, el movimiento perdió fuerza en los últimos meses por los duros golpes propinados por Israel, que ha lanzado ataques sorpresa en su contra y ha logrado eliminar a sus altos cargos y dañar sus instalaciones.
“La mayoría del liderazgo histórico y efectivo de Hezbolá ha sido eliminado por Israel. A pesar de ser el subsecretario general, teóricamente una persona muy importante, Qassem no era la primera opción para suceder a Nasrallah”, dice a El Comercio el analista internacional Roberto Heimovits.
Por ello, Qassem asume el mando de Hezbolá en un momento crítico para el grupo proiraní, sobre todo si se considera que el movimiento se sumó al conflicto por iniciativa propia. Un día después del letal atentado terrorista de Hamás en suelo israelí, Hezbolá empezó a lanzar misiles al norte de Israel.
“En este momento Hezbolá se encuentra en un problema muy grande, quizás en la mayor crisis desde su desde que fue fundado en 1982, porque está recibiendo golpes durísimos e inesperados por parte de Israel en una guerra a la que se sumó por propia iniciativa”, explica Heimovits.
Por eso, añade, a Qassem o a cualquier otro cabecilla de Hezbolá le va a ser muy difícil encontrar una salida a esta situación, más aún si se confirma que Qassem ha buscado refugio en Teherán, como señalan algunos medios de comunicación.
“Para cualquier nuevo líder de Hezbolá sería difícil sacar el grupo de la situación difícil en la que está metido, quizá una salida sea separar su guerra de la de Hamás. Hezbolá había pedido a Israel un cese al fuego en la franja de Gaza, pero eso no ha sucedido. Y el resultado es que Hezbolá, que es la organización más fuerte, ha quedado un poco prisionera de lo que decide Hamás, que es la organización más débil”, apunta el experto.
La amenaza israelí
Israel no tardó en reaccionar al anuncio de Qassem como nuevo jefe de Hezbolá y lo hizo con una amenaza.
“Nombramiento temporal. No por mucho tiempo”, dijo el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, en la red social X. El mensaje estaba acompañado de una fotografía de Qassem, quien ya está en la mira del estado hebreo.
Temporary appointment.
— יואב גלנט - Yoav Gallant (@yoavgallant) October 29, 2024
Not for long. pic.twitter.com/ONu0GveApi
¿Qué tan inminente es una operación israelí contra Qassem? En principio depende de la ubicación de Qassem. Si está en el Líbano, es probable que el país hebreo esté movilizando a su aparato de inteligencia para localizarlo, una estrategia que le ha servido para eliminar a casi todo el liderazgo de Hezbolá hasta ahora, incluyendo a Nasrallah.
“Pero si está en Teherán, matarlo va a ser mucho más difícil”, advierte Heimovits.
Para el analista, quizá la solución sería buscar un acuerdo político en el que haya un cese del fuego total, los refugiados israelíes puedan volver a sus ciudades en el norte de Israel, los refugiados libaneses a sus localidades en el sur del país, y que Hezbolá se comprometa a no volver a ocupar un espacio a unos 20 km al norte de Israel. “Pero un acuerdo así va a ser muy difícil a menos que Irán lo permita porque Hezbolá está en buena medida subordinado al estado persa y no es seguro que Irán quiera tranquilizar las cosas con Israel”, añade.
Recuerda, además, que Qassem era una figura visible porque muchas veces era el vocero de Hezbolá, pero Nasrallah era un líder que ocupaba tanto espacio que opacaba a los otros cabecillas en la cúpula de Hezbolá. Por ello, “habrá que esperar a ver qué es lo que va a decir Qassem en su primer discurso para hacerse una idea de cuál es su posición, si pretende seguir la guerra a toda costa o si está abierto a buscar una solución política”.
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