La invasión de Iraq y el posterior conflicto provocó el fallecimiento de casi medio millón de personas en el país del medio oriente, en un periodo de 8 años, desde el inicio de la guerra en 2003, hasta 2011. “La mayoría se debió a disparos, explosión de coches bomba, y bombardeos”, indica el estudio realizado por Amy Hagopian, catedrática de la Universidad de Washington.
La información recogida durante la primavera de 2011, determina que 56 mil de estas víctimas fueron parte de la población desplazada. La ausencia de salubridad y la pérdida de medios de transporte y comunicación, figuran como factores que incrementaron la incidencia de mortalidad en Iraq.
El estudio, que aplicó una medición a 2000 hogares iraquíes, denunció que el ratio de muertes entre 2003 y 2011 fue un 50% más alto que el registrado dos años previos a la invasión estadounidense. El pico más alto de mortalidad se produjo entre 2005-2006: temporada en que morían 766 personas a la semana por culpa del conflicto (el 72,6% por causa directa de la violencia).
Durante el periodo de estos 8 años las posibilidades de morir para una mujer se incrementaron en 70%, y para un hombre, el porcentaje se disparó a 290.
A parte de los factores mencionados, el estudio sindica a las enfermedades cardiovasculares como causa principal de la mitad de las muertes no violentas. Y explica que estos decesos fueron “causados a partir de que el sistema de salud se enfocó en atender la crisis, al interrumpirse la distribución de suministros esenciales y luego del colapso de la infraestructura que mantiene el agua potable, la alimentación, el transporte, la gestión de residuos y la energía”.
El estudio publicado en el sitio web PLOS Medicine (Public Library of Science) concluye con una advertencia que señala que “la guerra contribuye a un clima de miedo y humillación, y a la interrupción de los medios de subsistencia, que terminan por socavar la salud”.