Son despiadados, sanguinarios y nunca se retiran. Las descripciones que se multiplican del grupo Wagner en la prensa y las redes sociales hablan de su fiereza y brutalidad en el campo de batalla. Desde que sus mercenarios empezaron a luchar en el bando ruso en algunas de las batallas más intensas de la guerra de Ucrania, también se cuestiona más su actuación, mientras las sanciones en su contra aumentan.
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El grupo Wagner es una organización paramilitar rusa de carácter privado. A la cabeza de sus milicianos está Yevgeny Prigozhin, un empresario cercano al presidente Vladimir Putin que no ha dudado en criticar a mandos militares y al Ministerio de Defensa rusos por meses sin avances en Ucrania.
Con el apoyo del grupo Wagner, Moscú ha logrado mejorar su posición en el terreno. Entre sus paramilitares, muchos de los cuales han sido carne de cañón, hay presos rusos a quienes se les promete clemencia a cambio de ir a la guerra. La polémica organización tuvo una de sus actuaciones más celebradas a inicios de enero, cuando reivindicó para Rusia la toma de la ciudad ucraniana de Soledar. Fue una de las victorias más contundentes de Moscú en muchos meses.
Su rol cada vez más protagónico ha llevado a Occidente a tomar acciones en su contra. EE.UU. declaró hace dos días a Wagner organización criminal transnacional y sancionó a cargos del Gobierno Ruso y a entidades ligadas a los mercenarios.
El grupo Wagner, cuyos soldados han luchado en Siria, Mali y República Centroafricana, ha sido acusado de múltiples abusos contra los derechos humanos en África y Ucrania. Activistas enumeran violaciones, ejecuciones masivas, torturas y secuestros de niños entre sus atrocidades.
50 mil
rusos estarían luchando para Wagner en Ucrania, según los responsables de defensa británicos.
Prigozhin reaccionó a las últimas sanciones con sarcasmo y afirmó que si alguien tiene información sobre los crímenes de Wagner, podría enviársela “para que podamos ayudar a nuestros colegas estadounidenses a formular su posición”.
“Por fin, Wagner y EE.UU. serán colegas. […] Nuestras relaciones a partir de ahora se podrán definir como ‘disputas entre clanes criminales’”.
Yevgeny Prigozhin, jefe y fundador del grupo Wagner
Moscú también rechazó las sanciones. El Kremlin dijo que EE.UU. “demoniza” al grupo desde hace años. “No hay pruebas, no hay confirmación, no se presenta nada al público”, afirmó.
Mensaje de debilidad
Un informe de la inteligencia ucraniana de diciembre del 2022 afirma que los paramilitares del grupo Wagner se han vuelto muy visibles en el frente ucraniano. “Es la infantería desechable de la ofensiva rusa en el este de Ucrania. Son ejecutados si se retiran del campo de batalla”, dice el documento.
Según Kiev, decenas de miles de combatientes han sido reclutados por Wagner y suelen formar la primera ola en un ataque y sufrir hasta el 80% de bajas.
Román Ortiz, analista experto en seguridad internacional, señala que el crecimiento del grupo en el conflicto empezó cuando Putin se estaba resistiendo a movilizar a la población y enfrentó un déficit muy grande de personal militar. Fue entonces que Prigozhin empezó a reclutar prisioneros de manera sistemática.
Yevgeny Prigozhin, nacido en San Petersburgo hace 61 años, se ha convertido en uno de los hombres más poderosos de Rusia, pero no siempre fue así. El oligarca ruso comenzó vendiendo salchichas y luego se convirtió en un proveedor exitoso de comida.
Según la BBC, se integró al círculo de élite de Putin en el 2001, cuando el mandatario comenzó a cenar en su lujoso restaurante flotante en San Petersburgo, llamado New Island. Con el tiempo se ganó el apodo del chef de Putin. Antes de empezar en el rubro de los alimentos, fue encarcelado durante nueve años por robo y fraude.
Aunque pasó años actuando en la sombra y negando sus vínculos con el grupo Wagner, Prigozhin reconoció en setiembre del 2022 que había fundado la organización.
“Prigozhin ha tratadado de situarse políticamente más cerca de Putin, tratando de ofrecerle las victorias que las Fuerzas Armadas regulares no eran capaz de ofrecerle. Evidentemente lo ha hecho a costa de una enorme cantidad de bajas y cometiendo acciones militares con absoluto desprecio por la legalidad internacional, los derechos humanos, etc., algo que es bastante común en este grupo”, dice a El Comercio.
Más allá de la actuación del grupo en el campo de batalla, es evidente que Moscú ha reconocido que sus fuerzas militares no son suficientes. Para Ortiz, recurrir a este grupo muestra la falta de profesionalismo, la incapacidad, la falta de voluntad de combate y la tremenda desorganización de las Fuerzas Armadas regulares rusas.
“La segunda cosa que esto revela es el terrible proceso de desinstitucionalización del Estado ruso, que tiene que hacer la guerra recurriendo a una compañía privada en manos de un individuo con un pasado criminal. Entonces esto nos habla mucho de la fragilidad tremenda del Estado ruso”, agrega.
Desafío para Putin
También queda en evidencia el ascenso de las fuerzas y actores ultranacionalistas más duros de la política rusa. “Todo el entorno de Putin es muy radical y se ha radicalizado más durante los últimos años. En el último año, después de la invasión a Ucrania, este proceso se ha acelerado de una manera más fuerte”, dice Ortiz.
El experto recuerda que el grupo Wagner no es la única estructura regular que está utilizando Putin en la guerra contra Ucrania, sino que las unidades chechenas también forman parte, al menos por fuera, de las unidades de las Fuerzas Armadas rusas.
No sorprende entonces que Prigozhin, más conocido por su papel como empresario que por sus actividades criminales, tenga conexiones políticas con los sectores más ultranacionalistas de la política rusa. Incluso se ha rumoreado que estaría en condiciones de lanzar un partido político.
“De alguna manera el grupo Wagner se ha convertido en esa pieza vinculada a las ambiciones políticas cada vez más evidentes de Yevgeny Prigozhin, que se ha situado dentro del círculo más próximo de Putin como una figura importante”, advierte Ortiz.
Manuel Santillán, docente investigador de la Universidad de Lima y experto en diplomacia pública, pide tener en cuenta que las informaciones y victoria del grupo Wagner pueden responder a una estrategia de propaganda de guerra rusa, que justamente procura filtrar este tipo de contenido para generar incertidumbre.
“Esto podría aumentar debido a que en los últimos días se ha anunciado desde Occidente el envío de tanques hacia territorio ucraniano, algo que genera la incomodad de Rusia, que busca contrarrestar el avance que ha venido haciendo el Ejército ucraniano en los últimos meses con ayuda de las fuerzas occidentales”, dice a este Diario.
¿Hay algún riesgo para Putin al recurrir a este tipo de mercenarios? “El mayor riesgo es que usar a Wagner puede ser visto como síntoma de una enfermedad más grande que ataca al Estado Ruso, y es la fragilidad institucional. Todo eso envía señales de que la arquitectura del Estado Ruso se está debilitando y hace más verosímil la inquietud que genera la opción de que la aventura militar de Putin termine en un colapso del Estado”, concluye Ortiz.