El gángster James Whitey Bulger, conocido en EE.UU. por ser jefe de la mafia irlandesa en Boston en los años 70 y 80, fue condenado hoy a dos cadenas perpetuas consecutivas, más cinco años en prisión, por cargos de asesinato, extorsión, lavado de dinero y tráfico de armas.
En ese tiempo la banda de Bulger, centrada en el sur de la ciudad, y sus rivales de la mafia italiana, con conexiones en Nueva York, protagonizaron una sangrienta batalla por el control de Boston.
Bulger, de 84 años, fue encontrado culpable de 11 asesinatos cometidos durante sus años al frente de la temida Winter Hill Gang, que controlaba gran parte del negocio de tráfico de drogas, extorsión y apuestas ilegales de la ciudad, señalaron fuentes judiciales.
El gángster fue un fugitivo de la Justicia estadounidense durante más de 16 años, acompañando a Osama bin Laden en la lista de los más buscados, y su figura fue inmortalizada por el actor Jack Nicholson en la película Los infiltrados de Martin Scorsese.
Durante los dos meses que duró el juicio, la acusación retrató a Whitey como un asesino despiadado, que mataba a cualquiera que viera como una amenaza e incluso a gente inocente que había visto lo que no debía.