Desde que se impusieran cuarentenas, flexibles o estrictas, en diversas partes del mundo para luchar contra el COVID-19, el impacto en la sociedad ha sido duro. Sacrificar la propia libertad para salvar a los demás, y al mismo tiempo salvarse a sí mismo.
El coronavirus ha cambiado el mundo, y de eso no hay mucha duda. Pero para algunos, esta ‘nueva normalidad’ es un peligroso desafío a sus derechos: derecho a movilizarse, a reunirse, a abrir sus negocios, a vivir.
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Estos son algunos países donde se han realizado protestas, con diferentes motivaciones, en contra del confinamiento:
Estados Unidos
La primera potencia mundial es el país con más infectados y número de muertos por COVID-19 y vive una disyuntiva: preservar su ideología libertaria, donde el individualismo está por encima del bienestar total de la sociedad y seguir moviendo el motor de la economía, o salvar las vidas de sus enfermos.
El país nunca ha estado en cuarentena total, pues eso quedó a discreción de los gobernadores de los estados. El presidente Donald Trump, criticado por su tardía respuesta a la pandemia, siempre ha estado a favor de que las actividades económicas no se detengan e incluso el viernes pidió que se retomen las ceremonias y cultos en las iglesias.
Sin embargo, las movilizaciones contra las restricciones no han parado desde hace semanas. Si bien no son numerosas, se trata, sobre todo, de un sector de la población de extrema derecha, amante de las armas y base electoral de Trump. Y además, activistas antivacunas y conspiracionistas que creen que el coronavirus es una farsa creada por Bill Gates o el multimillonario Soros. Algunas protestas se dieron en el mismo Washington, pero otras se han extendido a Texas, Michigan, Pennsylvania, Wisconsin. La mayoría de manifestantes, además, lo hacen sin mascarillas y sin respetar la distancia social recomendada.
De hecho, una manera de protestar ha sido instalar ‘peluquerías al paso’, una actividad aún considerada de riesgo por los especialistas debido a la cercanía entre el cliente y el peluquero o barbero. Así ha ocurrido en Texas o frente al capitolio estatal en Lansing, Michigan.
“Se trata de la extralimitación del gobierno. Es una tiranía lo que estamos viviendo en Michigan”, dijo a una televisora local una de las organizadoras, Meshawn Maddock, miembro de la Coalición Conservadora de Michigan. En ese estado, la gobernadora es la demócrata Gretchen Whitmer.
“Se están realizando protestas porque la gente está perdiendo todo lo que tiene. Es muy simple cuando tus opciones están entre abrir tu negocio o perderlo porque no pagas las cuentas”, explica a EFE David Amad, vicepresidente de Open Carry Texas, un movimiento dedicado a proteger el “derecho constitucional” de portar armas de fuego y que ha organizado varias de las manifestaciones contra el confinamiento.
Son estas mismas personas que señalan que tomando zinc, vitamina C, exponerse a rayos ultravioleta y nebulizaciones de peróxido de hidrógeno es suficiente para combatir al coronavirus. Eso, además de renegar de la tecnología 5G.
Pero no solo eso. Enarbolar la ‘libertad’ también está permitiendo que algunas personas decidan no llevar mascarillas en público argumentando que tienen una afección médica –que no tienen obligación de revelar- que les prohíbe llevarlas. Varios de estos casos han circulado en redes sociales, donde se les ve discutiendo con encargados de locales comerciales, quienes les exigen los tapabocas.
Brasil
Si hay algún mandatario que reniega cada día de la cuarentena y de las medidas de confinamiento, ese es Jair Bolsonaro. Con los números de contagiados y muertos disparándose en el país, el presidente sigue desafiando el distanciamiento social, lo que ha provocado la renuncia, en menos de un mes, de dos ministros de Salud.
Los partidarios de Bolsonaro, que no son pocos, no han dudado en realizar manifestaciones a favor del presidente y en contra de los dictámenes de los gobernadores estatales, que sí establecieron cuarentenas aunque no de manera obligatoria. En el Palacio de Planalto, en Brasilia, el mandatario suele recibir cada domingo a sus seguidores, muchos de ellos sin mascarillas, y él no ha dudado en cargar a niños, que según la recomendación de los médicos deberían estar en casa, y posar ante la prensa.
Pero los que apoyan a Bolsonaro también son los consumidores principales de ‘fake news’, donde se habla de las ventajas de la cloroquina, la medicina superpromocionada por el presidente para combatir al COVID-19, pero cuyo uso aún está en evaluación.
Alemania
Las protestas en el más poderoso país de Europa están preocupando cada día al gobierno de Angela Merkel. En las últimas semanas, miles de personas han salido a protestar en una decena de ciudades alemanas en contra de las restricciones que ha traído la lucha contra el coronavirus.
Aunque Alemania es uno de los países donde se ha combatido con mayor eficacia la pandemia, los movimientos de extrema derecha, alentados por el partido Alternativa por Alemania (AfD), han aprovechado la ocasión para criticar el confinamiento, que no ha sido estricto en ningún momento, y el distanciamiento social.
Así como en Estados Unidos, en estas manifestaciones germanas han aparecido negacionistas, conspiracionistas y también antisemitas. Un cóctel complicado de digerir, según lo considera Felix Klein, comisario del gobierno para la lucha contra el antisemitismo, en un artículo publicado en el diario “Süddeutsche Zeitung”, quien recuerda que en la historia a los judíos “se les culpó de la peste y de envenenar los pozos”.
Chile
En el vecino país, las protestas no son enarboladas por la extrema derecha. Se trata, más bien, de los afectados directamente por las consecuencias económicas de la pandemia y la cuarentena estricta que el gobierno recién ha instaurado en Santiago, ante la multiplicación de los contagios y los muertos.
"Si no nos mata el virus, nos mata el hambre", decía uno de los carteles que portaban los manifestantes la noche del pasado lunes en la comuna de El Bosque, una de las zonas más pobres de la capital. Aunque Santiago no tuvo un confinamiento total, se decretaron cuarentenas por sectores y desde hace dos meses muchas actividades económicas han estado paralizadas. Entonces, la decisión de hacer una inmovilización estricta encendió la chispa. Con piedras y palos, cientos de pobladores se enfrentaron con los policías antimotines, que hicieron recordar los momentos de mayor convulsión social que vivió Chile a fines del año pasado.
España
Aunque el país ya inició la ruta de la desescalada, las críticas contra la gestión de la pandemia por parte del gobierno de Pedro Sánchez no han sido pocas. Esta semana, en varios barrios acomodados de Madrid, la gente salió a las calles para pedir la dimisión del presidente.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?
Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).
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