El mundo superó este jueves el millón de casos de coronavirus, en momentos en que la comunidad internacional libra una feroz batalla contra el reloj para evitar el colapso de los sistemas sanitarios, mientras trata de garantizar que la población se quede en casa.
Aunque la enfermedad apareció en China a fines del 2019, el mayor avance de la pandemia en el mundo se puede ver en las cifras de días recientes. Según la agencia Reuters, los primeros 100.000 casos de COVID-19 fueron reportados en alrededor de 55 días y los primeros 500.000 en 76 días. Los casos se duplicaron a 1 millón en ocho días.
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Mientras el virus continúa expandiéndose, la mayoría de países siguen paralizados. Fronteras cerradas, pérdidas económicas y más de la mitad de la población mundial confinada, son solo algunas de las consecuencias más notorias de esta emergencia.
El Comercio conversó al respecto con el médico infectólogo Ciro Maguiña, docente principal de la Universidad Cayetano Heredia y vicedecano nacional del Colegio Médico del Perú. El experto analiza las enseñanzas que va dejando hasta el momento el virus, que ya ha matado a más de 50 mil personas en 188 países.
— ¿Qué nos dicen las últimas cifras del estado actual de la pandemia en el mundo?
Primero, que esta enfermedad es muy contagiosa, compárala con los 8.000 casos del SARS y los 2.000 del MERS, que eran los antiguos coronavirus. El COVID-19 ha superado largamente a sus anteriores parientes. El segundo mensaje es que al ser un virus nuevo ha tenido a nivel clínico un distinto comportamiento, con un patrón clínico radiológico que es totalmente nuevo comparado con virus anteriores.
El tercer mensaje que da haber alcanzado esa cifra es que el comportamiento del virus ha variado según los planes de contención o mitigación en cada país. Los chinos al inicio cometieron errores, pero después cumplieron la cuarentena y el aislamiento, lo que funcionó de manera contundente. Corea del Sur hizo su propia estrategia de pruebas rápidas porque tienen la tecnología. Además, hay que rescatar que la cultura oriental contribuyó. China, Corea del Sur, Taiwán tienen una cultura particular en la que no hay besos, no hay caricias, eso es otro valor agregado a la cuarentena y al distanciamiento social.
Un cuarto mensaje es que en países como China o Corea del Sur la gente hace caso y eso hace una diferencia. Un quinto mensaje está relacionado con la actitud de los políticos. Hemos visto que hay presidentes que privilegian el tema económico antes que la salud pública y el virus no respeta eso.
— ¿La crisis se ha salido de control o esto estaba pronosticado?
Se ha salido de control. Al inicio, incluso la OMS dijo que esto era una gripe leve, pero después todo cambió. Pasó de ser una simple gripe a una enfermedad que causa alarma mundial, siendo su letalidad una de las más bajas del mundo, lo que es paradójico. ¿Por qué asusta tanto esta enfermedad? Porque hoy tenemos Internet, tenemos medios por los que todo el mundo se entera de la rápida propagación y esto causa alarma y ha generado la crisis económica, turística en todo el mundo. Pero la otra enseñanza es que esto ha permitido rescatar al planeta en cuanto a la contaminación y la delincuencia, estos logros positivos también constituyen las paradojas de esta pandemia.
— Ha mencionado la baja letalidad del coronavirus frente a pandemias anteriores.
Si tú comparas, la gripe española mato a 50 millones, el VIH mató a 35 millones. Hasta ahora con esta pandemia han muerto 50.000 personas, no tiene punto de comparación con la letalidad de los grandes brotes que hemos tenido en los siglos pasados. Gracias a la información, la gente está más comunicada y está más enterada. Paradójicamente, en un siglo moderno, que tiene tanta tecnología, hoy se ha vuelto a lo que era lo elemental de la salud, a la medicina preventiva: agua, jabón, lejía, cuarentena. La gente se había olvidado de esas cosas de las que se hablaba desde la época de la peste, cuando no había conceptos de higiene. Hoy la higiene vuelve a tener un rol de importante.
— De acuerdo al pico al que se está llegando en varios países, ¿cuán rápido puede seguir ascendiendo la cifra de contagiados?
Depende. Recuerde que esta influenza dura más o menos cerca de tres meses, en promedio. China ya está en fase de caída, lo que no significa que vaya a desaparecer, esto demora tres o seis meses más o menos. Dependiendo del lugar, podemos hablar de tres meses y en el mundo yo diría que esto desaparecerá para fines de este año. Pero ojo, se ha visto en otras enfermedades que hay luego vienen otras olas. Hay que tenerlo en cuenta.
— La enfermedad ha colapsado los sistemas sanitarios incluso de los países más desarrollados. ¿Qué nos dice eso?
Así es, si ahora estamos mal… en general, el sistema sanitario va a colapsar. Perú no aguanta más casos, esa es la realidad que se viene por más esfuerzos que hemos hecho. Mira a Ecuador, colapsado. Estados Unidos, el país más rico del mundo, colapsado. Lo que no ha sucedido en China, ni en Corea del Sur, ni en Alemania. Es muy interesante. En Italia y España lo que no ha funcionado es el plan de contención, esa es la gran autocrítica. No se aplicaron los criterios de contención y no tuvo el apoyo político y de la población. Eso muestra que no basta con tener un buen sistema sanitario, sino que es clave el enfoque técnico, político y social.
— También estamos viendo que varias ciudades del mundo, como Guayaquil en Ecuador, tienen graves problemas para garantizar el manejo adecuado de los cadáveres…
El pánico y miedo, que, como mencioné antes, se han generado por lo que se ve en los medios y la rapidez con la que se propaga la información, han hecho que la gente actúe como si estuviéramos en la época de la peste, cuando en realidad los cadáveres incinerados y bien protegidos no van a contagiar. Yo considero que el pánico es lo que genera todo esto.
— Los países concuerdan en que hasta que haya una vacuna la clave para hacer frente a la enfermedad sigue siendo la misma: quedarse en casa. ¿Cree que esa seguirá siendo la estrategia mundial?
Sí, eso se ha hecho evidente en este brote y en otros brotes. Eso funcionaba en la época de la gripe española, de la gripe china y también en la influenza. La mejor medida, y la más barata, es la cuarentena y la contención. Y eso lo revelan los modelos matemáticos, las experiencias. Sucedió también en la última pandemia de influenza. Cuando, tardíamente, cerraron los colegios la enfermedad se pudo parar.
— ¿Y cómo ve el panorama para el Perú?
En caso de Perú: ni pánico, ni pasividad, realismo. Yo creo que todavía tenemos para abril y mayo, tenemos que mantener las medidas vigentes de manera sostenida. La data actual presentada por el presidente de más de 1000 casos es parcial, incompleta, no están muchas decenas de pacientes con casos probables basados en criterios clínicos y radiológicos de COVID-19, que se ven en todos los hospitales del país. Son los casos probables y se usan en muchos brotes, por ello deben sincerarse estos datos para que las acciones de aislamiento social duren y no colapse el actual precario sistema sanitario. Hay que decirlo.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
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