El régimen comunista de Vietnam comenzó este jueves con gran pompa su congreso quinquenal para renovar a sus dirigentes, pero la vieja guardia se resiste a ceder el puesto a los reformistas, con la apertura económica como telón de fondo.
La policía cerró carreteras, y la red de telefonía móvil está bloqueada. Hanói acoge durante una semana a unos 1.500 delegados del partido comunista, al frente del país desde el final de la guerra en 1975, para negociaciones a puerta cerrada.
Está en juego la elección de los tres principales dirigentes - el secretario general del partido, el presidente y el primer ministro - y las líneas maestras de los próximos cinco años.
Se enfrentan dos clanes: los reformistas liderados por el primer ministro Nguyen Tan Dung y la vieja guardia tradicional del partido, que según fuentes internas parece ganar la partida.
"La carrera política de Nguyen Tan Dung puede ser declarada 'clínicamente muerta'", afirmó a la AFP un funcionario del partido comunista que pidió permanecer en el anonimato.
Al parecer su nombre no figura en la lista de los candidatos a los puestos más importantes, aunque muchos de los participantes estiman que es todavía demasiado pronto para descartar completamente que vaya a estarlo.
Nguyen Tan Dung, considerado prooccidental, es primer ministro desde 2006. Fue él quien supervisó la adhesión de Vietnam a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la participación del país en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) impulsado por Estados Unidos.
Dung es el candidato preferido de los inversores extranjeros deseosos de ampliar su acceso al mercado en este país de 90 millones de habitantes y con una economía en pleno crecimiento.
Frente a él se sitúa el jefe saliente del partido, Nguyen Phu Trong, un conservador con vínculos estrechos con Pekín que intenta conservar su cargo a toda costa colocando a aliados en puestos clave.
"La vía del socialismo se adapta todavía a la realidad de Vietnam", declaró en la apertura de la reunión.
- 'Presión de China' -
La marginación de Dung sería una mala noticia para los reformistas de este país de partido único, estiman los analistas.
"Con Dung, el país progresará más y mucho más rápido" en las reformas del mercado, los acuerdos de libre comercio y las relaciones con Estados Unidos, explica a la AFP Carl Thayer, experto en Vietnam.
También se considera que el primer ministro es más crítico en el litigio marítimo con China, que esta semana desplazó una plaforma petrolera en aguas reivindicadas por Hanói.
"China sigue manteniendo la presión sobre los dirigentes vietnamitas, en particular antes y durante el congreso del partido", analiza Duong Danh Dy, un diplomático vietnamita jubilado que pasó 14 años en la embajada en Pekín.
China reivindica casi todo el mar de China Meridional, pero Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunéi y Taiwán consideran que la soberanía de distintas zonas de estas aguas les pertenece.
En 2014, la instalación por parte de Pekín de una plataforma petrolera en aguas marítimas reivindicadas por Hanói había provocado disturbios antichinos en Vietnam.
El duodécimo congreso del partido también tendrá que aprobar un plan económico para los próximos cinco años en este país, con un crecimiento de 7% en 2015, uno de los más altos del continente.
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