¿Por qué jugar un mundial por un país que no es el tuyo? El curioso caso de 137 futbolistas en Qatar 2022

Son 38 los países que ‘aportan’ jugadores a este Mundial. La nación que más jugadores vio nacer en su territorio es Francia, coincidentemente con el mismo número de representantes. Los galos dominan este ranking, quedándose con un tercio del pastel. Le siguen Inglaterra con 17 y después quedan muy lejos Alemania y España con siete convocados.

En esta extensa lista encontramos países que no registran participación alguna en Mundiales. Destacan valores como Ansu Fati (Guinea Bisáu / España), Steve Mandanda (Congo/ Francia), Xherdan Shaquiri (Kosovo / Suiza), Thomas Deng (Kenia / Australia), Musab Kheder (Sudán / Qatar) y Óscar Duarte (Nicaragua/ Costa Rica).

Marruecos es la única selección que cuenta dentro de su nómina con más de la mitad (53%) de futbolistas nacidos en otros territorios. Un poco más atrás se ubican Senegal, Túnez, Gales y Qatar, cuya listas de convocados tienen al menos a diez extranjeros. Sudamérica solo tiene una mínima presencia con Ecuador y Uruguay.

En la otra esquina tenemos a los equipos que se nutren solo con jugadores originarios. La lista se reduce a cuatro: Brasil, Argentina, Polonia y Arabia Saudita. Justamente en este grupo encontramos a la ‘Tri’, elenco que hace poco estuvo envuelto en la polémica por el supuesto fraude en la inscripción de Byron Castillo -lo excluyeron de Qatar 2022-, quien realmente habría nacido en Colombia.

Acaparación mundial

Si contamos todos los jugadores nacidos en Francia que disputarán Qatar 2022, los cálculos nos arrojan que podríamos formar casi siete equipos. ¡Una locura! Es decir, el 8% de los llamados para esta cita mundialista vieron la luz a este mundo en algún lugar de suelo galo.

El 93% juega por un seleccionado africano. Esto debido a las innumerables colonias que tuvo Francia en África, como Argelia. La decisión de defender la camiseta del país de sus padres o antepasados pasa mayormente por la ardua competencia que tienen para llegar a formar parte de la selección francesa. Encuentran en estos equipos alternativa perfecta para brillar en el ámbito de selecciones.

También está el caso de aquellos que desde pequeños fueron considerados para los elencos juveniles de ‘Le Blues’, pero que con el pasar del tiempo dejaron de ser considerados. Aquí tenemos a Kalidou Koulibaly, zaguero central del Chelsea, convocado hasta la Sub 20 de Francia.

Migración y sentido de pertenencia

Lo de Marruecos no llama la atención. Es más, para esta Copa del Mundo disminuyó su número de futbolistas con otros pasaportes. En Rusia 2018, los ‘Leones del Atlas’ tuvieron 17 de 23 convocados bajo esta circunstancia. Y es que la migración es una realidad con la que conviven desde hace más de 20 años.

Según la ONU (2019), el 8.83% de la población de Marruecos está rotulada como emigrante. Este fenómeno viene ocurriendo por la delicada situación económica que afrontan, motivo por el cual muchas familias buscan oportunidades en el extranjero. Aunque se encuentren lejos de casa, los padres se ven obligados a instruir a sus hijos bajo el dogma del amor por sus raíces. Por ello, una vez que estos crecen no dudan en acudir al llamado de su selección.

Las figuras más destacadas de este elenco forman parte de este pelotón. Tal es el caso de Achraf Hakimi (España), Hakim Ziyech (Países Bajos) y Yassine Bounou (Canadá). Estrellas que siempre tuvieron claro que pase lo que pase iban a representar al elenco que llevan en la sangre. Por más que esto significó perder la oportunidad de representar a un país más importante futbolísticamente.

El caso Davies

Canadá retornará a un Mundial después de 36 años. Sin lugar a dudas, su máxima figura es Alphonso Davies, lateral izquierdo del Bayern Múnich. Hoy el mundo entero lo identifica plenamente con el país de la hoja de maple, aunque sus primeros golpeos al balón los dio a 10 mil kilómetros de distancia. Específicamente en Buduburam, Ghana.

Su nacimiento se dio en un campo de refugiados, al cual sus progenitores llegaron huyendo de la Segunda Guerra Civil en Liberia. “Para sobrevivir tenías que empuñar un arma y no estábamos dispuestos”, señaló su padre en una entrevistando, explicando por qué decidieron salir de suelo liberiano. Allí permanecieron hasta que ‘Phonzie’ cumplió cinco años. Una vez terminada la guerra se acogieron al programa de la ACNUR (agencia de refugiados de la ONU) para instalarse y comenzar una nueva vida en Canadá.