Para los privilegiados que lo vieron jugar, Edson Arantes do Nascimento -Pelé- fue el mejor de todos los tiempos. Un adelantado a su época que ganó tres mundiales (Suecia 58, Chile 62 y México 70). Para contextualizar e intentar dimensionar su logro: Maradona solo ganó una Copa del Mundo; Messi y Cristiano, ninguno (por ahora). O’Rei recogió desde los escombros a un seleccionado brasileño que en 1950 había sufrido el ‘Maracanazo’ a manos de Uruguay y lo hizo la potencia futbolística que es ahora.
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“Un cuerpo dibujado para jugar al fútbol con fiereza y elegancia, una mirada que envolvía toda la cancha, una técnica exacta y armoniosa, una cabeza competitiva que tenía un mago adentro, un coraje y una astucia barrial, la belleza del conjunto”, lo descifró alguna vez Jorge Valdano, el campeón del mundo con Argentina en 1986 que creció admirando a Pelé.
Debutó en el Santos a los 15 años (casi 16, edad en la que hizo su estreno con el Scratch) y jugó por más de 20 años. Durante esos años pisó suelo peruano en varias ocasiones dejando incontables historias para contar. Desde mediados de los años 60 e inicios de los años 70, el brasileño viajaba constantemente con su equipo, el Santos de Brasil, y vino al Perú para jugar partidos contra Universitario de Deportes y Alianza Lima, pero también contra Sport Boys y hasta con Melgar en Arequipa. Cada paso que daba era un acontecimiento.
En una de sus visitas, Pelé tuvo una anécdota increíble con Hugo Sotil, el Cholo, uno de los mejores jugadores en la historia del fútbol peruano, y también con el gran Pocho Rospigliosi, una eminencia del periodismo deportivo en nuestro país.
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Pelé y su visita al Perú para ser entrevistado por Hugo Sotil
A inicios de 1970, Pelé, bordeando la base tres, visitó al Perú en medio de cuestionamientos por su edad. Quedaban pocos meses para que se jugara el Mundial de México y su presencia no estaba cien por ciento confirmada. Cuando pisó suelo peruano, el brasileño se fue al Hotel Savoy, en el Centro de Lima, para juntarse con otros cracks, entre ellos Hugo Sotil.
“Esa vez nos reunimos con Pelé, toda la gente de Sudamérica. Y entra Edson Arantes con su abrigo de visón, se sienta a mi lado. Yo tengo una foto antes del mundial con él”, recordó hace poco en una entrevista a un medio local, Sotil, que en esa época tenía apenas dos años de haber debutado con el Deportivo Municipal y aún lucía la cabeza rapada.
Un jovencito Sotil estuvo al lado de O Rei y tuvo la oportunidad de hacerle una pregunta gracias a Pocho Rospigliosi. “Él fue quien me llevó para hacer la entrevista y me dijo que le haga una pregunta”, señaló. ¿Qué le voy a preguntar yo?, le cuestionó el entonces futbolista al periodista, quien le respondió al oído para que nadie más se sepa.
Un ingenuo Hugo Sotil decidió ampararse en el experimentado periodista deportivo. Sin embargo, no esperaba que aquella consulta iba a incomodar al astro brasileño. “A Pelé lo estaban cuestionando, un entrenador Saldaña que no lo quería y decía que estaba viejo y lesionado. Pocho me dice que le pregunte a Pelé que cuando se retira. Le dije ‘Edson, hasta cuando piensas jugar’ y él me dice: “¡¿Tú también me estás retirando del fútbol?!”, recordó.
Más allá de las críticas, Pelé fue convocado para disputar la Copa del Mundo de México 1970 y se proclamó campeón por tercera vez. “Salió elegido como el mejor jugador”, finalizó Sotil. Y sí, ese Mundial, Edson Arantes dio cátedra de cómo jugar al fútbol, dejando en la hemeroteca archivos que continuarán por muchas generaciones más.
Pelé y México 70, el Mundial de oro
Muchos expertos consideran a México 70 como el mejor mundial de la historia del fútbol. Brasil y Pelé tienen mucho que ver en esa denominación. El astro, con 30 años, era más un constructor que un artillero, por lo que su fútbol se dejaba disfrutar, deleitar.
De hecho, en ese mundial tuvo las jugadas más famosas de su carrera. Paradójicamente, ninguna de estas terminó en gol. Contra Checoslovaquia disparó desde pocos metros antes de la media cancha y por unos centímetros no entró en la red. Contra Inglaterra, el mítico portero Gordon Banks le atajó un certero cabezazo que iba directo al gol.
Más famoso aún fue el engaño que improvisó en el partido contra Uruguay: Pelé recibió un pase cruzado mientras avanzaba hacia la portería, y en vez de tocar la pelota, la dejó pasar. El portero, el legendario Ladislao Mazurkiewicz, creyendo que donde estaba el jugador estaba el balón, cayó en el engaño. Pelé le hizo un ocho, giró a la derecha, alcanzó el balón y con una media vuelta muy forzada disparó sobre el arco vacío. Pero, rebelde, la pelota se desvió por unos centímetros.
Toda jugada que hayas visto de tu jugador favorito, Pelé ya la hizo primero.
— ً (@vamosrojiblanco) December 3, 2022
Todas las oraciones con O Rei Pelé. 🇧🇷🙏🏻 pic.twitter.com/YRahZMM3fm
El momento apoteósico llegó en la final contra Italia. Ambos países habían ganado dos mundiales y el que venciera en ese partido se llevaba para su casa la copa Jules Rimet, la máxima distinción en el fútbol hasta ese momento, destinada en definitiva para el primer país que ganara tres torneos. De hecho, luego de ese mundial, la FIFA cambió el trofeo por el actual.
Brasil ganaría contundentemente 4-1 con una exhibición de O Rei que no necesitó marcar para llevarse todos los aplausos. Nunca antes ni después un individuo había llegado a la cima de su carrera en el fútbol de manera tan contundente. Pelé había pasado de rey de un deporte a rey del mundo. Y esos cuatro goles aún son los más vistos en YouTube después de ‘la mano de Dios’ y del ‘gol del siglo’ de Maradona contra Inglaterra en el mundial de 1986.
Después de eso, Pelé acabó contratado por el Cosmos de Nueva York, que le pagó cinco millones de dólares, una cifra sin antecedentes en ese momento. De allí en adelante llenaba los estadios no con sus goles, sino con su nombre. Gradualmente fue decayendo y se retiró en 1977, a los 36 años.
Perú vs. Brasil en 1970, el reencuentro de Pelé y Sotil
Para entender la importancia del mítico Perú vs Brasil de 1970, hay que remontarse a cuatro años atrás. El Mundial de Inglaterra 1966 había dejado la postal de Pelé saliendo de la cancha con ayuda, tras ser molido a golpes por los portugueses: la ‘canarinha’ se quedó con 10 hombres y los ‘verdugos’ que ajusticiaron al ‘10′ siguieron jugando (no existían las tarjetas, ni los cambios). Y Portugal venció 3-1. Es decir, ganaba el que más pegaba. Entonces, los expertos se preguntaban si valía la pena organizar torneos que se convertirían en un festival de patadas.
Por suerte, en tierras aztecas irrumpieron el fabuloso Brasil, liderado por ‘O Rei’ de 30 años y Perú, con un ‘Nene’ de 21. Pelé, Teófilo Cubillas, Hugo Sotil y compañía demostraron al mundo que el vistoso juego ofensivo puede ser el más efectivo. Ambas selecciones, que regalaron el mejor fútbol en la fase de grupos, se enfrentaron en cuartos de final, el 14 de junio en Guadalajara. Ganó el Scratch 4-2. Y ganó el fútbol, con un partido considerado como uno de los mejores de la historia de los mundiales.
La revista ‘La Copa 82′, editada en Argentina e impresa en España, resume a la perfección este concepto: “La revolución encabezada por Brasil y Perú es contagiosa. Todos comienzan a jugar al ataque. Y de pronto, el Mundial se convierte en una fiesta de gol. ¡El fútbol está salvado!”, publicó en su fascículo número 13.
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