Ekolu Brayden Hoapili y su novia escaparon de las llamas en Hawái, pero no consiguen sacudirse de la memoria las imágenes de destrucción en el retrovisor de su carro, ni la tristeza de ver a su pueblo arder en llamas.
“Creí que moriría”, dijo el joven de 18 años que se debate entre la alegría de haber sobrevivido gracias a la rápida huida y el arrepentimiento de no haberse quedado para ayudar a la gente.