María Isabel Granda Larco, conocida artísticamente por el nombre de Chabuca Granda, nació el 3 de septiembre de 1920, en el asentamiento minero Las Cotabambas Aurarias, región de Apurímac. Cuando tenía solo 3 años su familia se trasladó a Lima, al distrito de Barranco, en un rancho en La Bajada de los Baños.
A los doce años encuentra su vocación por el canto y durante su juventud ingresa a la Asociación de Artistas Aficionados, involucrándose en teatro y ópera. Junto a su gran amiga Pilar Mujica formó el dúo Luz y Sombra cantando música mexicana. Luego al lado de las hermanas Martha y Rosario Gibson conformaría un trío musical, presentándose en Radio Miraflores y Radio Nacional.
Luego de percibir esa extraordinaria susceptibilidad musical, Chabuca Granda compuso más de un centenar de canciones, basadas en el folclore y en la historia del país. Entre sus discos más representativos se encuentran 'La flor de la canela', 'Fina estampa', 'José Antonio', 'Bello durmiente' y un extenso repertorio de temas que, hasta la fecha, diferentes artistas a nivel nacional e internacional continúan interpretando.
Compositora incomparable, de una retórica personal, que encontraba sus versos entre los “chalanes” o jinetes de caballos de paso, en las mujeres diferentes que paseaban airosas por los callejones del Rímac, entre los gallos de pelea de las plazas o en los rincones del barrio bohemio de Barranco, Granda vulneró los géneros de la canción criolla que tocó sin traicionar su esencia.
Su interpretación de valses, marineras o zamacuecas hacen que, se le conceptúe, una artista innovadora y tradicional al mismo tiempo. Su fama rebasó fronteras y es una de las compositoras más conocidas a nivel mundial, viajando constantemente por toda Iberoamérica. Muchos cantantes interpretaron sus composiciones, como Caetano Veloso y Celia Cruz con 'Fina estampa', o Plácido Domingo, 'Bola de Nieve' y Julio Iglesias con 'La Flor de la Canela'.
Su trabajo de investigación y difusión de nuestra música constituye un legado eterno. A 103 de su nacimiento, su herencia en la historia artística de América Latina, ha sido muy grande, tanto en lo musical como en lo poético. Contaba en sus canciones las cosas que vivía, le cantaba a Lima y al Perú que tanto amaba, a sus calles, a su geografía, a sus amores y desamores, a sus sueños. Le cantaba a la vida entera, las imágenes y sentimientos que le brotaban del corazón.
El reconocimiento del mundo a la obra de Chabuca Granda la transformó en una de las peruanas más importantes del siglo XX, y le ha valido un lugar en la memoria de todos, como un ícono a nivel artístico. Nuestra Chabuca, murió el 8 de marzo de 1983 en Miami, Estadios Unidos; tras una delicada enfermedad. ¡Grande y eterna, Chabuca!