La zona cercana al al río Rímac era usada por vendedores informales de artículos, en su mayoría de contrabando. Con el tiempo, ese lugar fue conocido como el Campo Ferial Polvos Azules y era considerado de riesgo por la delincuencia que se producía a las afueras de la feria y las zonas adyacentes.
Así, en los años 80, la zona colindante con el río hablador era un foco de marginalidad urbana e informalidad. Ante esto, en 1987, se propuso el Plan del Centro de Lima, que proponía la recuperación del Centro Histórico con base en un programa de restitución de los espacios públicos.
Este proyecto recién se llevó a cabo diez años después bajo el Plan de Ciudad segura, limpia y ordenada del Dr. Alberto Andrade Carmona. ¿Por qué Polvos Azules? El nombre se debe a que en la época de la colonia en la cuadra 1 del jirón Santa (hoy Alameda Chabuca Granda) se instaló una curtiembre que teñía de azul los cueros y dejaba desperdigada en las calles la tinta en polvo.
Cuando querías adquirir un nuevo producto, ya sea una prenda de vestir, algún artefacto eléctrico o algo de última generación, siempre te recomendaban que vayas a Polvos Azules para que lo puedas encontrar a un precio más accesible, en comparación con la tienda oficial. La piratería y el contrabando no fueron ajenos en este tipo de locales.
En 1991, cuando la ciudad de Lima fue declarada Patrimonio de la Humanidad, el municipio ordenó el retiro de los comerciantes, mudanza que se terminaría adelantando por un incendio que se suscitó en dicho local.
Aquellos emprendedores de la década de los ochenta ya se habían convertido en empresarios y compraron un terreno para construir el 'Centro Comercial Polvos Azules', local que actualmente se ubica entre la cuadra 2 y 3 de Paseo de la República, cerca a la Plaza Grau.
Luego del desafortunado incidente, este lugar fue completamente restaurado y en honor al legado de la cantautora peruana, y con la gestión de Alberto Andrade, ese espacio dejo de llamarse Polvos Azules y pasó a denominársele 'Alameda Chabuca Granda'.
El cambio no solo fue en el nombre. Lo que antes era únicamente una extensa plataforma de concreto, ahora se revestía con anfiteatros, bancas, faroles de alumbrado, árboles y una gran escultura moderna de color rojo que estilizaba la figura de la cantante criolla Chabuca Granda.
Considerado un espacio muy visitado por los limeños, la Alameda Chabuca Granda, busca rendir homenaje a la famosa compositora. Cuenta con una vista privilegiada desde donde se puede observar parte del distrito del Rímac, disfrutar de un paseo y unos deliciosos dulces peruanos.