Los avances científicos pueden llegar de la forma más inesperada. Una tableta de chocolate derretido permitió que Percy Spencer de la corporación Raytheon creara el horno microondas que hoy está en todas las cocinas del globo, mientras que el bacteriólogo Alexander Fleming descubrió la penicilina cuando unas muestras fueron invadidas por un hongo, y de esta manera se han salvado millones de vidas en el mundo.
Por ello, no resulta extraño que físicos de la Universidad de Lehigh notarán en una primera investigación publicada en 2019 que una popular salsa los ayuda en la comprensión de procesos en la fusión nuclear.
Ante el inexorable cambio climático, uno de los anhelos de la comunidad científica es encontrar una fuente de energía limpia casi ilimitada para la humanidad. Se cree que con la fusión nuclear se podría llegar a obtener. No obstante, reproducir las condiciones extremas del Sol en la Tierra no es nada sencillo y ese es un requisito en la fusión nuclear.
Debido a esta dificultad, el equipo de Arindam Banerjee, profesor de Ingeniería mecánica de la universidad, aborda este problema desde varias disciplinas y con mucha originalidad. Y es aquí donde una salsa que solemos usar para acompañar papas fritas hace su contribución a la ciencia: la mayonesa.
“Seguimos trabajando en el mismo problema, que es la integridad estructural de las cápsulas de fusión utilizadas en la fusión por confinamiento inercial, y la mayonesa sigue ayudándonos en la búsqueda de soluciones”, sostuvo Banerjee.
Cómo la mayonesa ayuda en la investigación sobre fusión nuclear
El equipo utilizó una instalación de rueda giratoria en el Laboratorio de Mezcla Turbulenta para imitar las condiciones de flujo del plasma. En este experimento se utiliza la mayonesa “porque se comporta como un sólido, pero cuando se somete a un gradiente de presión, comienza a fluir”, explicó Banerjee.
“Al igual que con un metal fundido tradicional, si se aplica tensión a la mayonesa, comenzará a deformarse, pero si se elimina la tensión, volverá a su forma original”, agrega el investigador. “Por lo tanto, hay una fase elástica seguida de una fase plástica estable. La siguiente fase es cuando comienza a fluir, y ahí es donde entra en juego la inestabilidad”, anota sobre el nuevo estudio publicado en Physical Review E.
Para el equipo, entender esta transición entre la fase elástica y las fase plástica estable es necesario porque de esta forma se podría determinar cuándo ocurrirá la inestabilidad, y lo más importante, cómo evitar que las cápsulas de la fusión sean inestables, lo cual allanaría el camino para obtener la energía limpia y casi ilimitada sin riesgos.
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