Imagina que, para poder vivir en tu ciudad, tuvieras que someterte a una cirugía para que te extirparan el apéndice aunque no te haya causado ningún tipo de inconveniente. Esa es la única opción para los residentes de Villa Las Estrellas, un pueblo chileno ubicado en el medio de la Antártida.
La eliminación del apéndice es un requisito necesario para los pocos residentes que permanecen a largo plazo en Villa Las Estrellas, porque el hospital principal más cercano se ubica a más de 1.000 kilómetros de distancia, más allá de la isla King George y al otro lado del helado Océano Austral.
En la base misma solo hay unos pocos médicos, y ninguno se especializa en cirugía. Las instalaciones médicas de Villa Las Estrellas son bastante básicas, y cualquier complicación requiere evacuación a un nosocomio que pueda atender cuadros de mayor complejidad como una apendicitis aguda.
Toda aquella persona que se traslade al campamento debe pasar unos exhaustivos exámenes médicos, que incluyen la extracción del apéndice en mayores de 6 años y diversas pruebas psicológicas.
El objetivo es minimizar las posibilidades de tener que evacuar a alguien, pues, aunque Villa Las Estrellas cuente con una pista de aterrizaje, en muchos casos las extremas condiciones climáticas pueden imposibilitar el despegue inmediato para trasladar a alguien que lo requiera.
La vida en Villa Las Estrellas
Pese a que en el pueblecito chileno de alrededor de 100 personas está mayormente poblado por científicos y personal de la Fuerza Aérea o la Armada de Chile, que van rotando, quienes se quedan períodos de tiempo más largos con los militares a menudo traen a sus familias.
Por ello hay una oficina de correos, una escuela pequeña, un banco y otras instalaciones básicas.