¿Una locura? Cada vez son más los pueblos en Europa preocupados por ese éxodo rural masivo de población en busca de trabajo en las grandes ciudades; y que se ha ido incrementando con el paso de los años y ahora la crisis generada por la pandemia, dejando atrás auténticos ‘pueblos fantasma’ abandonados a su suerte.
Sin embargo, hay quienes ya han comenzado a ponerle remedio a este problema. Es el caso de los habitantes del pueblo de Trawden, en el condado de Lancashire en Reino Unido, quienes se han agrupado para comprar y gestionar la tienda de abarrotes, la biblioteca, la oficina de correos y el bar.
Los vecinos han conseguido que no se convierta en un pueblo fantasma. Hace décadas, Trawden era un pueblo lleno de gente con una próspera industria textil que mantenía a los habitantes empleados. Pero el cierre de los negocios locales hizo que la fábrica y sus molinos cerraran sus puertas en los 70.
Sin embargo, la suerte del pueblo cambió en 2014 cuando el Estado británico ofreció a los vecinos comprar el centro comunitario por el simbólico precio de 1 libra esterlina (1,36 dólares). Hoy es un lugar donde se dan todo tipo de clases y sus instalaciones se usan para celebraciones religiosas o civiles.
La biblioteca, la tienda y el bar
“Creo que este es el camino que hay que seguir para pueblos como este. Estas acciones tienen mucho éxito y también son sostenibles, mientras que quizás en manos de las empresas privadas no lo sean” dijo Stephen Wilcock, presidente de Trawden Community Trust al diario local Lancashire Live.
A partir de ahí, en 2017 compraron la biblioteca y convirtieron el centro de salud en una tienda de alimentos de primera necesidad, donde trabajan más de 100 voluntarios locales en turnos de dos horas, mientras que un cartero visita la tienda una vez a la semana para entregar paquetes y cartas.
Asimismo, adquirieron el Trawden Arms, el bar que, con 126 años de historia, se puso a la venta el año pasado. Los vecinos recaudaron 660.000 euros para comprarlo. De los 1.919 habitantes, 400 compraron acciones y todas las ganancias se invertirán para que el bar funcione durante los próximos tres años.