Cuando a un héroe deportivo se le empieza a comparar no con sus contemporáneos sino con otros cracks de la historia es que ha triunfado en su tiempo. LeBron James, la multimediática estrella de los Los Angeles Lakers puede presumir de ello.
The King -así le dicen- es frecuentemente igualado al ochentero Michael Jordan y tratado por sus fans como un rival de pelea por el trono de “mejor de todos los tiempos”.
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El problema de los proLeBron es que la carrera de Jordan, tal como lo empieza a recordar el documental The Last Dance que se ve por Netflix, ha rozado casi la perfección y lo aleja por bastante del alero en cinco aspectos no menores:
1) Mejor anotador de puntos
De las estadísticas que existen para evaluar a un jugador, todas sirven, pero la principal es, guste o no, los puntos anotados. Y ahí Jordan es brutal y, sobre todo, constante. Promedió 31.1 en 13 temporadas y elevó ese número en los playoffs (33.4).
LeBron, más polifuncional, es superior en apartados como asistencias (7.4 contra 6.4) y rebotes (7.2 contra 5.3), pero no le gana en robos (1.6 contra 2.3).
Jordan fue potencia también en rubros defensivos, como lo demuestra su inclusión en 4 quintetos ideales del año y su nombramiento de 1988 como mejor defensa de la liga. LeBron, por ejemplo, ha sido agregado en esos quintetos 5 veces, pero nunca fue el mejor defensor de la NBA.
2) Líder en el clutch en playoff
Bastaría recordar su show final ante los Utah Jazz, en 1998, con robo a Karl Malone y canasta ganadora a solo 6 segundos del pitazo, para hacerlo vencedor del debate, pero no es solo eso. Jordan jugó seis finales y las ganó las seis.
Y en las seis fue elegido el MVP de dichos playoffs, es decir, el más destacado de todos los finalistas en pista. Hablamos de un jugador que se mejoraba, y no por poco, en la hora límite.
LeBron, por contraste, jugó 9 finales y ¡perdió 6! y dos de las tres que sí ganó fue ayudado por Allen (triplazo a favor de Heat) e Irving (triplazo a favor de Cavs) en el clutch. Antes y después de aquellos instantes James fue el grandísimo alero que todos vemos, pero el momento más caliente no fue suyo.
3) Dominio de una década
Tras seis temporadas de adaptación a la liga, Jordan ejerció total control de la NBA en los años 90: hexacampeón en dos tandas (primero del 91 al 93 y, luego de su retiro, del 96 al 98).
En su dominio venció a estrellas que, si no se hubieran topado con él, quizá habrían al menos tenido un anillo: Barkley (Suns), Ewing (Knicks), Malone (Jazz), Stockton (Jazz) y Miller (Pacers), miembros todos del Salón de la Fama.
En su inicio en la NBA ya se había cruzado con Bird (Celtics), Magic (Lakers) y Thomas (Pistons), a los que no paró hasta vencer.
En la NBA actual LeBron ha tenido total dominio marketero, pero no siempre ganó en lo deportivo.
Su vigencia desde 2004 le ha hecho repartirse la corona a veces con Kobe (Lakers), otras con Duncan (Spurs) y ya en la última etapa con Curry (Warriors) y Leonard (Raptors).
4) Hizo hegemónica a una franquicia
Los Bulls solo fueron candidatos a ganar la NBA con Jordan. Antes y después de él, fueron un equipo promedio. En su año 1, los metió a playoff, y en su año 7, los hizo campeones. Con los Bulls, Jordan nunca dejó de ir a la post-temporada. LeBron, con los Cavs desde el 2003-2004 recién llegó a los playoff en su tercera temporada.
A diferencia de otros proyectos, Jordan ganó su primer triplete con unos Bulls formados por tres jugadores provenientes del draft (Armstrong, Grant y Pippen), un pivote intercambiado a Knicks como Cartwright y un sexto hombre especialista como Paxon.
No habían grandes figuras adquiridas como sí ocurrió en su segundo triplete (96-98).
En lugar de irse a otra franquicia para ser campeón, como hizo Lebrón que dejó los Cavs para mudarse al millonario Heat, Jordan afrontó todo desde su equipo de origen.
Y si bien James saldó su deuda con los Cavs en el 2016, cuando volvió y fue campeón, aquel anillo no acabó con el dominio de unos Warriors que al año siguiente siguieron ganándole.
5) Un currículo casi perfecto
Superior en la data y en los intangibles, Jordan también gana en la trayectoria inmaculada. Su rol de estrella lo hizo ser promotor de una liga que luego de ser popular en los 80 con el duelo Magic vs Bird, se volvió totalmente conocida en el resto del mundo a partir de su arribo a los primeros planos.
La NBA, tal como hoy la conocemos en términos de popularidad, es lo que es gracias a un Jordan que, además, puede presumir de haber sido la cara de dos oros para su país. Campeón olímpico en 1984, como NCAA, y bicampeón en el 92, cuando por primera vez EEUU acudió a un torneo FIBA con cracks NBA.
LeBron aquí tampoco puede gritar ningún invicto. Perdió el Mundial 2006 y tampoco le resultó fácil ser olímpico. Disputó 3 juegos, ganó 2, pero carga una cruz: fue parte de la selección del 2004, sí, la que fue eliminada por Argentina y sufrió la triste mención de ser el único equipo de los Estados Unidos, desde que acuden con los NBA, que no pudo llevarse el oro.
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