Nathan Hall es un joven británico que, cuando tenía 15 años, decidió visitar a su médico tras presentar cansancio y fatiga. Tras someterse a una serie de pruebas, recibió un diagnóstico que lo dejó devastado.
“Cuando comencé a sentirme muy cansado de subir las escaleras, fui a ver a mi médico de cabecera unos días después. A la noche siguiente, me llamaron y me dijeron que fuera al hospital para que me hicieran más pruebas”, recuerda Nathan en conversación con el medio Manchester Evening News. “Luego me trasladaron al Royal Manchester Children’s Hospital, sin saber que aquí es donde terminaría pasando los próximos cuatro meses”.
En aquel momento, al joven le dijeron que tenía leucemia mieloide aguda (LMA), por lo que tuvo que someterse a un tratamiento agotador que provocó que bajara de peso y perdiera el cabello.
Un tratamiento agotador
“A mediados del verano de 2015, había luchado contra cuatro rondas de quimioterapia intensa que me aniquilaron por completo: tenía bajo peso, estaba cansado y, principalmente, calvo. Pero finalmente, me declararon en estado de remisión y me permitieron regresar a casa. Los siguientes meses fueron aterradores para mí, preocupado constantemente si mi cáncer regresaría”, señaló.
Había pasado casi un año desde que Nathan empezó su tratamiento y, junto con su familia, había planeado irse de vacaciones; sin embargo, una semana antes de viajar, empezó a sentirse un poco más cansado de lo habitual, por lo que decidió hacerse un análisis de sangre.
“Una semana después, estaba en el tren hacia el aeropuerto, con la maleta sobre la cabeza y los auriculares puestos, cuando de repente recibí una llamada del hospital diciéndome que tenía que volver para hacerme más pruebas. En ese momento sospeché que el cáncer había regresado, así que me bajé en la siguiente estación, regresé a casa y volví al hospital”, explicó. “La noticia afectó a toda mi familia. Todos pensaron que estaba libre, pero la vida siempre te jode de alguna manera”.
Tras ello, fue sometido a un trasplante de médula osea, procedimiento que se llevó a cabo con éxito. Ahora, Nathan, de 23 años, se dedica a crear conciencia e informar sobre los síntomas para una detección temprana del cáncer.
“Estaré eternamente agradecido de mi familia y el apoyo y los sacrificios que han hecho para estar ahí para mí durante y después del tratamiento”, expresó.
En la actualidad, el joven estudia Ciencias Biomédicas en la Universidad de York, con el objetivo de aprender más sobre las enfermedades y sus tratamientos.
¿Qué es la leucemia mieloide aguda?
La leucemia mieloide aguda (AML, por sus siglas en inglés) se inicia en la médula ósea (la parte blanda del interior de ciertos huesos, donde se producen las nuevas células sanguíneas), pero con más frecuencia también pasa rápidamente a la sangre, señala el portal cancer.org.
Algunas veces se propaga a otras partes del cuerpo, incluyendo los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo, el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y los testículos.
Con más frecuencia, la AML se origina de células que se convertirían en glóbulos blancos (pero no en linfocitos), pero a veces la AML se desarrolla en otros tipos de células formadoras de la sangre.
A la leucemia mieloide aguda (AML) se le conoce por muchos otros nombres, incluyendo leucemia mielocítica aguda, leucemia mielógena aguda, leucemia granulocítica aguda y leucemia no linfocítica aguda.