Francesca Brivio promueve la legalización y el uso medicinal del cannabis en el Perú desde hace más de una década. Su historia de lucha empezó en 2009 cuando fue diagnosticada con mastocitosis sistémica, una enfermedad autoinmune que la llevó a sufrir necrosis avascular, depender de una silla de ruedas y tomar 27 pastillas al día como parte de su tratamiento. En el 2014 comenzó a usar marihuana para mitigar el dolor y los síntomas que sufre y desde entonces su calidad de vida mejoró notablemente.
En 2018 la actriz peruana fundó “Cannabis de Esperanza”, una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo promover la investigación, la educación y las políticas relacionadas al uso de cannabis medicinal. Ahora, tras años de activismo y arduo trabajo en investigación, Francesca lanzó al mercado “HOPE”, su marca de aceite de cannabis para uso medicinal y terapéutico.
—Desde hace varios años te convertiste en activista por la legalización y uso medicinal de la cannabis en el Perú, ¿Qué avances se han logrado?
Se logró la aprobación de la ley del 2017 lo que significó una victoria de las organizaciones sociales, de pacientes y madres de pacientes. Estoy sorprendida y agradecida porque el año pasado se aprobó la segunda ley, que es la de cultivo asociativo, porque la primera es para laboratorios e investigación. Esta de 2021 se aprobó en el Congreso con la mayoría de los votos a favor y fue buenísimo. Sin embargo, todavía nos faltan más leyes.
—¿Qué falta en el marco legal?
Yo creo que en general la marihuana se debería despenalizar y que se regule según sus distintos usos. También el uso industrial. En el uso medicinal por la industria solo tenemos aceites sublinguales, cremas, gomitas y otras presentaciones, aún nos falta que el seguro te pueda vender las flores, los mismos cogollos de la marihuana, como en Alemania que te los venden envasados.
—¿Cómo vamos en Perú en materia de investigación sobre cannabis medicinal?
En investigación estamos menos avanzados a comparación de otros países de la región porque como estaba prohibida en el Perú no se podía trabajar con ella. Ahora ya hay licencias para eso, entonces se ha empezado a hacer investigaciones. Hay doctores, científicos y químicos metidos en el tema, que se están moviendo para hacer investigaciones. Entonces sí creo que estamos demorados, pero no por falta de calidad científica, simplemente por las leyes, por el marco legal.
—Y, ¿en materia de regulación?
Si bien estamos avanzados en algunas cosas, aún es insuficiente. Por un lado es muy bueno que nuestro reglamento dicte que el seguro lo cubra y que no haya limite a la hora de recetar. El médico puede recetar lo que le parezca, en otros países de la región es solo uno de los cannabinoide. Por otro lado, creo que estamos retrasados en libertades personales sobre la marihuana. Por ejemplo, en Uruguay es legal el cultivo personal para cualquier uso, en Colombia tienen hasta 20 plantas por persona para cultivo personal, en Perú no hay eso. Yo creo que no está mal lo que tenemos, pero aún faltan algunas cosas.
—¿Aún persiste el estigma sobre el uso y consumo de la marihuana?
Sí y hay que combatir el estigma con información y ciencia. El canabis tiene propiedades buenas y está comprobado. Si de algo sirvió bastante la ley del 2017 es romper ese paradigma, dar un paso más allá y aceptar de que el cannabis tiene uso terapéuticos y medicinales. Yo creo que en nuestros gobiernos hay una sobre representación del conservadurismo. La sociedad peruana en general no es tan conservadora como nuestros congresistas, ministros, presidentes y algunos políticos.
—¿Crees que hace falta que el personal médico se instruya adecuadamente sobre el uso de cannabis medicinal?
Sí, es necesario. A mí me indigna que un doctor no esté capacitado y te diga que el cannabis medicinal no sirve o que es peligroso. Me ha pasado que me han dicho eso cuando recién empecé a usar la marihuana, felizmente eso está cambiando. Pero falta muchísima instrucción y capacitación al cuerpo médico.
—Entonces, es urgente empezar desde la formación académica…
Totalmente, sí. Hay pocas universidades que están abordando el tema: la Universidad Cayetano Heredia está haciendo diplomado y me parece que la Universidad Científica del Sur también. Se necesita meter el cannabis medicinal en la curricular universitaria para las nuevas generaciones. En las universidades privadas y en las del Estado, para que haya doctores que trabajen en el seguro social con conocimiento en el tema.
—¿El cannabis te cambió la vida?
Sí, totalmente. La enfermedad te permite ser consciente de que te vas a morir…pero para mí no es una condena, por el contrario, es un regalo. Tener esa claridad y consciencia es un regalo, me permite escoger mejor mis batallas, ver la vida diferente. Y la cannabis te ayuda a relacionarte con la enfermedad, llevarla de otra manera.
—¿Cómo te sientes al ver materializado tu nuevo proyecto “HOPE”?
Emocionadísima. Estoy muy feliz de hacer este sueño realidad. Yo soy una persona que adolece de diversas enfermedades raras y hoy en día he logrado sobrellevarlas gracias al consumo de cannabis. Con esta marca busco que más personas tengan acceso a lo mismo. No solo para ellas mismas, como pacientes, sino también para su entorno.
—¿Cómo es el trabajo de “Cannabis de Esperanza”?
Durante todos estos años hemos trabajado insistentemente en la incidencia política, porque desde lo privado puedes hacer mucho, pero nunca reemplazar una política de Estado. También hemos dictado talleres de cultivo personal, charlas de empoderamiento, asesoramiento legal; uno de nuestros pilares es el derecho a intentar. La educación es importante, había que romper los mitos, el estigma de consumir marihuana. También hemos dictado charlas a cuerpo médico para que conozcan, entiendan y difundan productos basados en cannabis.
“Hope”, una marca de cannabis de paciente a paciente
HOPE, cuyo significado en español es esperanza, es una marca que basa sus productos en la cannabis de uso medicinal (marihuana) y que busca brindar una mejor calidad de vida a más pacientes llevando esperanza a todas las personas que necesiten de este producto para apaciguar diversos síntomas o dolencias.
Este producto es creado por Brivio, una paciente que -al igual que muchos más- anhela disfrutar y recuperar su calidad de vida. Así mismo, gracias a la creación de esta marca, se podrá solventar gran parte el trabajo de la asociación “Cannabis de Esperanza”.