La historia de Robert Schock, un corredor de ultramaratones de 39 años, es una lección de sobrevivencia y resistencia que no muchos podrían imaginar. Lo que inicialmente parecía una sencilla jornada de senderismo en el Parque Nacional North Cascades en el estado de Washington, Estados Unidos, se convirtió en una lucha por su vida durante un mes completo en la naturaleza, con la única compañía de su perro, Freddy. Esta es su increíble odisea y los detalles que le permitieron salir con vida de una de las experiencias más difíciles de su vida.
El inicio de la aventura
Robert Schock, originario de Blaine, había visitado antes el Parque Nacional de North Cascades. Sin embargo, su última visita databa de algunos años atrás, y confiando en sus habilidades como corredor, partió sin provisiones suficientes ni equipo para una estadía prolongada. La intención era recorrer un tramo de 20 millas y regresar rápidamente. En palabras de Schock a People: “Soy un ultra corredor, no un excursionista. No llevo mochilas ni hago viajes de varios días”. Su equipo constaba solo de unos shorts, una pequeña mochila, y un plato para su perro Freddy.
A pesar de su seguridad y confianza, el destino pronto le jugaría una mala pasada. Tras desviarse de su ruta en el sendero Chilliwack River Trail, Schock se encontró en un terreno modificado por los incendios forestales ocurridos en 2021 y 2022. Los daños en el área habían cerrado el paso en ciertas zonas, y las rutas habituales ya no eran reconocibles.
Los primeros días de desesperación
Al segundo día, la situación comenzó a complicarse: su teléfono se quedó sin batería, y para el tercer día, la realidad del problema se volvió evidente. Sin otra alternativa, intentó que Freddy regresara solo a casa. Mientras vagaba por los senderos, pronto perdió la noción del tiempo y comenzó a percibir el peligro que corría.
Schock logró refugiarse en áreas donde previamente habían habitado osos, y aunque tuvo la suerte de encontrar hongos y algunas bayas, su alimentación era insuficiente para mantener su energía. “Los hongos sabían como los de una pizza común, pero eran lo único que tenía”, comenta Schock, aunque reconoce que las bayas “eran bastante desagradables”. Aún así, estas esporádicas fuentes de alimento se volvieron cruciales para su supervivencia.
Momentos críticos y la esperanza de un rescate
En medio de su lucha, Schock recuerda haber visto un helicóptero sobrevolando la zona en al menos dos ocasiones, aunque sus intentos de llamar la atención no fueron efectivos. Desesperado, se limitó a gritar “¡Ayuda!”, pero el helicóptero no regresó. Durante esos días, se fue debilitando cada vez más, y eventualmente dejó de pedir auxilio de forma constante, solo lo hacía de manera ocasional.
La noticia de su desaparición llegó hasta su madre, Jan Thompson, quien vive en Carolina del Norte. Thompson recibió una llamada del Whatcom Humane Society el 4 de agosto, donde le informaron que su perro Freddy había sido encontrado cerca del río Chilliwack. Esto fue solo el inicio de una búsqueda que involucraría al equipo de rescate del condado de Whatcom y a familiares de Schock que se movilizaron para dar con su paradero. Thompson, quien describe esta experiencia como una montaña rusa emocional, dice: “Desde el principio, tuve la corazonada de que mi hijo aún estaba con vida, aunque las probabilidades no estuvieran a su favor”.
El momento de rescate
Para el 30 de agosto, Schock se encontraba al borde de la muerte. Había perdido una cantidad significativa de peso y su salud estaba seriamente comprometida. Exhausto y sin ropa que lo protegiera del frío, se sentó al borde del río Chilliwack y se preparó para lo peor. A pesar de la desesperación, lanzó un último grito de auxilio, y, sorprendentemente, fue escuchado.
Miembros de la Pacific Northwest Trail Association, quienes realizaban trabajos de mantenimiento en el área, respondieron a sus gritos y lo encontraron en un estado lamentable. Uno de los rescatistas le dio su camiseta para protegerlo del frío, un gesto que Schock recuerda con gratitud. “Ese hombre me salvó la vida,” dice Schock, “estaré eternamente agradecido con quienes me ayudaron ese día”.
Recuperación tras el trauma
Después de su rescate, Schock fue trasladado a un hospital en helicóptero, donde recibió tratamiento durante varias semanas para recuperar su peso y salud. Al principio, su cuerpo solo aceptaba alimentos de manera intravenosa, pero con el tiempo pudo comenzar a ingerir alimentos sólidos.
Su madre, Thompson, quien viajó para acompañarlo en el hospital, describe su recuperación como un milagro. “Aunque estaba muy débil, verlo recuperado después de un mes en esas condiciones fue un alivio enorme”, expresa. Aunque Schock ha ganado aproximadamente 40 libras desde entonces, aún le quedan secuelas de esta experiencia que, según sus palabras, le han “añadido varios años”.
Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.