“Yo soy Betty, la fea” fue estrenada hace 21 años y a pesar del tiempo, sigue siendo una de las telenovelas más exitosas de la historia. De hecho, tras llegar a Netflix hace unos meses, se mantiene en el top 10 de lo más visto en algunos países de Latinoamérica, que hoy recuerdan los años dorados de las aventuras y desventuras de Betty y don Armando.
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Si bien la telenovela colombiana rompió todos los esquemas al entregarle el papel protagónico a un personaje ‘poco agraciado’, los demás rostros tampoco dejaron de brillar, incluidas las villanas de la serie de televisión, como la famosa Patricia Fernández, también conocida como la ‘Peliteñida’.
Patricia fue una de las grandes enemigas de Betty, aunque al mismo tiempo, una de las figuras más divertidas por su personalidad y por sus disparates en la pantalla. ¿Quién estaba detrás de ella? La actriz Lorna Cepeda, quien pese a seguir su carrera como actriz después de “Yo soy Betty, la fea”, debió enfrentar algunos problemas muy delicados.
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¿Qué clase de problemas? Ninguno profesional, sino de salud. A Cepeda le diagnosticaron cáncer, enfermedad con la que tuvo que batallar más de una vez, siempre con una sonrisa y buen semblante a pesar de todo.
LA BATALLA CONTRA EL CÁNCER DE LORNA CEPEDA
Como bien recuerda El Heraldo de México, Lorna Cepeda enfrentó por primera vez al cáncer cuando trabajaba con su hermana Angie en un proyecto en Buenos Aires, Argentina: su madre había desarrollado el mal y fallecido poco después.
La segunda vez afectó a otro miembro de su familia, a su hijo Nathaniel, entonces de 7 años. Cuando juntos visitaron al odontólogo para revisar unas protuberancias anormales en su boca, el médico le realizó al niño diversos exámenes porque temía lo peor.
Los resultados dieron positivo para cáncer, así que el especialista comenzó a preparar todo para hacerle una intervención médica algunos días después. Sin embargo, en uno de los exámenes preparatorios, Lorna se dio con la sorpresa de que el cáncer había desaparecido sin motivo aparente, a días de que su hijo se sometiera a la operación.
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La tercera vez que enfrentó la enfermedad fue en el 2016, cuando ella misma comenzó a notar un sangrado en su espalda muy extraño. Los exámenes médicos dictaminaron que tenía cáncer de piel, pero lejos de deprimirla o privarla de su felicidad, comenzó una lucha con toda la buena actitud que la caracteriza.
Se sometió a varias intervenciones quirúrgicas para poder superar esta enfermedad y finalmente lo superó con éxito. Actualmente ella tiene 49 años de edad y sigue luciendo la cabellera rubia con la que los fans de “Yo soy Betty, la fea” la reconocen como la legendaria “Peliteñida”, la querida Patricia Fernández de la serie colombiana.
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¿POR QUÉ SEGUIMOS ENGANCHADOS CON “YO SOY BETTY, LA FEA”?
ROMPE ESTEREOTIPOS
La historia de “Yo soy Betty, la fea" está centrada en la vida de Beatriz Aurora Pinzón Solano, interpretada por la actriz colombiana Ana María Orozco, una mujer poco atractiva para los cánones de belleza socialmente aceptados, que trabajaba en la compañía Ecomoda. Es este cuestionamiento del imaginario el que juega un papel fundamental en la mecánica de la historia pues es incrustado precisamente en una empresa del rubro de la moda, tantas veces señalada por sus estándares.
Ese factor de sentirnos los extraños, los ‘outsiders’ dentro de cualquier entorno, constituyó uno de los grandes ganchos de empatía con la audiencia. “Es posible que esa rareza haya catapultado a Betty al éxito porque es algo que todos sentimos por dentro como seres humanos y creemos que nos van a rechazar por esa razón, cuando es lo más bonito que tenemos y lo que nos hace singulares”, afirmó en su momento Jorge Enrique Abello, el recordado Armando Mendoza de la serie.
¿UNA CENICIENTA MODERNA?
“Yo soy Betty, la fea” tiene como principal arma un abanico de personajes entrañables que guardan coherencia dentro del entorno de ficción. En la delgada línea de lo verosímil y lo caricaturesco, Gaitán nos narra el proceso de Beatriz Pinzón, desde su tímida incursión en Ecomoda, hasta convertirse en la jefa de un negocio en el que inicialmente había sido rechazada.
Pero la metamorfosis de Beatriz Pinzón va mucho más allá de el inspirador caso de ascenso. La frescura de “Yo soy Betty, la fea” aún es valorada hoy pues supo sortear, en sus más de 160 capítulos, su original denominación de telenovela. De hecho, el humor digerible del programa la ha llevado a ser considerada como una sitcom y posicionarse como un teleserie cuyo timing y manejo del drama le permite competir con propuestas más actuales en Netflix.
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