Después de “Wiñaypacha” de Óscar Catacora, no habíamos visto una película peruana que nos emocionara tanto como “Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo”. La cinta de César Galindo, hablada en quechua, lleva a un buen nivel ese verbo que se ha perdido en la cartelera local entre tantas cintas que repiten la misma fórmula de la carcajada fácil. Emocionar también es reírse, por supuesto, y mucho, como pasa en esta historia protagonizada por Sistu, pero también es llorar, admirar, asustarse, asombrarse. Conseguir la emoción es una virtud y esta ficción la consigue tanto en lo audiovisual como en el guión.
“Willaq Pirqa” ya se ha convertido en un fenómeno particular en los cines nacionales. De tener un par de salas, ha conseguido que se le adicionara más espacio cada semana. Las recomendaciones boca a boca han sido clave, aquí no ha habido una masiva campaña de marketing.
Y esto tiene su explicación en otra de sus grandes cualidades: la ternura. Ese sentimiento encarnado en el niño protagonista, interpretado de manera notable por Víctor Acurio, la revelación en la pantalla grande, junto a la gran Hermelinda Luján como Mamá Simona. La relación de ambos es el motor del descubrimiento del cine, de la revelación de otros mundos.
Sistu y Mamá Simona hacen un homenaje a la pantalla grande (o en la pared) y al acto de contar historias, un arte que parece no servir para nada pero que toca cada fibra de la gente. Porque en, la película, las ficciones tienden puentes emocionales y hacen que la vida, tan cruel e implacable, tenga otros giros más esperanzadores.
EL PAISAJE DEL DOLOR
La historia de “Willaq Pirqa” se ambienta en la sierra peruana. Sistu vive con su familia en una casa alejada del pueblo, pero conectada con otras viviendas de una comunidad. La interrelación entre las familias es fuerte: todo lo debaten y deciden en conjunto para el bien de la mayoría.
Todo parece ser hermoso, cálido, en medio de la tranquilidad del campo. Es la mirada del niño, donde todo es asombro y aventura. Sistu es inquieto y muy avispado, además de divertido. Todo pregunta y no se deja apabullar por los obstáculos.
Mientras vamos conociéndolo, junto a su entorno, pasan ciertos detalles que resuenan a dolor. El más visible es la casa abandonada que funciona a manera de colegio. Una construcción vetusta que refleja el desapego del Estado por la educación de sus ciudadanos, entre otras carencias.
También está la sombra de la violencia. Una mujer que ronda con un muñeco que representa a su hijo universitario y desaparecido. Un lamento que suena a las heridas de la época de los 80 y que tendrá una resolución sutil casi al final de la película.
Sí, el sol no se oculta y las plantas permanecen verdes, pero la locación para la cinta de Galindo no es un paisaje vacío sin reflexión.
¡CUENTA, SISTU!
Sistu conoce la palabra cine. Ese es el momento fundacional de la película. Quien se lo explica es la única profesora del colegio, con una definición hermosa que mejor es escucharla en el cine. Qué importante son los maestros para que los niños descubran el mundo. Sistu, curioso como señalamos antes, hace todo lo posible para ver cómo es posible que haya gente moviéndose en una pared.
Nuestro pequeño héroe se mete en problemas pero conoce nuevos personajes diferentes a los que ve a diario. Recibe reproches, apoyos, la curiosidad de sus compañeros y los consejos valiosos de Mamá Simona, quien tiene la mirada más amplia hacia otras posibilidades de lo que se considera lo “normal”.
El choque cultural es inmediato cuando la comunidad de Sistu va al cine y se topan con una película en castellano y otra en inglés. Las diferencias de los idiomas serán un problema pero el niño se encargará de quebrar esas distancias. Una ficción en tu lengua consigue calar bien hondo en el corazón.
UN FINAL SIN SPOILERS
Contar el final de “Willaq Pirqa” es algo insensato. El cierre de la película se debe ver en el cine o la pantalla más grande que encuentres. El único spoiler que puedo decir es que, cuando termine, todos van a aplaudir y te sumarás a esa música de las buenas historias. Luego, escucharás llantos y quizás seas tú el que no puede evitar las lágrimas de emoción.
Aquí puedes ver el tráiler de “Willaq Pirqa”: