María Onetto, protagonista de "La persona deprimida". (Foto: difusión)
María Onetto, protagonista de "La persona deprimida". (Foto: difusión)

En el medio de un rectángulo hecho con cinta blanca pegada en el piso del escenario del de la , descansan una mesa, una silla y una taza. Al costado, pero fuera de los límites del rectángulo, un termo. La actriz argentina María Onetto, vestida completamente de negro, entra en el rectángulo y anuncia que esta noche nos va a hablar de la persona deprimida, dando comienzo a la función.

Desde el inicio, “La persona deprimida” -obra que se presenta como parte del Festival Temporada Alta 2022- plantea tensión en el espacio: el rectángulo comprime, obliga a que la mujer solo se desplace dentro del perímetro. También lo acota porque todo el escenario puede ser demasiado grande para un monólogo que se ahorra cualquier tipo de parafernalia.

Veronese parece entender que el texto en el que se basa la puesta en escena -un cuento de David Foster Wallace-, ya está cargado de esa parafernalia y por eso, lo que se ve. Es Onetto quien lo interpreta con una asombrosa capacidad para saltar entre emociones diametralmente opuestas. La puesta en escena es a veces es trágica, otras tristemente cómica y el público ríe. Su registro lo acompaña con ademanes, gesticulaciones y ciertos movimientos que pueden parecer exagerados. En la charla posterior a la función, la actriz contó que era su forma de naturalizar su performance. Si se tiene en consideración la potencia con la maneja su acción y la intensidad con la que sostiene al personaje, lo logra de forma sobresaliente.

Onetto consigue plantear una interrogante: ¿a quién vemos en el escenario? ¿Quién es esa persona que habla sobre la persona deprimida, cuenta el origen de sus traumas, revela sus cuestionamientos, y a veces se deja poseer por las emociones de la persona deprimida mientras narra un texto larguísimo y sin puntos sobre los que detenerse? Al final, ella y el asistente de dirección, Gonzalo Martínez, explicaron el enigma: estamos viendo a la persona deprimida. La pregunta es, entonces: ¿por qué habla de sí misma en tercera persona?

Podría haber una pista -o bien podría tratarse de un error de la intérprete- al inicio de la puesta en escena. Una vez que Onetto se convirtió en el personaje, se sentó en la mesa y anunció algo así como: “Hoy voy a hablarles de la persona deprimida”. Lo dijo, sin embargo, sin la distancia que habría que suponer caracteriza a cierto tipo de conferencista, a alguien que va a contar los secretos de otra persona. Lo hizo con dolor.

Muy cerca de ese momento, el personaje hace un guiño al público: tras casi 15 minutos y varias descargas emocionales, pregunta si alguien le puede servir un poco de té. Luego sigue hablando y una persona de la audiencia se para, toma el termo y le sirve. Onetto ha contado que, en la historia de la obra que se estrenó en el 2019 en Argentina, ningún espectador se animó a subirse al escenario.

Son 54 minutos de ver a la persona deprimida hablando de sí misma y sufrir al hacerlo. Alzando la voz, bajándola, hablando más rápido, pero nunca lento, caminando por el rectángulo y llegar hasta el borde. Sus padres la rompieron cuando fue niña y ahora ella vive con una culpa que nunca la deja tranquila. Pero después de juzgarse y de imaginar qué pensarán de ella, parece estar lista para dar un primer paso y salir del hoyo: va a empezar a preguntarle al mundo qué opina de ella.

“La persona deprimida”

  • Autor: David Foster Wallace
  • Dirección y adaptación: Daniel Veronese
  • Elenco: María Onetto
  • Última función: hoy, 7 p.m. en la Alianza Francesa de Miraflores.

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