En la obra “Solo yo escapé”, la dramaturga británica Caryl Churchill pone a conversar a cuatro actrices mayores alrededor de una mesa de té. Lo que se inicia como una charla trivial va derivando a una visión de un mundo cerca de la catástrofe. A dos semanas de su estreno local, reunidas antes del ensayo, esta entrevista replicará la ficción: Milena Alva, Ana Cecilia Nateri, Liliana Trujillo y Celeste Viale, primeras actrices e intérpretes de la obra, dialogan sobre el oficio y el espacio ganado por las mujeres en el escenario. Con el Día Mundial del Teatro, por celebrarse el 27 de marzo, como pretexto, esta conversación parte de lo cotidiano para desembocar en confesiones íntimas.
— Ustedes entraron al teatro en medio de una efervescencia progresista. ¿Había entonces más oportunidades para las mujeres?
Milena Alva: Vivimos el Mayo del 68. Sentíamos que podíamos hacer un cambio desde el teatro.
Liliana Trujillo: Pienso en Yuyachkani o Cuatrotablas, que mantuvieron una línea de trabajo, ventilando temas que preocupaban a las mujeres en el interior del grupo. Es una constante en el teatro que nosotras siempre busquemos hacer visible lo que muchos prefieren no ver.
Milena Alva: Temáticas de mujer que involucran a los hombres, a la política, a la toma de decisiones...
Celeste Viale: Cuando nosotras hacíamos teatro de grupo, había mucha producción...
Ana Cecilia Nateri: Salíamos a sindicatos, colegios, barrios. La gente respondía. Había un objetivo común de denuncia y de reflexión.
— Hacer teatro en el Perú es una empresa difícil para todos. Pero en el caso de las mujeres, ¿cuáles son las complicaciones extras?
CV: La maternidad, por ejemplo. Te saca de la actividad.
ACN: ¡A mí me sacó cinco años!
CV: En mi trabajo de escritura, por ejemplo, sentía que no tenía tiempo. Hoy las cosas han cambiado, las jóvenes tienen otras oportunidades.
LT: En nuestro país, con la incertidumbre política, es siempre un riesgo hacer arte. Y en particular la actuación. Yo veo la actuación como un estado de resistencia.
MA: La paradoja es que, en tiempos de menos recursos, se hace más teatro. La gente se inventa espacios.
— ¿Cuánto han crecido las oportunidades para las mujeres?
CV: Hay más autoras, definitivamente. Son dramaturgas y también directoras, productoras, gestoras de sus espacios. Necesitan vivir del teatro y hay más competencia.
MA: Y menos estímulos del Estado.
CV: Nunca los hubo. Antes tenías que procurarte una chamba extra para poder hacer teatro. Ahora hay más producción en TV, puedes trabajar en proyectos educativos, de responsabilidad social. Antes hacías teatro pensando que no ibas a ganar un sol.
— ¿Los actores y actrices más jóvenes conservan aquella mística?
LT: Es algo muy personal el compromiso con el que entras en la actuación. Sabes que no vas a vivir del teatro, pero da plenitud a tu vida.
CV: Teníamos mística porque hacíamos de todo. La obra tenía que salir y todos poníamos el hombro. Con eso se construye la mística. No tenías un productor que te solucionara todo.
— ¿En el trabajo diario, advierten formas de machismo?
ACN: Yo advertía los egos fuertes. Pero no lo veíamos como machismo. No nos dábamos cuenta...
CV: Una no se daba cuenta porque era parte del sistema. Era invisible.
LT: Cuando estaba en la escuela, veía machismo en nosotras mismas, en la educación de nuestras madres. De repente, no sentir curiosidad por el trabajo con las luces, por ejemplo.
ACN: No nos involucrábamos en eso.
LT: Así es. Nuestra formación estaba más ligada al vestuario, al maquillaje. No porque nos dijeran que no podíamos, sino porque no aparecía como una oportunidad.
— “Solo yo escapé” es dirigida por Vanessa Vizcarra. ¿Sienten una relación especial entre una directora y su elenco de actrices?
CV: Puedo equivocarme, pero siento la posibilidad de conectar mejor. Aunque depende del tema y de la directora, claro. Vanessa nos deja mucha libertad para que hablemos. Ya demasiada, la verdad (ríe).
MA: Las mujeres directoras se preparan más. Hay un interés, un estudio especial.
CV: Las mujeres aún tenemos que demostrar que podemos hacer las cosas. Por eso suelen estudiar más que el resto.
ACN: Cuando es una mujer quien dirige, la atención recae mucho más sobre ella. Siempre te están chequeando.
MA: Las mujeres han avanzado tanto que la preparación ya no es solo para demostrar que podemos, sino porque forma parte de nuestra propia valoración. En algunos medios, ya no tiene que lidiar tanto para abrirse paso. Me gusta pensar eso.
Estrenada en el 2016 en el Royal Court de Londres, la obra de Caryl Churchill, quien a los 85 años es una de las dramaturgas en actividad más importantes del Reino Unido, reúne a cuatro vecinas al borde de los 70 años para hablar de banalidades. Sin embargo, la conversación deriva hacia oscuros futuros de la humanidad.