RUDY JORDÁN ESPEJO
Lolo es español, Marcelo brasileño. En su casa de Andalucía, cuando era niño, Lolo hacía lo que hiciera falta para contentar a su familia; Marcelo creció correteando entre las olas turquesas de las playas de la Florianópolis. Lolo se hizo actor, músico y recorrió los teatros de España acompañado de su flauta traversa; Marcelo también se formó en las tablas y durante treinta años erró por escenarios de Brasil.
Un buen día Lolo prendió una cámara, se grabó y mandó el video al Facebook del Cirque du Soleil. No tuvo que actuar mucho, simplemente hizo los mismos gestos que desde hace años hacían carcajear a su familia andaluza. Marcelo trabajada en un crucero y se enteró de que unas personas del barco tenían contacto con el Cirque du Soleil. Preparó sus mejores trabajos y a través de ellos los hizo llegar a la compañía circense más afamada del mundo.
Por el exigente ritmo de hasta 10 presentaciones por semana, Lolo y Marcelo intercalan la interpretación de Mauro, el payaso director de un circo que protagoniza “Corteo” –cortejo fúnebre– la tercera obra que el Cirque du Soleil estrenará mañana en Lima, luego de las rutilantes presentaciones de “Quidam” y “Varekai”.
¿De qué trata “Corteo”?
Lolo: “Yo soy un payaso, estoy en los últimos días de mi vida y soñando mi funeral. Alrededor aparecen todos los personajes de mi vida, mis mujeres, mis amigos, mis compañeros de profesión.”
Marcelo: “No es una historia triste. Hablamos de un cortejo fúnebre pero de una manera muy alegre, muy sutil, con mucha poesía, con una música envolvente. Es una historia muy bonita que trae al espectador a un mundo muy impresionante”
¿En qué estado crees que se irá a casa la gente que vendrá a ver el espectáculo?
Lolo: “Yo, al final del espectáculo, me suelo poner frente a la gente. Lo más importante es el público, si no se van felices es porque estamos haciendo mal nuestro trabajo. Busco la honestidad, cuando veo las caras que están felices, y recibo esa energía es maravilloso”.
Marcelo: “Los que vengan no van a poder dormir (risas). Es un espectáculo que envuelve, te sube a una esfera de sueños, de deseos, un mundo muy agradable de vivir. A pesar de hablar de la muerte, el público se va ir flotando y feliz”.
Lolo y Marcelo, el español y el brasileño, son apenas dos de los 1.300 artistas de 50 nacionalidades que conforman el Cirque du Soleil. Desde mañana y hasta el 9 de noviembre en la enorme carpa ubicada en la Costa Verde de Magdalena encarnarán a Mauro, el payaso blanco, quien entre la realidad y el sueño, contarán a las personas que la muerte también puede celebrarse.