Psicoanalista Moisés Lemlij, coautor del libro "Memoria, imagen y violencia. Apuntes sobre el Perú andino".
Psicoanalista Moisés Lemlij, coautor del libro "Memoria, imagen y violencia. Apuntes sobre el Perú andino".
/ LESLIE SEARLES
Jorge Paredes Laos


En los críticos y desafiantes años ochenta, los psicoanalistas Max Hernández, Moisés Lemlij, Alberto Péndola, el antropólogo e historiador Luis Millones y la etnohistoriadora María Rostworowski crearon el Seminario Interdisciplinario de Estudios Andinos, un grupo de intelectuales que buscaban profundizar en esa cultura que ha marcado y constituido al Perú desde sus orígenes. El objetivo era analizar y vislumbrar los diversos procesos míticos, históricos y sociales que han tenido lugar en este territorio configurado por la presencia legendaria de la cordillera. Cuarenta años después, Lemlij y Millones repasan algunos temas claves que han perfilado este devenir: el impacto de la medicina tradicional, el arte de las tablas de Sarhua, la irrupción devastadora del terrorismo y la presencia de lo mítico como explicación del mundo.

Sobre estos temas reunidos en el libro “Memoria, imagen y violencia. Apuntes sobre el Perú andino” conversamos con el psicoanalista Moisés Lemlij, quien también ofrece una aguda mirada a la presencia de lo mágico en la política contemporánea.

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El libro recorre varios momentos de la historia andina, sobre todo de Ayacucho, territorio que fue marcado por la tragedia de la violencia terrorista, ¿de qué manera podrías poner estos hechos en perspectiva psicoanalítica?

Puedo decir que este conocimiento no solo se debe a nuestra visita constante a Ayacucho, sino por la presencia de Lucho (Millones), quien en los años 60 trabajó en la Universidad de Huamanga y, de alguna manera, conoció ahí a Abimael Guzmán. Es más, cuenta episodios que demuestran que Guzmán era un pésimo profesor. Parte del misterio para mí es cómo alguien relativamente mediocre o banal adquiere en ciertas circunstancias características de Dios o por lo menos de profeta. El ejemplo actual más sencillo es Donald Trump, quien era un personaje televisivo que pocos tomaban en serio, pero que de pronto se convirtió en líder. Ha pasado siempre, mira a Hitler, a Stalin, mira ahora a Bolsonaro, en Brasil… Es como si de pronto el Joker tomara el poder y no Batman. Cierta gente termina siendo fascinada por cierto tipo de personajes y se identifican con el desparpajo con el que actúan. Es como si fuera más fácil identificarse con el Joker que con Batman y en ese proceso acabas seducido. Acá en el Perú no estamos libres de los payasos que buscan tomar el poder. ¿Por qué votamos por esa gente?

¿Existe alguna explicación?

Uno tiene que preguntarse qué esta pasando en esta época, y ahí sí regresamos a Ayacucho y es como si hubiéramos vuelto a una época mítica. A la búsqueda de un redentor, y cada vez menos gente cree que un político tiene que gobernar de acuerdo a ciertas reglas. Al contrario, piensa que para un político las reglas más bien no deben existir. Y del otro lado, para neutralizar eso, se cae en el legalismo y la burocratización. Mira las explicaciones que ofrece alguien sensato como la ministra Pilar Mazzetti para decir que no tenemos aseguradas las vacunas. Es como si la burocracia hubiera derrotado a la racionalidad. Y la burocracia es un procedimiento mágico. El burócrata, como el mago, cree que no debe salirse de su receta, sino todo terminará en catástrofe. Cuando debería existir cierta flexibilidad racional. Recuerda el viejo dicho: la ley está para servir al hombre, no el hombre para servir a la ley. En el absoluto terror al diablo, que es la corrupción, nos hemos quedado paralizados y se han creado tantos reglamentos que al final son difíciles de cumplir. Mira las leyes que está dando el Congreso, son leyes del pensamiento mágico. Creen que, al dar la ley, como la receta del mago, ya se produce el milagro.

En "Memoria, imagen y violencia. Apuntes sobre el Perú andino", el psicoanalista Moisés Lemlij y el antropólogo e historiador Luis Millones reúnen ensayos sobre la época de la violencia terrorista, el arte de Sarhua y sobre el pensamiento mágico andino.
En "Memoria, imagen y violencia. Apuntes sobre el Perú andino", el psicoanalista Moisés Lemlij y el antropólogo e historiador Luis Millones reúnen ensayos sobre la época de la violencia terrorista, el arte de Sarhua y sobre el pensamiento mágico andino.
/ Jorge Paredes Laos


La religión como política

Hay una excesiva burocratización y una excesiva creencia en recetas mágicas ¿cuál sería el punto medio? ¿La razón? Aunque está la frase de Goya “el sueño de la razón produce monstruos”.

Lo que dicen, el sentido común que es el menos común de los sentidos. Tú necesitas una cosa más o menos sensata. Me da la impresión de que se acusa con razón a los parlamentarios de buscar su puro interés, hay ejemplos que no dejan dudas de ello, pero yo creo que muchos congresistas, aparte de esos pequeños intereses personales, tienen un pensamiento mágico y creen que esas leyes los van a deificar, los van a transformar en héroes. Es como si de pronto los hubieran nombrado cardenales y tienen el poder de elegir al papa, con el poder extra de poderlo sacar. Y piensan que con un chiripazo e intriga a lo mejor ellos también terminan siendo papas. La voracidad, la angurria y el pensamiento mágico omnipotente están en contra de la racionalidad.

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Pero ese pensamiento mágico, que es también dogmático y religioso, termina seduciendo a los electores, como si parte de nuestra condición humana nos impulsara a seguir mitos.

Imelda Vega Centeno escribió sobre la parte religiosa del Apra, todos estos iconos mágicos-religiosos que el Apra planteaba en las décadas de 1930, 1940, toda esta cosa del martirologio. Tenemos partidos que, francamente, son religiones. Todos tienen su profeta. En Acción Popular todos dicen querer ser como Fernando Belaunde, y muchos lo usan como bandera para disfrazarse de honorables, para mágicamente hacer lo que les da la gana. Hay una parte de estos congresistas o políticos que realmente creen esto, que son los sucesores de un profeta, y que ese atributo les confiere un poder especial. Y de eso no se salvan los políticos en ningún lugar.

La delusión

En el libro hay un capitulo en el que hablas de “ilusión, desilusión y delusión”, ¿en qué momento estamos?

Hay un momento en que la ilusión es omnipotente, piensa en el fascismo, el nazismo, el estalinismo, pero la realidad te gana, entonces viene la desilusión, pero hay un tránsito entre ambas, ese instante en que se pierde la cordura, la delusión. Yo creo que estamos en algún lugar de tránsito en que estos tres factores están en juego. Por un lado, ya no estamos en el tiempo en que creíamos que Dios era peruano y decíamos no importa quién nos gobierne, si la economía está bien. Con la pandemia, ese momento de crecimiento ya pasó y ha venido la desilusión. Ojalá, no terminemos en la delusión que es cuando te chiflas y terminas creyendo cualquier cosa. Otra vez, ese pensamiento mágico que nos acecha y hace que niegues la pandemia y que no quieras usar mascarilla, como los republicanos… Es decir, todo lo que nos impide regresar al sentido común y la realidad.

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