De ellos se ha escuchado bastante, pero se conoce poco. Se sabe que su nombre es un homenaje al heroico pescador que sirvió como mensajero secreto en la causa independentista y que la idea de la banda apareció en una casa de la calle Olaya en el distrito limeño de Chorrillos. Pero su historia nace muchos años más atrás, es así que Lorenzo Zolezzi, vocalista de la banda, conversó con El Comercio para urgar en aquellos recuerdos que fueron el punto de partida de una de las bandas más destacadas de nuestra escena musical.
La música arequipeña estuvo siempre presente en la casa de Zolezzi, así como “The Beatles”, “The Doors” o Micky González. Toda esta diversidad de ritmos y estilos fueron formando el oído del futuro músico, pero fue su recorrido por diversas regiones del país que lo conectó con otros géneros que captaron su atención. “Descubrí diversas joyas musicales, en especial a Enrique Delgado y ‘Los Destellos’ que logró sintetizar la herencia andina con el mundo criollo en el que se encontraba”, cuenta al inicio de la conversación. La apuesta por la experimentación musical se fortalecería con el paso del tiempo hasta dar vida a una de las agrupaciones más diversas (musicalmente hablando) que suenan en el Perú.
¿"Los Destellos" también estuvieron muy presentes en tu hogar?
No. Mis padres no lo escuchaban, pero lo había escuchado en la calle, en los viajes en micro, los mercados y cuando los volví a escuchar con una conciencia de melómano y como alguien que lo quiere asimilar como una propuesta histórica y social, me pareció impresionante. Sentí que mi aporte musical podía basarse en lo que hicieron ellos como todos los otros maestros de la guitarra tropical.
¿En algún momento de este descubrimiento sentiste el rechazo que cierto sector de la sociedad tenía hacia estos ritmos?
Cuando empezaba a meterme en la música con más seriedad, allá por el 2006, estábamos viviendo un proceso de volver a mirar nuestro material cultural con otros ojos. Mi generación ha estado más liberada de esos prejuicios que marcaron al Perú, cuya cultura oficial miraba con desprecio a lo que hacían Chacalón o “Los Shapis”. De alguna manera nos sentíamos peruanos, más homogéneos sin importar la región en la que estuviéramos. El regionalismo existe y hasta cierto punto es saludable, pero desde mi generación hemos reevaluado todo lo que significa lo que es la identidad peruana y yo me sentí conectado con eso. La cultura peruana es una de las grandes culturas de la humanidad que todavía no ha sido explotada a nivel comercial como otras.
¿Y cómo responde los “Olaya” a los comentarios que los califican como un grupo de chicos blancos que se apropian de sonidos con los que no guardan ningún vínculo?
Todas las opiniones son válidas, pero la identidad del peruano va más allá del lugar de procedencia o el color. El peruano ha pasado a ser un cosmopolita, que consume cosas de afuera y ama nuestra cultura infinita. Nosotros abrazamos esa mentalidad.
Han comentado en varias ocasiones que su deseo es replicar el trabajo de José Olaya de llevar un mensaje de libertad. ¿Cómo se logra eso a través de la música?
Nosotros entendemos la música como la más poderosa de las artes, como esta posibilidad de llegar sin filtros al corazón humano. El valor y la entrega de Olaya por sus ideales es algo que siempre hemos querido replicar y sentíamos que siendo peruanos en este momento de la historia era imprescindible hablar de cosas serias y llevarlo a la discusión pública. Un tema que nos motiva por su urgencia es el reencuentro del ser humano con la naturaleza. Es un tema repetido en nuestras canciones, pero sin deslindar de temas como la injusticia social presente en todo momento en nuestro país.
¿Para “Olaya” de quién o qué se tiene que liberar el Perú del 2020?
Tenemos que terminar de liberarnos de los traumas que han construido una sociedad tan segmentada. Por la oportunidad que he tenido de viajar a otros países, he visto que esas diferencias existen menos. No son inexistentes, pero hay una homogeneidad en la sociedad que nos gustaría ver en el Perú.
Dentro del rescate de ritmos que han terminado dentro de su música, ¿hay alguno que les haya causado cierta inseguridad al momento de fusionarlo?
No lo llamaría temor, pero sí hay un respeto al momento de usar todos los insumos musicales. La música es una entidad viva y creemos que las visiones puristas están equivocadas. Los que dicen que hacer una versión cumbia del vals peruano es una aberración están olvidando que el vals era una fusión de este ritmo venido de Austria con la esencia afroperuana y andina y eso dio forma a lo que se conoce como vals peruano, polkas victorianas y otros subgéneros.
¿Qué genero les falta explorar?
No cerramos las puertas, recientemente hemos sacado “Retumba la casa” que fue una colaboración con Patrick Romantik y fue nuestra incursión a la música urbana. Fue un encuentro nuevo, tuvimos que negociar a nivel musical y conceptual con alguien que tiene esta referencia tan comercial, muy diferente a lo que hemos estado trabajando. Había el miedo de qué dirán los fans de la banda.
Hablando de los ritmos urbanos, ¿crees que este éxito mundial se debe al valor musical o la destreza marketera?
Creo que son las dos cosas, pero no es el marketing por sí solo. Si hubiera fórmulas para hacer hits cualquiera podría hacerlo.
Pero las hay. Esas fórmulas se repiten muchísimo en temas urbanos.
Sí, se repiten pero no todo lo que uno cree que podría ser hit termina siéndolo. No nos identificamos con la visión de los ritmos urbanos, pero es una muestra de que la cultura latina está entrando a ser la cultura mainstream del mundo.
Aun cuando los “Olaya” dice sentirse no identificado con este género, construyeron esa fusión. ¿Ha sucedido lo mismo con otros ritmos? Me pregunto si con la chicha o la cumbia tampoco sintieron este vínculo, pero quisieron probar de todas formas.
Nosotros no nos sentimos identificados con la música urbana en el sentido de esa visión marcada por el sistema consumista, vanagloriándose de las posesiones materiales y el dinero. El reggeatón y la música urbana toma esto del hip hop norteamericano. Nosotros como latinos, sentimos que no vamos hacia allí, no lo disfrutamos, ni es la manera como nos queremos expresar. Eso no significa que a nivel musical no sea valioso. Si hacemos chicha, no queremos hacerlo tal como lo hizo Chacalón, o si hacemos reggae no queremos que suene a Bob Marley. Queremos tomar los referentes musicales, asimilarlos y hacer nuestra versión. La música es una entidad en transformación constante.
MÁS INFORMACIÓN
La banda será parte del Renace Fest que se llevará a cabo este sábado 10 de octubre a partir del mediodía. Entradas disponibles en joinus.com
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