Cuando Wos (Valentín Oliva) irrumpió en la escena musical argentina tenía tan solo 21 años. Con una rebeldía propia de la juventud lanzó “Canguro”, una canción que criticaba severamente al sector político, a los gobernadores y el sistema social. Eran tiempos de crisis económica y campaña electoral, por lo que el mensaje caló hondo en la juventud de su país, que rápidamente convirtieron el tema en un himno social.
Ese fue el inicio del despegue de su fama, aunque su trayectoria artística se retrocede nueve años atrás, con las plazas callejeras como sus primeros escenarios. El rapero formó parte del grupo de adolescentes argentinos que formó las bases del freestyle en su país, como Duki, Tiago PZK y Lith Killah, quienes posteriormente también incursionaron con éxito en la música.
Aunque a diferencia de todos esos artistas, Wos es el único que se comprometió con las luchas sociales, por lo que no es extraño escuchar encontrar en sus canciones tópicos como la política, la igualdad de género o los derechos humanos. Su segundo disco, “Oscuro Éxtasis” también abarcan esas temáticas, aunque de una forma más personal e íntima. Este nuevo LP deja atrás la furia y el trap agresivo que lo caracterizaba en un inicio, para dar paso a una base de rock y rap más calmada.
El lanzamiento de este disco vino con el anunció de su primera gira por Latinoamérica, en la que también está incluida nuestro país. El concierto en Perú se realizará el 17 de septiembre en Plaza Arena del Jockey Club y como antesala, El Comercio habló con el cantante sobre su evolución como artista, su compromiso político, y las expectativas de encontrarse con sus fanáticos peruanos.
— ¿En qué ha cambiado tu música desde tu primer sencillo hasta este, tu segundo álbum, “Oscuro Éxtasis”?
Al inicio solo improvisaba. Hacer canciones no es algo que hacía desde chico o que tenía incorporado, sino que fue algo que surgió después desde la improvisación. Improvisar fue lo que más me acercó a la música, ya después comencé a escribir a partir del rap. Creo que justamente el primer disco tiene que ver con un acercamiento a todo eso, a hacer una canción, a idear un concepto del disco, a estar en un estudio y a componer con personas. Por eso tiene la frescura de ser lo primero que uno hace, con cierta ingenuidad, porque en aquel momento no tenía ciertos vicios o limitantes que tengo ahora, porque no sabía que existían. Creo que lo que se gana después es el desarrollo, ya que he ido madurando con el paso de tiempo, lo siento internamente. Me fui dando lugar a una búsqueda, para despegarme de mi manera de rapear o hacer freestyle.
— Justamente tus primeros temas te dan la sensación de estar en una batalla de freestyle, y no de tener letras muy pensadas o planeadas. ¿Cómo evolucionó tu proceso de escritura?
Tuvimos la idea de de empezar con este álbum antes de la pandemia, pero tuvimos que parar un año por las circunstancias. En el medio [de ese periodo] hicimos un EP que no tuvo nada que ver con el disco, y ya luego reanudamos el proyecto. Por esa razón, creo que este álbum tuvo la particularidad de haber tenido mucho tiempo para pensarse y replantearse tanto en las letras como en la composición, fue un proceso mano a mano con mi productor y estuvimos mucho tiempo probando juntos, viajando para estar varios días apartados de nuestra rutina metidos en el armado del disco. Fue un proceso de ideas, de descartes, de pasar por crisis, pero siempre juntos.
— Hablando de crisis. El álbum me llama la atención por las historias personales e íntimas que narran. ¿Has tomado la música como terapia?
Creo que es una necesidad que me aparece desde niño, la de querer expresarme mediante alguna manera [artística]. Algunas veces ha sido improvisar, escribir, otras actuar, etc. Entonces siempre me ha surgido una necesidad de ocupar estas disciplinas, es mi forma de vivir o de entender la vida de una manera linda. Me cuesta mucho pensar en no tener nada de eso porque son como el hilo que conduce mi vida. Algo de terapia también tiene, porque no me alcanza el tiempo para ir al doctor, pero generalmente es un eje de vida y una motivación. Cierto que en mis canciones coloco experiencias y lo que me ha pasado personalmente, aunque también le sumo la fantasía y el delirio que son parte de mí.
"Lo importante dentro de la industria es mantener mi autonomía artística y ser dueño de mis contenidos".
— También desde tu posición, tomas la responsabilidad y el compromiso de abarcar temas sociales y políticos, ¿eso también es una necesidad?
Yo creo que nunca me puse a pensar: “Voy a abordar esta o tal temática”, sino que me di cuenta después que lo que estaba haciendo tenía un gran peso social ya que la gente se lo tomaba de esa manera. Y viendo el lugar que ocupaba, teniendo el impacto que tengo, entonces me di cuenta de que hablar de cosas que hagan reflexionar o generen preguntas sí estaba bueno. Claro, hay otros artistas que prefieren evadir eso porque están más relacionados al entretenimiento y me parece bien, independientemente si estoy de acuerdo o no.
— Es interesante, porque estás en un punto medio entre lo contracultural y lo comercial. ¿Cómo lidias con lo que podría ser una contradicción?
Es un lugar curioso, me gusta habitar ese lugar. Mi disco también habla de las contradicciones, de que nada tiene una sola cara. Lo importante dentro de la industria es mantener mi autonomía artística y ser dueño de mis contenidos, que creo que no es algo en lo que estoy interesado en cambiar ni negociar. Después de ahí uno puede jugar un montón de cosas. A veces, la gente tiene una visión y piensa que ciertos temas que toco no pueden convivir con algo relacionado al entretenimiento o algo más masivo, y no necesariamente. Yo soy un joven que vive todo ese conjunto de cosas, que voy y vengo porque estoy conociendo, viviendo y entendiendo qué me pasa. Así que está bien habitar esas contradicciones porque finalmente todos somos eso.
— ¿Crees que es relevante que un artista mantenga una postura política?
Siempre uno tiene una postura política quiera o no. Creo que a veces es más importante cuál es tu forma de vivir, de hacer tu arte. Esas cosas hablan más sobre ti que cualquier discurso que esté en tu arte.
— La combinación de rock con rap es un poco arriesgada en comparación con lo que hacen tus compatriotas en este momento, ¿tuviste miedo de cómo sería recibida?
A veces hay miedo por la incertidumbre de si el disco saldrá bien o no, pero al final siempre pienso más en cómo lo recibirá la gente. Me gusta saber las cosas que dicen y le producen las letras de mis temas. Parece chiclé, pero a mi no me deja de sorprender el montón de emociones que le causa a la gente mi música. Tocar en vivo y ver lo que sucede desde el escenario me parece un regalo impresionante, algo que todavía me cuesta asimilar, es lindo poder tener una comunicación de esa manera. Si tengo miedo a algo es a perder la magia y conexión con mi público, más que a que yo no pueda encontrarme con mi música o no me guste. De todas formas, siempre está bueno que funcione, ya que cuando uno se mantiene haciendo lo que tiene ganas, y le gusta quiere ir para adelante.
— ¿Y qué relación tienes con tus fanáticos peruanos? ¿Son muy activos en redes?
Sé que hay mucha gente que me sigue desde Perú y me viene pidiendo el concierto desde hace mucho tiempo, el impacto ha sido enorme. Quería ir antes de la pandemia, pero no se pudo, aunque ahora ya sé que hay mucha gente esperando porque me escriben por redes. Yo conozco Perú, fui una vez, cuando yo recién había sacado mi primer tema, me acuerdo de que estuve en una playa y algunos peruanos se me acercaron y empezaron a cantar mi canción. Fue muy emocionante ese recibimiento, así que estoy contento de poder regresar.
— Finalmente, muchos de tus seguidores esperan tu regreso a las competencias de freestyle. ¿Cómo ves el panorama ahora?
Todavía lo veo un poco lejano porque la música me abarca un montón física y mentalmente, ocupa mucho lugar en mi vida. Por ahora, es algo que está creciendo y sé que es debo poner mucho de mí para que siga así. Quizás ahora sería extraño ponerme a competir y tampoco encuentro demasiado el dónde, en qué formato o lugar; pero no lo descarto porque entiendo que siempre voy cambiando y en un año puede pasar mil cosas. Con el ritmo de vida que llevo, me sorprendo todo el tiempo, así que no quiero descartar la posibilidad, aunque no es algo que tenga en mente.
El primer concierto de Wos en la capital se realizará el sábado 17 de septiembre a las 9:00 p. m. en la Plaza Arena del Jockey Club del Perú. Las entradas están a la venta en la plataforma de Joinnus con precios desde S/ 130 soles.