Al otro lado de la pantalla, encuentro a un hombre de 32 años, una sección de cabello teñida de rubio y grandes lentes negros. Lleva la camiseta de la selección mexicana de futbol, y cuando gesticula con las manos, sacude grandes y brillantes anillos. Se lo confieso: nunca había entrevistado a un especialista en Chopin y Debussy en camiseta. En efecto, una de las cosas que llaman la atención a los medios, es esa curiosa sintonía entre el virtuosismo de un pianista clásico y, a la vez, su cercanía cómplice con los raperos más solicitados del panorama urbano francés.
Y no se trata de oportunismo musical para vender más discos, colgado del ritmo de moda: Para Pamart, hay en ese cruce musical algo esencial. “Desde pequeño, mi vida se desenvolvía entre el rap y la música clásica. Dentro del conservatorio donde estudié, me dedicaba a la música clásica. Y fuera de él, al rap. Me siento totalmente realizado como un pianista solista, pero también como un músico rodeado de raperos. Comparto el mismo estilo de vida que ellos, me siento muy identificado con este grupo. Es mi universo”, afirma.
Pamart se crió en las afueras de Lille, Francia, en el seno de una familia minera de origen beréber, ajena al mundo de la música. Con tan solo 4 años, ya era capaz de reproducir a la perfección con un piano de plástico las melodías que escuchaba en la radio. A partir de los 7 años, comenzó a formarse en el Conservatorio de Lille, en el que obtuvo una medalla de oro. Desde entonces, no deja de recorrer ciudades de todo el mundo, un periplo que cuajó a finales de 2019, con el lanzamiento de su primer disco en solitario: “Planet”, un álbum que da testimonio de sus viajes.
Antes de hablar de su música, esa camiseta nos lleva a hablar de futbol. Y de la derrota francesa en la final, por cierto. “Sentí dos dolores distintos”, advierte. La pena primera tuvo que ver con la derrota de los leones del Atlas, el equipo de Marruecos, el país de sus padres. “Representó algo muy importante: un equipo tan pequeño que logró llegar muy lejos. Fue una brisa de esperanza que se expandió por todo el mundo”, afirma. La segunda tristeza, se dio al ver perder a Francia. “Mi corazón casi se detiene”, afirma. Está claro que Pamart es un músico con la camiseta bien puesta. Su ambición, afirma, es que el piano se convierta en algo tan popular como el futbol, un instrumento capaz, como el deporte Rey, de unir culturas y clases sociales. “Esa es mi misión”, enfatiza. Y sí, promete, cuando llegue a Perú, donde ofrecerá dos conciertos, (en el Gran Teatro Nacional el 14 de marzo y en el Teatro de la UPAO, Víctor Raúl Lozano Ibáñez en Trujillo, el 17 de marzo), se comprará la blanquirroja para aumentar su simbólica colección.
—Según afirmabas en una entrevista para Radio Francia Internacional, tu intención es tocar y componer como Chopin, siendo tan popular y desvergonzado como un rapero. Por la delicadeza y lirismo de las melodías, en tu trabajo es clara la influencia de Chopin, de Claude Debussy o de pianistas más actuales como Philip Glass. ¿Pero qué tanta onda rapera puede tener “El claro de Luna” de Debussy, por ejemplo?
El “Claro de Luna” de Debussy es un excelente ejemplo de vínculo con la música urbana. Sus acordes menores son los tonos que los raperos adoran. Justamente son estas melodías tan obvias las que los raperos recuperan, en muchas ocasiones. Podría mencionar algunos éxitos de la música clásica que han vuelto a ser muy populares. Por ejemplo, algunos valses de Chopin. Me encantan estas piezas porque tienen mucho del carácter, de la esencia del rap. Y vemos como suele darse una mescla entre ambas corrientes. El rap es popular porque se parece muchísimo a Chopin, Beethoven o Mozart.
—¿Cuáles son esos parecidos, dónde se dan esos puntos de contacto?
En el rap lo que predomina es la cultura de lo simple. Podríamos tomar un extracto de una composición clásica y repetirlo una y otra vez, a la manera de un bucle. Y las melodías de la música clásica se basan en la repetición, también. Si queremos pensar en estos parecidos, veamos cómo el rap toma de la música clásica extractos, pedazos que le interesan. El inicio de “Claro de Luna” es algo que el rap podría explotar muchísimo. En Francia, hay un grupo llamado Suprême NTM cuya canción, “That’s My People”, toma el preludio de un tema de Chopin, y Joey Starr, el vocalista, añade el texto a este segmento. Se trata de una canción que ha devenido icónica en Francia.
—¿Crees que la música clásica ha perdido sensibilidad para sintonizar con el presente? ¿Cómo generar nuevos públicos?
No se trata de cambiar algo en los seguidores de la música clásica, sino más bien en el estado de ánimo que vivimos. La música es algo con lo que todo el mundo puede sentirse identificado. Es verdad que la música clásica se puede ver como algo elitista, y yo estoy de acuerdo con un elitismo entendido como lo que nos impulsa a ser mejores, a superarnos, a buscar la excelencia en lo que hacemos. No estoy de acuerdo con ese elitismo que menosprecia al otro porque se es más culto o se tiene más estudios. Estoy en contra de cualquier clase de esnobismo. La gente va a volver a la música clásica cuando sienta que se trata de una música que los recibe, que les permite sentirse bienvenido. Hace mucho tiempo, antes de que la música clásica se tornara elitista, era verdadera música popular. Y hay que conservar esa relación.
—En 2019 sacaste tu primer álbum en solitario: “Planet”, que ofrece una mirada a nuestro mundo desde la periferia. ¿Cómo asumes ese punto de vista?
Tengo varias miradas: primero, la de un nieto de un bereber del sur de Marruecos, alguien que viene en un pueblo nómada. Yo conservo aún esta cultura nómada. La segunda mirada es la de una minoría de un país: mi abuelo emigró a Francia buscando para su familia un futuro mejor, y yo he cargado con el peso de ese sacrificio. Mi mirada es también la de quien viene de un pequeño país, quizás no tan importante a nivel mundial, como Marruecos. Al inicio, sentía que no tenía la misma fuerza que las personas que venían de otros países. Con el piano, sin embargo, poco a poco pude ir ganando esta fuerza y me fui liberando. Y también tengo la mirada de una mayoría: la de las clases medias y populares, las que crecen sin ningún privilegio. Mi travesía, mi viaje personal es un homenaje a eso. Admiro a los personajes públicos que ofrecen esperanzas a las clases populares. Yo espero que, algún día, alguien me diga que se sintió inspirado por mí música. Porque esa persona sabrá que tiene las mismas armas que yo tenía al aprender a tocar.
—“Planet” es un viaje introspectivo compuesto por doce canciones que llevan el nombre de doce lugares del mundo: desde Sicilia a Nagasaki, pasando por Bora Bora o La Habana. ¿A que suenan las ciudades? Cómo descubres el sonido característico de cada una?
Es verdad que son introspectivas, porque parten de una visión subjetiva de cada ciudad, es la reacción emocional que sentí al visitar cada ciudad. No busco para nada reproducir la música típica de un país, sino inmortalizar lo que sentí, algo que tiene que ver con tu mundo interior.
—En el videoclip “Le monde est à mes pieds”, llevas tu piano en la tolva de una camioneta mientras acompañas al rapero Scylla. ¿Qué piensas de la versatilidad del piano? ¿Hasta dónde quieres llevarlo para que sintonice con la cultura actual?
No tengo límites. He llevado el piano bajo una aurora boreal, sobre un barco, en una camioneta por el desierto. Adoro ese tipo de cosas. Esa es mi propuesta artística. Quiero que que el piano viaje tanto como yo, y que se encuentre en situaciones completamente diferentes. Lo hago también por razones visuales: pienso que para el público, mirar algo bello les permite concentrarse en la música y olvidar la rutina cotidiana.
—Muchas salas de conciertos no permiten sacar el piano más allá del escenario, temerosas de que se desafine o se deteriore...
Es normal que se quiera mantener el piano inmóvil, porque es un instrumento de prestigio y de mucho valor. Pero debe haber excepciones. Yo soy embajador de la marca alemana Bechstein, los pianos que, de niño, yo soñaba tocar. Nunca me imaginé que, de grande, pueda estar tocándolos. Y aprecio que esta marca juegue el juego que le propongo, que me acompañe en mis propuestas artísticas, cada una más loca que la otra. Intento que el piano sea un instrumento cada vez más libre.
—¿Ya que tus composiciones tienen que ver con atmósferas y paisajes sonoros, te tienta componer para el cine?
De hecho, ya estoy trabajando en varios proyectos, con diferentes directores, pero estamos aún en una etapa demasiado temprana como para hablar al respecto. Son proyectos que toman mucho más tiempo que un álbum como solista, porque hablamos de la escritura del guion (que escriben generalmente teniendo como marco mi música) de la filmación, del lanzamiento de la película.
Aupiciado por la embajada de Francia compo parte de las celebraciones por el Día de la Francofonía, Pamart se presentará el 14 de marzo en el Gran Teatro Nacional de Lima, y el 17 de marzo en el Teatro Víctor Raúl Lozano Ibáñez, de la UPAO.
El pianista participará también de un gran encuentro en la Alianza Francesa de Lima, el sábado 18 de marzo, de ingreso libre, por orden de llegada hasta completar el aforo.
A propósito del Día de la Francofonía
La celebración de la francofonía une a las embajadas de Bélgica, Canadá, Egipto, Francia, Grecia, Marruecos, Rumania y Suiza, en colaboración con la red de Alianzas Francesas en el Perú. Estas instituciones han preparado una compleja agenda cultural que se desarrollará en las ciudades de Lima, Arequipa, Cusco, Chiclayo, Piura, Trujillo. Las actividades comprenden conciertos, espectáculos de teatro, funciones de cine, exposiciones, concursos y seminarios. Asimismo, se organizará la Gran Feria de la Francofonia, el 18 de marzo, en el local de la Alianza Francesa, en Miraflores.
Así, se tiene en agenda la presentación del compositor y cantante francés Benjamin Piat en Arequipa el 15 de marzo, en Piura el 16 de marzo, y en Lima, el 18 de marzo.
El 20 de marzo, a las 7pm en la Alianza Francesa de Miraflores se presentará el pianista colombo-canadiense Daniel Añez, en un concierto organizado por la Embajada de Canadá, con ingreso libre.
Del 13 al 20 de marzo, el público podrá dar “La vuelta a Bélgica en comic” gracias a una bella exposición que se presentará en la Alianza Francesa de Trujillo. Y el 20 de marzo, en un evento virtual, la biógrafa Brigitte Krulic conversará sobre la vida de la destacada escritora feminista Flora Tristán y de su viaje de Francia al Perú.
La Francofonía es también una oportunidad para dar a conocer en el Perú la gran oferta cinematográfica de los países francófonos. Quince películas de Bélgica, Canadá, Egipto, Francia, Grecia, Marruecos, Rumania y Suiza serán presentadas de forma gratuita a lo largo de las dos semanas en la Sala de Cine de las Alianzas Francesas y en otros centros culturales a nivel nacional.