La migración masiva provocada por la crisis humanitaria en Venezuela ha obligado a muchas personas a ocuparse en empleos ajenos a sus áreas de formación. Dentro de este grupo están los exmiembros del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles, quienes buscan acercarse de nuevo a su pasión en el país que los acogió con la orquesta Sinfonía Migrante.
Mañana, a las 7 p.m., esta agrupación se presentará en el Teatro Municipal para ofrecer un nutrido repertorio con temas de ambos países. “Es importante que nos podamos comunicar a través del arte. La cultura es un punto de partida para fomentar el aprendizaje entre dos comunidades que buscan integrarse”, sostuvo el embajador de Venezuela, Carlos Scull.
—De vuelta a la música—
Alexander Gómez, quien está a cargo de la dirección de la orquesta, resalta que la principal motivación para emprender este proyecto fue darles a los músicos una oportunidad para reencontrarse con su pasión. “Había muchos profesionales colegas míos que estaban aquí y que no tuvieron la misma suerte que yo. Se dedican a cosas que no tienen nada que ver con aquello para lo que se prepararon. Algunos venden, otros son albañiles”, cuenta.
En un comienzo fueron 25 personas quienes iniciaron este proyecto, y hoy ya son 120 músicos y 40 coristas los que integran la orquesta. Su primera presentación fue en agosto, en el auditorio del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM). En aquella ocasión, el entusiasmo del público superó las expectativas, ya que el aforo se llenó en su totalidad y quedaron fuera cerca de 200 personas.
Esta vez, el director asegura estar nuevamente a la altura de las circunstancias. “Pienso que la orquesta suena excelente. El nivel profesional es altísimo y la calidad del espectáculo es de alto calibre. El repertorio será variado. Incluiremos temas muy conocidos en Venezuela, pero también piezas peruanas como ‘El cóndor pasa’”, detalla.
Por último, destacó el objetivo principal de continuar con su actividad artística. “Queremos aportar al Perú con nuestros conocimientos. Es una bonita oportunidad para que nuestro bagaje profesional sea reconocido. Para que estas personas sean vistas como gente capaz de ofrecer conciertos”, explica.