GEORGIA CATT
¿Puede el Partido Comunista chino crear un ícono del pop? Parece que sí. Al menos el empeño y la esperanza del actual presidente, Xi Jianping, es convertir a la cantante Ruhan Jia en una de las nuevas estrellas globales de la música.
"Me voy a quitar los zapatos esta noche", me cuenta Ruhan Jia, detrás del escenario, antes de un concierto en Shanghái. "Me hace sentir más salvaje, siento que puedo saltar por todo el escenario".
"Sentirse salvaje" no es precisamente algo que surja naturalmente en esta artista de 31 años con una fuerte educación en música clásica.
Ella no fuma, no bebe y no se la pasa de club en club las noches de los fines de semana. Su vida, la que nos permite ver, está encaminada hacia un solo objetivo: convertirse en una superestrella. En una Shakira. En una Beyoncé.
Y lo más llamativo de todo esto es que detrás de ella no está la habitual cuadrilla de "managers" y promotores de música, sino el poderoso andamiaje del Estado chino.
Para lograr ese objetivo entonces se debe comportar como una estrella pop. Y comienza por quitarse los zapatos. Pies descalzos.
En 2011 Ruhan se convirtió en la primera artista en firmar con la recién fundada Earth Music.
Earth Music, creada con fondos oficiales, tiene el objetivo de promover artistas chinos que puedan estar en los mercados internacionales.
Y todo esto tiene un fondo: la idea del "poder suave" que desea propagar el presidente chino, Xi Jianping, por el resto del planeta.
"Si tiene un economía fuerte, la gente piensa que es un gran país y nosotros tenemos una economía fuerte", explica a la BBC Bill Zang, vicepresidente de Synergy, la disquera de Ruhan.
Y añade que "si eres fuerte culturalmente, puedes ser visto como una superpotencia".
LA DISCIPLINA DEL PIANO
Su voz con la potencia de un soprano y educada en el conservatorio de música de Shanghái, uno de los más importante de China, le dieron varios papeles en importantes proyectos como la ópera rock de Damon Albarn, Monkey: Journey to the West.
"Mi niñez fue tocar el piano", me dice. "Después del colegio, debía practicar casi cuatro horas. Era lo único que hacía".
Ahora su voz clásica está viajando por nuevos destinos, menos refinados, más desinhibidos.
Por ejemplo, para el concierto de esta noche, ella estará al lado del grupo de rock Edisun y fiel a su promesa, se quitará los zapatos y cantará con pasión de rockera.
Para la disquera Synergy, la fusion de la música de oriente y occidente es la clave para llegar y "romper" el mercado de la música.
Por eso es que Ruhan está cantando al lado de Edisun. Sus canciones son una combinación de elementos de melodías chinas con pop occidental.
Sin embargo, bandas como Yeah Yeah Yeah o Metallica tienen mucho más éxito en conquistar el enorme y millonario mercado chino, que sus colegas orientales en calar en el corazón de los mercados europeos y estadounidenses.
En términos de intercambio comercial cultural, China está bastante lejos de alcanzar el nivel de una superpotencia.
"Entre 1930 y 2013 solo hay dos canciones de este país que podrían haber llegado lejos: Rose Rose I Love You y Dance of Yao People, de 1952, que es bastante parecida a la canción de Withney Houston y Mariah Carey When you Believe", le dijo a la BBC David Liang, productor y fundador del grupo chino de jazz Shanghái Restoration Project.
ÉXITO MODERADO
Hasta ahora, el éxito de Ruhan se puede considerar moderado. Tiene 500.000 seguidores en la red social Weibo, el equivalente de Twitter.
Pero las ventas de su primer álbum, Time to Grow, no han sido los esperados.
En los cuarteles de Synergy en Shanghái, con sus largos corredores adornados con los posters del álbum, el equipo de Ruhan intenta incrementar el impacto de la artista y su música.
Ella es la única artista con un contrato de tiempo completo con Synergy. Y su espacio para ensayar, pagado por el gobierno, es inmenso. Solo para ella.
Este es el lugar donde ella compone sus canciones, escribe la letra, prepara sus shows sobre el escenario y practica con unas particulares técnicas vocales.
Cada vez, Synergy le entrega a Ruhan una serie de CDs para que ella escuche, algo que ha llamado "su nueva educación musical".
"Es muy duro para ella", explica el manager musical Jean Wernheim. "Yo le he dicho que escuche más rock, más hip-hop y R&B. Y ella me responde que a ella nunca le permitieron oir esa música cuando estaba creciendo".
Durante 10 minutos, ella pasa por su libro de letras, cantando a todo pulmón interpretaciones de Elvis, Queen, Cristina Aguilera y Kesha. Bajo cada canción, Ruhan ha dibujado diagramas y dejado notas sobre cómo ella se siente con cada canción.
"La música occidental es como un hombre fuerte: lleno de poder, bravura y salvajismo", explica Ruhan y añade que "mientras que los músicos chinos somos como una señorita que viste Chanel. De Michael Jackson tomé el tono, que es poderoso y de Keisha aprendí a ser más atrevida".
LA ELECCIÓN
Pero a todas estas, ¿por qué Ruhan fue escogida para ser la nueva bestia pop del gigante asiático?
"Yo estoy en la línea de la imagen que quiere el gobierno. Y esa imagen debe ser acerca de iluminación. El brillo", responde la misma Ruhan.
Esta pregunta sobre el imaginario debió ser la idea central del proceso de selección, señala Adrew Field, de la Escuela Hult de Negocios Internacionales.
"El mensaje de las grandes artistas pop de Estados Unidos es promover una idea de libertad, rebelión y el derecho a ser lo que quieras ser, que es lo que menos quiere entregar el gobierno chino a su pueblo y al mundo entero", señala Field.
Lo que sí desea mostrar es que China es un país benevolente.
Pero Ruhan no es la única artista que quiere llegar a la estratósfera de las superestrellas.
La popular banda Carsick Cars estuvo de tour por Europa con la banda Sonic Youth en 2007 e iban a dar un par de conciertos en China, hasta que el gobierno detuvo la idea.
"Hasta ahora no sabemos por qué pararon los conciertos", afirma el líder de la banda, Shou Wang, durante un ensayo en un parqueadero subterráneo.
Hasta ahora, Carsick Cars le ha ido bien sin en el apoyo del gobierno y Wang es bastante escéptico con la idea de que el Estado esté detrás de la creación de estrellas musicales.
"Si estás siendo apoyado por el gobierno, estás atrapado, no eres libre de escribir lo que quieras contra ellos", dijo el cantante.
"Para dejarte más claro esto: los artistas que el gobierno eligió nadie los ha escuchado".
Pero Ruhan no se altera ante las críticas.
"Yo nunca pienso mucho acerca de eso", afirma. "Mi único deseo como cantante era encontrar una disquera. Ahora, ellos quieren producir álbumes, el gobierno dice que le gusta y yo dije ¿por qué no?".
En mi último día en China, paso por Synergy para decir adiós. Y al final de ese pasillo largo tapizado con los carteles del álbum de Ruhan, la observo conversando con tres hombres vestidos con trajes.
Ellos no parecen ser fans de una estrella pop.
"Son funcionarios oficiales", me dice, "me estaban diciendo que les gustaba mi estilo y mi música. Y les dije que muchas gracias y que sigan disfrutando".