Después de ocho largos años desde su última visita a la Tierra, las dalinas, gólmodis y cíndelas, comandadas por el enigmático glufo, volvieron el pasado 20 de julio en su famosa nube para cumplir una misión que estaba pendiente: dar vida a la fiesta de “Nubeluz, la despedida”. Este espectáculo revivió la magia y diversión de uno de los programas infantiles más emblemáticos de Latinoamérica.
La fiesta para este adiós definitivo llegó con un importante despliegue artístico, escénico, técnico y de efectos especiales. Pantallas de más de 500 metros y varias pasarelas que acercaron más a los protagonistas de esta historia con su público.
Conversamos con los gólmodis Marco Zunino y Cristian Rivero, y las cíndelas María Pía Copello, Rossana Fernández Maldonado, y las gemelas Antuanet y Anabel Elías sobre este espacio que marcó sus vidas y del que conservan anécdotas inolvidables.
- MARCO ZUNINO
Marco Zunino era adolescente y ya tenía experiencia como actor de teatro cuando llegó a “Nubeluz”. Después de participar como invitado en el juego “Si lo sé, lo digo”, se acercó al equipo de producción del programa para expresar su interés de convertirse en gólmodi. La productora Gabriela Queirolo le brindó la oportunidad de audicionar, la misma que Marco no desaprovechó.
“‘Nubeluz’ marcó tanto mi vida que sentí que era un ciclo que nunca iba a cerrar. Vivía con una nostalgia increíble porque el programa tenía un sitio muy especial en mi vida y en mi corazón. Fue una época maravillosa, con grandes amigos. No todo el mundo tiene la suerte de poder revivir algo que te hizo tan feliz a los 16 años”, destaca el actor tras compartir que la celebración por las dos décadas de Nubeluz, en octubre del 2010, fue por iniciativa suya.
“La idea surgió porque realmente ‘Nubeluz’ no había cerrado bien su ciclo. El programa comenzó a diluirse tras la tragedia que todos conocemos (la muerte de Mónica Santa María), continuó con ediciones grabadas, luego Lily y Almendra se fueron, y nunca tuvo el cierre que se merecía. Siempre supe que este pendiente se concretaría. Todos estamos juntos en esto, pero las iniciativas siempre han sido de Almendra y mías. Por eso, para mí es algo muy personal. Me cambió la vida, pero lo más importante es que me hizo muy feliz”, reconoce.
La magia del emblemático espacio de Panamericana Televisión se encendió el 8 de septiembre de 1990, en una época dura para el Perú y los peruanos. En tiempos de crisis económica y terrorismo, esta propuesta infantil se convirtió en un refugio de calma y sosiego para el televidente, sobre todo para los más pequeños.
“Vivíamos entre coches bomba y terror. ‘Yo tengo la magia’ fue una canción contra el terrorismo. Coco Tafur la compone para empoderar a los niños. Casi nadie sabe eso, ni nosotros lo sabíamos. Lo conversé con Coco después. Por eso es un tema tan poderoso”, reflexiona Zunino.
“Nubeluz” tuvo gran éxito internacional. Junto a “El show de Xuxa” fue el programa infantil por excelencia en Latinoamérica.
“En muchos países, ‘Nubeluz’ le ganaba en rating a Xuxa. Éramos competencia en Argentina. Los fanáticos argentinos de la artista brasileña nos gritaban, creían que la odiábamos”, recuerda el actor nacional.
- ANTUANET Y ANABEL ELÍAS
Las gemelas Antuanet y Anabel reconocen que no dudaron ni un solo segundo en aceptar la propuesta de Marco Zunino para participar en el show de despedida.
“Era impensable que haya un show de Nubeluz y yo no esté. No había forma. Además, sabíamos que era un proyecto que estaría bien armado, bien hecho”, refiere Antuanet. “Aceptamos sin pensarlo”, añade Anabel.
Las expertas bailarinas acababan de salir del colegio y aún no habían decidido qué camino seguir cuando ingresaron al programa infantil, y la vida les cambió radicalmente.
“Un primo de cariño que sabía que nos encantaba bailar nos pasó la voz del casting. Lo hicimos y al toque nos eligieron. Teníamos 17, pero parecíamos de menos”, cuenta Anabel. “No teníamos planificado estar en TV porque éramos tímidas. El programa nos cambió la vida”, asegura Antuanet.
- ROSSANA FERNÁNDEZ MALDONADO
“Nubeluz” fue una parte fundamental de la adolescencia de Rossana Fernández Maldonado. Este programa no solo le abrió las puertas de la televisión, sino que también le regaló grandes amigos, momentos gratificantes y le enseñó a ser más responsable, asegura.
“Me marcó. Cuando miro atrás, mis recuerdos más bonitos están relacionados a este programa. Era un trabajo, pero disfrutábamos juntos, éramos como hermanos, compartimos muchos anécdotas. Recuerdo que en un viaje a Argentina comíamos solo pan con hot dog, nos guardábamos el dinero de los viáticos para comprar ropa después. Nos alimentamos mal cerca de un mes. Daniela se desmayó”, cuenta.
- MARÍA PÍA COPELLO
“Nubeluz” fue una fuente de inspiración para María Pía Copello. Su admiración por las dalinas la llevó a soñar con tener un espacio infantil propio. Después de dos intentos fallidos, lo consiguió en el 2000 con “María Pía y Timoteo”.
“De mi admiración por el trabajo de las dalinas nace mi pasión por la conducción de programas infantiles. ‘Nubeluz’ significa mucho para mí porque luego de ese programa surgieron cosas importantes en mi carrera”, narra la presentadora de “Manda quien manda”.
- CRISTIAN RIVERO
Cristian Rivero llegó a “Nubeluz” gracias a su perseverancia. Comenzó en el programa como dicoline, pero no se detuvo hasta convertirse en uno de los gólmodis. Este espacio en Panamericana TV definió su futuro profesional. Aunque, con un padre aviador y una madre aeromoza, parecía destinado a ser piloto comercial, su camino tomó un giro inesperadamente artístico.
“Llegué por pura terquedad y perseverancia. Las gemelas Anabel y Antuanet Elías vivían detrás de mi casa en esa época, y había averiguado dónde estaban las oficinas de ‘Nubeluz’, en Camino Real. Todo un verano, caminé desde mi casa en Aramburú hasta Camino Real, veía el cartel de ‘Nubeluz’ y regresaba sin atreverme a entrar y preguntar. Hasta que un día entré. Al principio, me dijeron que no podía ser gólmodi porque era muy pequeño, y me propusieron ser dicoline. Así empezó mi historia. Así fue como llegué a Nubeluz. Cuando crecí, luego de varios intentos, aceptaron que sea un gólmodi”, recuerda.