Luego de su disco debut, Nicole Favre ha decidido enfrentar el segundo saliendo de muchas maneras de su zona de confort. Para ello, no solo se ha mudado a México, un país vital para todo aquel que quiera hacer carrera en la industria musical en español, sino que ha escrito canciones que abordan temas de los que antes no imaginó escribir y en géneros que están muy distantes el uno del otro.
“Ley del hielo”, su nuevo sencillo, por ejemplo, es un vals peruano al que la artista de 25 años le ha dado un rostro más internacional y contemporáneo con un ‘beat’ de trap que marca el clásico tundete criollo. “En el puente hay una guitarra al estilo de Óscar Avilés. Yo lo escuchaba mucho en Spotify y sentía que tenía que hacer algo así de todas maneras”, cuenta la compositora, durante una breve visita a Lima, sobre la canción que también le ha servido para hacer autocrítica a la actitud que solía tomar al principio de la relación de seis años que actualmente tiene con su novio.
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“Yo aplicaba mucho la ley del hielo, que es algo feo y dañino. Por eso es un tema que también me dedico. En las redes sociales uno no se muestra vulnerable. Siempre subimos fotos y videos perfectos, pero no hablamos de temas tan personales, contar tus problemas todavía es como un tabú. Quise atreverme a abrir esa parte de mí, y qué mejor que con una canción”, explica la artista
-¿Y cómo nació la idea del video?
Queríamos representar como una pelea con tu novio, en la que ninguno se habla y son terceros los que intervienen, en este caso los abogados. Y en el video yo soy mi propia abogada porque yo sí quiero volver a hablar. Pero la gente piensa que la historia que mostramos es sobre un divorcio y, la verdad, me parece bravazo que lo interpreten así porque igual tiene que ver con el tema.
-¿Siempre incluyes elementos peruanos en tus canciones?
Trato de escoger muy bien la canción en la que voy a meter elementos peruanos para que sea algo fino. Me ha pasado que he tratado de meter cajones a un tema, pero no lograba que resalten tanto. En esta canción sí traté de peruanizarla lo más que pude. La canción es un vals con un trapcito lento que tiene el tiempo de un vals. El productor de la canción es mexicano y le costaba mucho agarrar el ‘flow’ de la guitarra peruana, que es como más atrasada. Me senté en el piso y le decía: ‘No, no, tienes que hacerlo así’.
-¿Y cómo han reaccionado en México con el tema?
A la disquera le encantó. Para ellos es uno de sus temas favoritos, porque es una canción diferente. Nunca había hecho algo así, con ese ritmo, la letra también es muy especial, la forma de escribir la canción es muy poética.
- Este tema también forma parte de tu nuevo disco, que empezaste a mostrar con “Repítelo” y que se va a llamar “Niña buena”. ¿Por qué ese nombre?
Yo he crecido en Lima, en una sociedad muy clasista y machista. Soy católica, religiosa y muchas veces la iglesia, la sociedad en general, me hacía sentir culpable de todo. Yo quería ser una niña buena, hacerlo todo bien. Mis amigas empezaron a tomar antes de tiempo y yo no. Siento que me cohibí demasiado siempre para ser una niña buena. Siento que me cohibí en aspectos personales, sexuales, en todo lo que tiene que ver conmigo como persona, porque todo me daba un sentimiento de culpabilidad. Me dije: ‘se acabó, no quiero ser más la niña buena’. Creo que puedes ser una buena persona y no tiene nada de malo tomarse un trago, perrear o escuchar a Bad Bunny. Ninguna canción en este disco es de niña buena, es un concepto bien chévere.
- ¿Has sentido que han intentado contraponer mucho tu fe con tu arte?
Muchas veces la gente dice que se contradice el hecho de que yo crea en Dios con mi ropa o cosas así. Pero yo siento que no tiene nada que ver. Al final Dios es amor y el amor es para todos. Mis valores lo tengo intactos, pero ahora creo que no tiene nada de malo vestirse sexy. Hay un montón de cosas en las que antes yo me cerraba mucho y ahora no, la industria de la música me ha ayudado a liberarme. Tengo muchas fans que se identifican mucho conmigo. La gente me dice que la fe no va con tal cosa, pero yo digo que no tiene nada que ver. Con tal de que seas una buena persona y no pases por encima de nadie.
- Al final, esa es la base de las religiones: amor y libertad.
La industria musical es súper ‘open mind’ y eso me ha ayudado a salir del cuadrado que tenía en la cabeza. En muchos aspectos, en la parte emocional, con mi cuerpo, con todo. Siento que me he liberado un montón y me siento muy bien. Hace tiempo hice una canción que contenía una mala palabra y sentí la necesidad de escribirle por WhatsApp al director de Universal México para preguntarle si la podía decir. Él se mató de risa y me dijo que obviamente sí podía. Pero yo era así, a ese nivel estaba. Hay una canción que no va a entrar en este álbum, pero fue lindo escribirla, porque la hice con dos amigos de la comunidad LGBT que me contaron su historia y cómo sufren con sus papás. He escrito la canción como si yo fuera lesbiana, dedicándosela a una chica. Y fue bonito explorar esos temas que antes no me hubiera atrevido.
- ¿Y a ti qué te dicen tus papás?
Mis papás siempre me han apoyado. Desde que un productor de Nueva York me escribió y me dijo ‘ven a grabar’, me han apoyado. Ellos respetan mucho mi arte, nunca se han metido en cómo me visto o en lo que tengo que decir. Son una bendición.
- Este nuevo disco también marca tu mudanza a México. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
¡Es difícil ser adulto! Yo soy prácticamente hija única, porque tengo dos medio hermanas pero son mayores. Mis papás también son mayores, entonces soy casi como su nieta. Me han engreído y protegido mucho. Ahora me tocó salir al mundo y hacer todo por mi cuenta, desde lavar, cocinar, limpiar el baño hasta encargarme de los pagos y cosas de las que antes no me había preocupado, pero es una linda experiencia. Voy un mes viviendo en México, creo que me ha ayudado mucho a crecer, pero siento que lo que se viene va a ser increíble.
- Siempre se puede llamar a casa a resolver dudas.
Llamo a mi mamá a preguntarle cómo se hace el arroz. Mis platos principales son arroz con huevo frito y fideos con huevo revuelto (Risas).
- ¿Y creativamente cómo es esta etapa en México?
Es un país en el que pasan muchas cosas, hay mucho movimiento en la industria musical. La otra vez, mi A&R me escribió diciéndome que había llegado un productor de Canadá y que me sentara a escribir. Luego también me avisan que hay un show de Danna Paola y, así, muchas cosas. Van muchos artistas internacionales, hay muchas cosas allá.
- ¿Y la distancia también te ha reconectado con el Perú?
Allá escribí una canción que se llama “Máncora”; la escribí con puro mexicano. Siento que quiero hablar más de mi país. Ahora que me hace falta, quiero tenerlo más cerca.
- ¿De qué trata “Máncora”?
Es una canción fresca, habla sobre tomarte una chichita helada en la playa. El video lo grabé en la despedida de soltera de una amiga del colegio, me compré una cámara VHS y en marzo nos fuimos allá. Yo que soy súper cinematográfica y sabía que allí podría grabar. Entonces, su despedida de soltera es el video de la canción.
- Estando allá también ya has hecho conciertos y enfrentado a otros públicos. Además de cantar en el MTV MIAW, también diste un show en solitario en el festival Summerland. ¿Cómo te recibieron?
Estaba súper nerviosa. Todos tenemos inseguridades y yo me decía: “Pucha, ¿y si no les gustó? Aquí nadie me conoce, qué miedo salir y que nadie me dé bola o que no haya nadie. Pero me recibieron muy bien. Me empezaron a gritar: “Nicole, hermana, ya eres mexicana”.