En una época se le dio por esnifar huesos humanos molidos en el escenario. En otra, apagaba las luces del hotel donde recibía a los periodistas y les hablaba tan cerca que podían oler su aliento a flores muertas. O a aguas servidas, como la absenta que creó y que por nombre le puso “Mansinthe”. Hace unos años había declarado que estaba tentado a abrirle el cráneo a su novia con un mazo para ver qué había adentro. En el suyo, aparentemente no hay nada. O tal vez demasiadas cosas, juntas y revueltas. Como esa mezcla de bomba sexual y asesino en serie que adoptó como nombre artístico en reemplazo del inofensivo bebé Brian Hugh Warner, que una noche glacial de 1969 lanzaría su primer alarido sobre el planeta Tierra en un pueblito de Ohio.
MIRA: Emiten una orden de arresto contra Marilyn Manson por agresión en EEUU
En cualquier caso, siempre se esmeró por demostrar que pertenecía más al inframundo que a la superficie. Tal vez porque, como le contó a su madre, un vecino lo había violado cuando niño. Quizás por eso hizo de sus primeros juguetes los adminículos sexuales de su abuelo. Y dibujaba viñetas de sexo explícito para vendérselas a sus compañeritos de escuela. También escribía cuentos y poemas siniestros en su colegio religioso de Florida, cosa que para el joven relapso habría sido como meterlo a una olla a presión. Lo cierto es que allí fermentó ese ateísmo que, mezclado por su debilidad por la música, derivó en el cadáver andante que todos conocemos. Y que subyugó al satanista Anton Szandor LaVey, tanto que lo consagraría reverendo de la iglesia de Lucifer.
Y así como cocinó su nombre artístico fusionando sexualidad con sicopatía serial, de otras mezclas haría germinar su primera banda Marilyn Manson and the Spooky Kids: el espolvoreado cutáneo de Kiss, el heavy rosa de Poison y la tensión de Nine Inch Nails, a cuyo líder había entrevistado durante su efímera incursión en el periodismo de espectáculos. Sería precisamente Trent Reznor el primero en llevárselo de gira antes de producir sus tres primeros discos —”Portrait of an American Family”, “AntiChrist Superstar” y “Mechanical Animals”— y el EP “Smells like Children”. Apuntalado por el escándalo, alcanzó una celebridad más pinturera y teatral que tenebrosa. De esto último se encargarían de desvelar el tiempo y las mujeres.
-Ángel caído-
Su primera relación pública fue con la actriz Rose McGowan, célebre por ir semidesnuda a la premiación MTV de 1998. Luego desposó a la bailarina erótica Dita Von Teese. Se casaron en un castillo irlandés. Alejandro Jodorowsky fue el maestro de ceremonias en ese cuento de hadas pretenciosamente gótico que terminaría abruptamente cuando Manson finalmente aceptó que había sacado los pies del plato con la actriz Evan Rachel Wood. Ambos se bañaron en sangre y se filmaron haciendo el amor explícitamente en el vídeo de “Heart-Shaped Glasses (When the Heart Guides the Hand)”. Después la sangre –de verdad— llegaría al río. Y cuando se separaron, Wood utilizó las páginas de Rolling Stone para denunciar sin nombre a quien había abusado de ella.
Hasta que hace poco no pudo más y lo dijo: “El nombre de mi abusador es Brian Warner, más conocido por el mundo por el alias de Marilyn Manson. Él empezó a seducirme cuando era una adolescente y durante años abusó de mí de manera horripilante. Me lavó el cerebro y manipuló para ser sumisa hacia él. Estoy harta de vivir con miedo a recibir represalias, calumnias o chantajes. Estoy aquí para desenmascarar a este peligroso hombre y para poner en su sitio a las industrias que han permitido su comportamiento antes de que arruine más vidas. Expreso mi apoyo a todas las víctimas que ya no van a permanecer calladas”. Entonces todos recordaron las declaraciones del 2009 cuando Manson, hablando de ella, dijo: “Todos los días tengo fantasías sobre romperle el cráneo con un mazo”.
Pero lo peor vino después: esas declaraciones gatillaron un reguero de denuncias que están sepultando en vida al amo del infierno. Así, la fotógrafa Ashley Walters, la modelo Sarah McNeilly y la artista Gabriella-SourGirrrl publicaron en sus cuentas de Instagram sendas acusaciones de abuso verbal, coacción, violencia y violación. Luego apareció la actriz británica Esmé Bianco para decir que también había sido violada y maltratada sexualmente cuando la trajo de Londres a Los Ángeles para que actúe en un video y en una película que jamás filmaron. Manson dijo que era un chantaje por dinero. Las cuatro probaron que desde entonces sufren trastorno de estrés postraumático. Es más, Bianco dijo que le dieron drogas y alcohol y que Manson la ató a un reclinatorio de oración, la golpeó con un látigo y la violó.
-Infierno propio-
Con lo cual quedaría desvirtuado el uso de su apariencia macabra: sería el disfraz perfecto para su misoginia. Y que en esas escenas de sadomasoquismo y sexo violento que inundaron sus videos, especialmente en los noventa, afloraría su verdadera personalidad. Recuérdese que en su libro “The Long Hard Road Out of Hell” (1998) acepta haber vendado los ojos a una mujer borracha y haber jugado con Reznor al ‘adivina quién te está tocando’. Todo eso, junto a sus deseos de romper el cráneo de su mujer con un mazo, fueron tomados como hipérboles promocionales de sus discos.
“Obviamente, mi arte y mi vida han sido durante mucho tiempo imanes para la controversia, pero estas recientes afirmaciones sobre mí son horribles distorsiones de la realidad. Mis relaciones íntimas siempre han sido completamente consensuadas con socios de ideas afines. Independientemente de cómo, y por qué, otros ahora eligen tergiversar el pasado, esa es la verdad”, se defendió en Instagram. Igual, ya han sido retiradas sus escenas de los programas “Starz”, “Fremantle” y “Shudder”. Fue despedido de “American Gods” y “Creepshow”. La televisión ha suspendido sus conciertos y hasta Loma Vista Records, su sello discográfico, lo abandonó.
Por si fuera poco, la policía de New Hampshire acaba de ordenar su arresto por escupir y disparar sus mocos contra un camarógrafo en el concierto de hace dos años en Gilford. Con toda una vida inmersa en la oscuridad de un teatro extremo y discutiblemente subversivo, tal vez ese frenesí mediático haya acabado para él. Tal vez Marilyn Manson se haya convertido en el último que usa el estatus de celebridad artística como subterfugio de la crueldad. Tal vez bajo esos trapos haya un cadáver y que, efectivamente, lo que grita a voz en cuello sea verdad: “I am the god of fuck, I am the god of fuck”.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Justin Bieber actuará en la entrega de los Premios Juno por primera vez en más de una década
- Luis Fonsi y Rauw Alejandro lideran tres listas de Billboard gracias a “Vacío” | VIDEO
- Víctor Manuelle y La India suman récords gracias a “Víctimas las dos”
- Maluma anunció que pronto retomará su gira “Papi Juancho USA Tour”
Contenido sugerido
Contenido GEC