En 1988, para las bandas argentinas del momento, no existía más que rock ‘n’ roll y tango, desconociendo la existencia de los ritmos que conformaban la base de la salsa representada por la Fania, varios artista argentinos, incluyendo al icónico Charly García, rechazaron la propuesta de Jerry Masucci y Celia Cruz para hacer un tema en colaboración con la intérprete, aunque los grandes personajes de Buenos Aires decidieron alejarse de la salsa, solo Los Fabulosos Cadillacs se atrevieron a formar parte de la canción que pasaría a la historia como uno de los mejores duetos musicales: “Vasos Vacíos”.
“No había internet ni forma de contactar con grandes artistas, la información era un bien preciado y nosotros conocíamos de ella, pero otros no. Recuerdo que Charly no tenía ni idea de quién era ella”, menciona uno de los miembros más antiguos de la banda, Sergio Rotman en entrevista con El Comercio.
Siguiendo su lado más experimental, grabaron 16 álbumes y a lo largo de sus distintas eras colaboraron con diversos artistas argentinos e internacionales. Además, han recibido varios premios, entre ellos MTV Video Music Awards, Premios Grammy Latinos, Premios MTV Latinoamérica y Premios Gardel. Casi con 40 años en la industria musical, la banda, cuyo género musical es indefinible, continúa haciendo lo que más le apasiona: música.
―¿Cómo congenian varias mentes creativas con casi 40 años?
Todo se basa en que nos conocimos muy jóvenes y todavía recordamos que venimos de la escena underground argentina. Recordar que hicimos esto porque teníamos ganas y no por el éxito, hace más satisfactorio disfrutar del reconocimiento que vino luego. Ahora no somos amigos, somos familia, aunque no todo fue bonito, en alguna parte dentro de cada uno, aún nos odiamos. A pesar de todo nos damos cuenta de que es mejor odiar a alguien conocido que a alguien desconocido.
―Con tantas etapas vividas como banda, ¿Cómo definir a Los Fabulosos Cadillacs?
La banda es como una persona y ha pasado por etapas que nos han acompañado desde que empezamos a los 20 años. Ahora, con 60 años, nos damos cuenta de que hemos grabado increíbles discos, discos no tan buenos, hemos sido populares y hemos fracasado hasta que llegamos a tener este título de leyendas.
―¿Cuáles son los retos para las leyendas?
El problema que tiene Cadillacs es que tenemos tantas canciones populares que es difícil escoger cuáles tocar para el público, especialmente porque quieren conectarse con algunas canciones. Por eso no dejamos ningún álbum, por más antiguo que sea, fuera de la setlist. Por otra parte, nuestros shows en vivo son una fiesta, no podemos negarle eso al público, entonces es imposible no tocar “Matador”. La vida es horrible, por eso los Cadillacs les damos lo que queremos a la gente.
―¿Cuál es la relación que tienen con sus éxitos antiguos como “Matador” o “Mal Bicho” y sus nuevos temas?
No muchas bandas tienen canciones como “Vasos Vacíos”, “Quinto Centenario”, “Calaveras y diablitos”, “Siguiendo la luna” y otros muchos temas más. Podemos cambiar algunos temas por show, pero tenemos 15 canciones como mínimo que son infaltables. Sería un gran acto de soberbia no tocar nuestros hits porque queremos solo mostrar lo nuevo. Si la persona pagó su entrada, fue con sus amigos y se emborrachó. ¿Quiénes somos nosotros para no tocar “Matador” o “Mal Bicho”?
―¿Por qué se “separaron” en el 2002?
Lo que pasa es que nosotros empezamos cuando éramos muy jóvenes, teníamos entre 18 a 20 años. Durante nuestro primer periodo pasamos de vivir con nuestros padres a estar casados y con hijos, pasamos todo eso siendo Los Cadillacs. Después de ese periodo de “nocturnidad”, necesitábamos un descanso, hacíamos 180 shows en un año y de los 365 días solo dormíamos 25, el resto eran viajes donde nos encontrábamos con un mal estado mental. Necesitábamos eso, al detenerlo descubrimos que nos convertimos en otras personas, no maduramos, solo envejecimos, tal y como lo hacen las personas de mi generación.
―¿Cómo afrontar un regreso?
Cuando regresamos teníamos varios discos y ya éramos considerados leyendas musicales. No podíamos encarar nuestra carrera de otra forma, ya no eran los 80, ahora teníamos un repertorio armado entonces solo miramos hacia atrás sin ser nostálgicos e hicimos de esas canciones un himno. Hasta hoy las tocamos como la primera vez, no nos aburre hacerlo.
―¿Para algunas bandas que están pasando por sus primeros 15 o 20 años, podrían tomarse un descanso bajo este contexto o es imposible parar?
Si no te subiste al caballo en el siglo pasado, en pleno siglo XXI, estás jodido. La música ya no es música, el creer que cualquiera puede conseguir cualquier cosa, es una trampa. Que te den infinita música no significa que tengas realmente algo. Yo, cuando era niño, tenía 10 buenos discos que consideraba intransferibles, hoy en día eso ya se perdió. Los artistas del género urbano nunca te van a reconocer esto porque no tienen nada en el cerebro, además que son parte de esta farsa. Ya no se puede volver atrás, será más difícil, pero el máximo consejo es: “Haz lo que se te cante el culo”.
―¿Este consejo aplica para todos o solo para bandas que ya se consagraron?
Bueno, si tocas en el género urbano ahí la cosa tiene mucha relación con la llegada que tengas y las views. Pero si estás tocando metal, rock u otros géneros, haz lo que te gusta, toca lo más que puedas y que las canciones tengan sentimiento.
―Bajo este contexto ¿Dónde queda espacio para la buena música?
Estamos muy jodidos, hoy es muy difícil encontrar música que sea profunda o que busque transmitir algo más allá del número de reproducciones o una gran cantidad de views.
Lugar: Costa 21
Fecha: Viernes 8 de diciembre
Hora: 9:00 p.m.
Entradas disponibles en Teleticket
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