Joaquin Sabina, durante una presentación en el Luna Park de Buenos Aires, en marzo de 2011. (Foto: AP)
Joaquin Sabina, durante una presentación en el Luna Park de Buenos Aires, en marzo de 2011. (Foto: AP)
/ Natacha Pisarenko
Patricia Castañeda Alva

“Tanto la quería que tardé, en aprender a olvidarla, diecinueve días y quinientas noches”, dice una estrofa de la canción (himno) de todos a los que les han roto el corazón. “19 días y 500 noches” es el tema principal del álbum más importante de ; lanzado en 1999 y todavía vigente al igual que su intérprete, que está de cumpleaños.

Este álbum de 74 minutos y 18 segundos vendió más de medio millón de copias en la época en la que no existía YouTube, ni Spotify. Se grabó durante siete meses de arduo trabajo, producido por Alejo Stivel y editado por BMG Music Spain.

Los temas de “19 días y 500 días” son muy íntimos y autobiográficos. No era muy joven cuando lo lanzó, pues con 50 años cumplidos tenía muchas experiencias y desamores que contar. Quizá por eso es el que más ha logrado calar entre sus fans.

Las 13 canciones, 15 si escuchas la versión editada en Argentina, tienen muchos estilos musicales. Sabina mezcló el rock (género musical que empezó a usar desde 1983), con algo de milonga, merengue, ranchera, y hasta rap. Hay para todos los gustos y para todas las fases del amor, también.

Además de la canción que da título al álbum, existen otros temas que merecen ser escuchados, una y otra vez. Por ejemplo: “Cerrado por derribo”, que narra sobre una ruptura amorosa que es acompañada con guitarra y flamenco; “Una canción para Magdalena” con música de Pablo Milanés y letra que habla de la belleza de una mujer; en “Dieguitos y Mafaldas” cuenta su relación con una argentina llamada Paula y describe la belleza de Buenos Aires; y en “Noches de boda”, junto a la mexicana Chavela Vargas, entona el tema menos descorazonador de “19 días y 500 días”.

Cuando Sabina conoció al amor de su vida en Perú

LA HISTORIA

Fueron duras las negociaciones para que la disquera acepte este álbum, y recién cuando Sabina aceptó reducir la cantidad de canciones, se llegó a una acuerdo. Se descartó la idea de un disco doble porque se necesitaría mucho más dinero. Pero todo salió bien, y el cantante fue galardonado, meses después de la aparición del disco, con el premio Ondas al mejor artista español de 1999 y me vendió más de medio de millón de copias.

El crítico de musica español Juan Puchades sabe bien que detrás de la obra cumbre de Sabina hay muchas historias y trabajo detrás, un proceso “agotador y con un punto suicida”, según describió en el libro “19 Días y 500 Noches. Sabina fin de siglo” (Editorial Efe Eme 2019).

He sido mucho más moderado de lo que dice mi leyenda. Y he llegado a los setenta años, que se dice pronto”, recuerda Sabina en el libro de Puchades. Tras esa afirmación, el cantautor revela que ese disco no hubiera sido el mismo si no hubiera habido cocaína de por medio. “No, absolutamente no. Ese punto de concentración obsesiva que da la coca es imposible de encontrar de otra manera. El disco es un disco de coca, completamente”.

Además, indica que esta droga tuvo su propósito durante un tiempo para este trabajo, pero le pasó factura. “Durante unos años es una cosa estupenda para escribir canciones, luego no. Me dormía con el cuaderno en la mano, muy tarde, y cuando me despertaba iba directamente al cuaderno. Era capaz de estar dos o tres horas con un cuarteto o con un verso solo, corrigiendo”, cuenta en el libro.

En el 2001, tantos excesos lo llevaron a un ictus, él mismo se los atribuye “a la cantidad de coca, a no dormir, los cafés y whisky que me metí para escribir ’19 días y 500 noches', que fueron dos meses sin dormir”.

Joaquín Sabina durante un viaje al Perú en el 2001. (Foto: AFP)
Joaquín Sabina durante un viaje al Perú en el 2001. (Foto: AFP)
/ EITAN ABRAMOVICH

EL AMOR

Durante la grabación de este disco Sabina estuvo encerrado siete meses, y en ese tiempo su eterna enamorada (por entonces platónica), la periodista peruana Jimena Coronado le había enviado una carta dándole una buena noticia.

Joaquín y Jimena se conocieron en el 1994 durante una gira que dio el cantante en Perú. La reportera gráfica de El Comercio lo fue a fotografiar, y él aprovechó para preguntarle si iban por unas copas. Un conocido bar barranquino fue la sede de ese encuentro, pero no fue hasta 1999 que su amor se concretó tras varios años de idas y venidas.

Me envió una carta que tardé cuatro meses en abrir porque estaba en medio de 19 días y 500 noches”, contó el cantante. En esa carta ella le contaba que estaba soltera, y él, ahora, también lo estaba.

El tema más famoso de este álbum es “19 días y 500 noches”, y si lo analizamos es fácil encontrarle el sentido. Siempre es en la noche cuando recuerdas lo que no pudo ser. Muchos se han identificado con Sabina, y probablemente se identificarán en el futuro, pues es de esas canciones que no están de moda porque son atemporales, y da igual ser boomer, millenial o centenial para disfrutarla. ¡Feliz cumpleaños, Sabina!, que nos dures 500 mil noches más.

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