Por años se especuló sobre ese inevitable día en el que Joaquín Sabina se despediría de los escenarios. Se lo preguntaron, él habló, pero no hubo respuesta concreta. Qué respuesta iba a haber; el público lo necesitaba, lo necesita, para cantarle a las penas, al amor, pero sobre todo para cantarle a lo que le venga en gana; con todos sus años de carrera, múltiples premios e innumerables presentaciones, ese es un derecho que él se ha ganado.
Pero todo se acaba, y Joaquín Sabina anunció este jueves que su próxima gira mundial será, también, su despedida de los escenarios. Titulada “Hola y adiós”, la serie de shows lo llevará por diversos escenarios de España y América Latina, incluyendo el Perú. El intérprete confirmó también al Perú para un concierto el 17 de marzo del 2025 en el multiespacio Costa 21 de la Costa Verde.
“La reciente gira de Joaquín Sabina fue, contra todo pronóstico, la más rotunda de su dilatada carrera, donde la ilusión, profesionalidad y experiencia del maestro de Úbeda vencieron el vértigo inicial, contagiando alegría y energía a sus músicos, impregnando las interpretaciones de una arrebolada sensibilidad y ganándose a un público ―más de 700.000 personas en casi 60 conciertos por una docena de países― que se volcó, entusiasmó y conmovió”, indicó la comunicación oficial.
Joaquín Sabina ha decidido despedirse de los escenarios multitudinarios con ‘Hola y adiós’, un último nocaut emocional y una veintena larga de temas que son ya plegarias universales del sueño imposible del amor y el querer meterle mano a la vida”.
“La gira comenzará en el próximo mes de febrero 2025 en América y durante 11 semanas recorrerá México, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Tras una breve pausa la gira seguirá su rumbo a España y Europa, hasta su final en el mes de noviembre. Las fechas, ciudades y venta de entradas se darán a conocer en el mes de julio para América y en septiembre para España”, añadió.
Con “Hola y adiós”, la vuelta al ruedo de Sabina, se cierra un círculo que abarca medio siglo desde sus primeras apariciones públicas, cuando hacía la calle en el metro londinense, durante su autoexilio en las postrimerías del franquismo. Un incierto punto de partida para alguien que, tras cabalgar a lomos de los vertiginosos ochenta con un bello lirismo urbano que excedía el ámbito de la canción de autor, traspasó durante los noventa la frontera de profeta en su tierra para entrar definitivamente en el nuevo milenio bajo la categoría de mito internacional: desde Tierra de Fuego hasta el Desierto de Sonora, precedido por una leyenda disoluta y un sólido e impresionante torrente de canciones indelebles alojadas en una discografía totémica que, que, como ya viene sucediendo, se seguirá estudiando en los libros de la Historia del acervo popular.