Con la misma pasión y entrega de la primera vez, Christian Meier vuelve a sus raíces musicales después de dos décadas. Retoma los sonidos que lo inspiraron en sus inicios para crear “Déjà vu”, una potente propuesta rockera en la que convergen sus conocimientos adquiridos en la juventud con las herramientas, experiencia y madurez de hoy.
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“Siempre hice rock, crecí haciendo rock, es la música que me gusta. Mi primer disco (‘No me acuerdo quien fui’) lo hice a los 23 años. La única persona que me apoyó en ese proyecto fue Miguel Reátegui, un tecladista que manejaba su propio estudio digital en Balconcillo, con él grabamos ‘Carreteras mojadas’”, comenta Meier Zender.
Durante la cuarentena por la pandemia del COVID-19, el artista peruano encontró en la música el medio propicio para acompañar y llevar consuelo a sus seguidores en tiempos de aislamiento social y soledad. Una iniciativa que lo reencontró con una faceta que mantuvo relegada durante varios años.
“Cuando todos nos quedamos incomunicados, cuando se nos prohibió visitar a nuestros familiares, como un acto de generosidad se me ocurrió crear contenido para toda esa gente que no podía salir de su casa. Lo primero que hice fue llamar a los muchachos de la banda que me acompañan cuando salgo en vivo. Les dije para grabar algunas canciones nuestras, luego hacer un video y compartirlo con nuestros fans. Armé un pequeño estudio en mi casa, seguí componiendo y haciendo demos. Finalmente, cuando decidí grabar esta música nueva, me contacté con Germán Villacorta para que se encargue de la producción. Es un productor peruano que en los últimos 25 años se ha dedicado a grabar a bandas como The Rolling Stones, Ozzy Osbourne, entre otras”, narra el artista nacional.
-La última producción que hiciste con temas propios fue “Once noches”, en 2002, ¿por qué esperaste tanto tiempo para volver a grabar?
Porque estaba ocupado haciendo otras cosas que no me permitían hacer nada más. El 2003 me di cuenta que no podía hacer dos cosas a la vez, tenía una serie de obligaciones: un matrimonio, tres hijos, debía trabajar. Prácticamente lo he hecho todo en la música. Hasta ese momento ya había grabado dos discos con Arena Hash y tres como solista, había girado por todo el Perú miles de veces, tocado en bares en Barranco y Miraflores, discotecas en los conos, y conciertos multitudinarios de 40 a 50 mil personas. Un día llegué a tocar ante 100 mil personas en la playa El Silencio junto a El Tri y Pedro Suárez Vértiz. Después de eso decidí hacer una pausa y dedicarme a ser actor a tiempo completo.
-Una faceta en la que te consolidaste internacionalmente.
No me equivoqué al dar ese paso porque empezaron a llegar cosas más interesantes, a hacer producciones para Telemundo, hasta que me convertí en El Zorro y me quedé ahí, en esa vorágine de desarrollo de una carrera que sí, me dio un nombre internacionalmente. En estos últimos años me estoy tomando las cosas con calma, quise salir de ese círculo vicioso de trabajo que tengo y hacer más cosas que me llenen. Ahora trabajo menos que antes.
-¿Es verdad que actuaste en “Gorrión” para poder financiar tu primer disco?
A los 22 años, estando en Arena Hash, me gradué de diseñador gráfico, pero seguí trabajando con la banda. Paralelamente a ello escribí canciones como “Quédate” y “Carreteras mojadas”, las cuales grabé en un estudio de grabación. Los dueños de ese estudio me dijeron que debía portarme con algo, entonces busqué la forma de ganar dinero. Un día vi en el periódico que iban a hacer “Gorrión” y llamé a la producción para ver si conseguía el trabajo. No sabía lo demandante que era, solo sabía que había un buen dinero ahí, y yo debía un buen dinero.
-¿Que la introducción de “Déjà vu” sea similar a la de “Carreteras mojadas” forma parte de una estrategia?
Es curioso, tienen similitud, pero nada fue forzado ni pensado. Es cierto que tiene la cadencia, pero el tempo es un poco más lento que el original de “Carreteras mojadas”. Iba a ser una canción de dos acordes y terminó siendo de tres, quería que sea simple, tocada en corcheas. Lo que hice con “Déjà vu” es lo que hubiese hecho hace 25 años, de haber tenido el tiempo, el dinero, el apoyo y la infraestructura que tengo hoy.
-¿Cuál era la premisa de “Déjà vu”?
Para descubrir quiénes somos y qué es lo que queremos, hay que volver…, desenterrar nuestras raíces y ver de qué estaban hechas. Esa era la premisa. Si quería volver a escribir nueva música, debía regresar al género que me inspiró a hacerla en primer lugar. Para saber qué queremos, quienes somos hoy, tenemos que hacer una retrospectiva personal y ver de qué estamos hechos. Entonces la metáfora de ir y buscar en algún lugar eso que nos formó se tradujo un poco en la historia del video.
-¿Este sencillo va a formar parte de un álbum?
No sé si lance un álbum, pero lo que sí haré será lanzar sencillos cada cierto tiempo.
-¿Piensas hacer giras promocionales, presentarte en algún escenario?
Me gustaría mucho volver a tocar en vivo, ese es el objetivo; aunque no es algo en lo cual estoy pensando ahora porque creo que la gente primero tiene que escuchar las canciones y enamorarse de ellas.
-Cuéntame sobre el videoclip, ¿quién se encargó de la dirección, dónde se grabó?
Cuando decidí hacerlo estaba en Los Ángeles, y producir en ese lugar es probablemente más fácil, pero más caro. Lo primero que se me ocurrió fue llamar al equipo con el que grabé el cortometraje “Terminal”. Les dije: ‘Quiero hacer un video producido por ustedes y dirigido por mí’. Lo hicimos en un solo día, empezamos al mediodía y terminamos a las 4 de la madrugada, pero el resultado salió bueno. Creo que hemos hecho un producto atractivo, que no decepcionará.
-Tu hijo Stefano aparece en el videoclip.
Nos acompañó durante todo el rodaje como asistente de producción y cuando necesité que alguien haga de conductor del auto que tenía detrás mío, le dije que se imaginara que estaba en Lima atracado en un semáforo, con gente cruzando, vendedores y combis. Lo hizo perfecto.
-¿Cómo recuerdas tus inicios musicales en Arena Hash, a los 17 años?
Fue muy divertido. Al principio hicimos las cosas casi como jugando, de hecho mi integración a la banda fue casi como haciéndoles un favor, pues ellos me pidieron tocar los teclados para unas canciones que estaban haciendo en un estudio. Me dijeron que tocara lo que sabía, luego me fui a mi casa y al rato me llaman para decirme que nos encontraríamos porque teníamos que hacer fotos para la portada del disco. Creo que en ese momento nació la banda. Recuerdo que decíamos que queríamos ser como los Beatles, los Rolling Stones, y realmente lo único que buscábamos era que llegue el fin de semana para tocar y nos paguen. En ese tiempo todo era en efectivo, nos íbamos con los bolsillos llenos. A los 18 años teníamos fans, dinero para viajar, vivir. No había por qué no disfrutarlo. Sin darnos cuenta nos formó para lo que hicimos después.
-Sobre “Quédate” escribiste en Instagram: “¿Y si nunca fue una canción de amor, sino más bien la última voluntad de alguien desde su lecho de muerte?”. ¿Cuál es la verdad detrás de la historia de ese tema?
No quiero romperle el corazón a la gente, porque cada uno tiene su propia interpretación. “Quédate” fue compuesta en la despedida de un ser querido que está en sus últimos instantes de vida. Es el ruego, la plegaria de un enfermo terminal que sabe que no va a despertar al día siguiente. Hay mucha gente que la ve como una canción de amor, y es válido, porque el arte debe ser interpretado como cada uno lo siente. Los autores escribimos las canciones inspirándonos en algo, pero finalmente el receptor tiene toda la libertad de crear su propia historia.
-¿Tienes proyectos de actuación para lo que resta del año?
Tengo lista una serie para Amazon. Se llama “Ana”, sobre la vida de Ana de la Reguera. También terminé el rodaje de “¿Vienes o voy?”, una película española que se estrena este año, y estamos armando un nuevo proyecto de una película con quienes hicimos “La mujer de mi hermano”.
-¿Cómo describirías el momento en el que te encuentras?
Como un momento de paz y felicidad, que ha sido constante en los últimos años. El tiempo y la madurez han valido la pena para llegar a este estado de plenitud. La pandemia hizo cosas terribles en algunos, a otros, como a mí, les trajo cosas maravillosas. La pandemia hizo que mis hijos vinieran a Los Ángeles a vivir conmigo. El hecho de haber creado una carrera sólida me permite actualmente poder disfrutar de la vida, descansar, tener tiempo para mí, y decir que no cuando es necesario.
-También te estás dando tiempo para el amor de una pareja.
Claro que sí, me estoy dando tiempo para ser feliz en todo sentido. Estar apartado del ojo público también ayuda. No tenemos que ser famosos los 365 días del año, solo la semana de promoción.