Buena parte de la Lima que conocemos hoy es la Lima que se ha escrito. Sin las tradiciones de Palma, los versos de Martín Adán o los ensayos de Salazar Bondy, nuestra memoria histórica de la capital sería mucho más frágil, falsa y dispersa. Para continuar con el hábito, la Municipalidad de Lima acaba de lanzar la colección Lima Lee, cinco publicaciones temáticas –poesía, crónica, ensayo, cuento (en dos volúmenes)– con un tiraje de 50 mil ejemplares que serán repartidas en colegios, universidades, medios de transporte como el Metropolitano y otros puntos de la ciudad.
La idea, que surgió para celebrar el aniversario 25 de Lima como Patrimonio Cultural de la Humanidad, forma parte de una serie de proyectos de fomento de la lectura que viene impulsando la comuna. Álex Alejandro, jefe del programa Lima Lee, explica que la apuesta es aumentar el tiraje a 250 mil libros para el 2017, con renovadas colecciones.
Y aunque hace unos meses se difundieron cifras preocupantes sobre la costumbre de los usuarios de no devolver los libros que se colocaban en las estaciones, Alejandro asegura que esa práctica se está revirtiendo. “A inicios del año, las cifras de retorno eran desalentadoras: de cada 10, regresaba solo un libro. Pero si bien eso sigue ocurriendo con las revistas, con los libros está funcionando cada vez mejor. Las últimas cifras dicen que 7 de cada 10 libros son devueltos”, dice el funcionario.
–Cuidadosa selección–
Para la curaduría y edición de los textos incluidos en la colección Lima Lee se convocó al poeta Miguel Ildefonso, quien apeló a una gran variedad de estilos, registros y generaciones –sin obviar la calidad, por supuesto– que reflejaran la evolución y el estado actual de nuestras letras. Todos los textos, además, tienen como eje central la capital peruana. Por las páginas desfilan autores de registros y edades tan dispares como Carlos Calderón Fajardo, Jennifer Thorndike, Gabriela Wiener, José Antonio Mazzotti, Roger Santiváñez, Karina Valcárcel y otros.
“Aunque también he incluido a autores mayores, lo que se puede ver más es una Lima post-80, una ciudad en la que el mestizaje y la migración están más asentados”, explica Ildefonso. Un detalle no menor, pues la mayoría de textos se aleja del fatalismo de los años 50 o 60 de nuestra literatura, y se acerca más a un tono vitalista, que proviene del espíritu emprendedor del nuevo limeño.