Fuente: Cocodrilo ediciones.
Fuente: Cocodrilo ediciones.
José Carlos Yrigoyen

Aunque “La ciudad en que no estás”, libro de Margarita Saona (Lima, 1965) se presente como una recopilación de sus cuentos, llamar así a estos textos no me parece del todo preciso (lo que no es una sorpresa: en la obra de Saona casi nunca las cosas son lo que aparentan). La autora es también una estimable poeta y varias de estas composiciones oscilan entre el lirismo y el plano realista, basculan entre la viñeta y la prosa poética, fluctúan por los médanos de la confesión metafórica y el relato pleno de humorística sutileza. Esta versatilidad, esa vocación por lo incatalogable, dotan a este volumen de un rostro personal y extraño que lo destaca sobre los convencionalismos de ocasión que signan la pauta.

Lo primero que leí de Saona fue un breve y delicado poemario, “Corazón de hojalata” (2017), diario en verso de una paciente coronaria constituido por interrogaciones desgarradoras que hallaban equilibrio mediante sentencias de una bella serenidad al encarar lo que Severo Sarduy llamó “adiestrarse a no ser / fusionar con eso”. Las composiciones de “la ciudad en que no estás” se emparentan con estos poemas que maniobran con destreza y sensibilidad el juego sacrificial de la incertidumbre y la respuesta frente a la muerte, pero también ante sus aliados: la incomunicación y la ausencia.

El universo de Saona es un lugar de objetos y seres que ya no están. Ella sabe que evocarlos a través de la escritura es apenas redundar en el vacío, ampliarlo, enturbiarlo de sí mismo, pero redondea mediante esa certeza una serie de muy logradas aproximaciones acerca ese empeño tan fútil como inevitable: “Las puertas apenas conducían al violento vértigo del abismo y entonces ella se apresuraba a construir con palabras una nueva recámara. Vivió así quinientos años, presa de su laberinto” (“Castillo de palabras”). Otro de los peligros que advierte son los riesgos que cada vocablo encierra a la hora de pretender restituir lo perdido. Es lo que sucede en el excelente “Filosofía del lenguaje”, donde la disquisición entre el significado y el referente deriva en una nueva inquisición de conmovedora perspicacia: “¿Cómo nombrar aquello que queda, esa persona extraña, deshabitada de tu amor, qué palabra usar para esta que camina tan vacía de ti pensando en bicicletas y significantes, si mi nombre era mi nombre porque estaba cargado de tu olor?”.

Como aquel rollo descrito en el Apocalipsis -que al ser devorado es dulce pero luego amarga las entrañas- son los cuentos de Saona que tratan sobre dos de las trampas mayores de su mundo peculiar: la infancia y los sueños. Ambas son vías que suelen conducir hacia una desolación que puede radicalizarse hasta lo fúnebre. Un buen ejemplo de ello es “Una imagen de dos cuerpos”, donde la necesidad de la protagonista en buscar el reflejo que la consuele la hace pasar del recuerdo de un sueño apacible y benefactor a la memoria de su hija perdida “cuyo cuerpo podía volar en pedazos por unos odios que nada tendrían que ver con su imagen y sus labios”. Por la misma senda ambulan su escueto aunque potente “Desmadre” y “Noche de luna llena”, uno de los mejores cuentos del volumen por su precisión, tanto verbal como emocional.

Mención aparte merece otra vertiente del libro: aquella que se sumerge de lleno en un lirismo sin cortapisas, libérrimo y a la vez controlado en el marco de lo que se insinúa o infiere. De ese sector, me quedo con “Objetos perdidos”, “La ciudad en que no estás” y, especialmente, “Aprendiz de brujo”, monólogo de anafórica perturbación, de iterativa desesperación que, a diferencia del personaje que lo emite, Saona llega a domar y convertir en una letanía cerrada, de terribles reminiscencias, de horror ahogado pero ubicuo.

Es cierto que en algunos textos Saona cede más a la ocurrencia que a los fundamentos donde sus cuentos ganan densidad y por lo mismo posibilidad de múltiples lecturas; pero son excepciones a la regla de un conjunto original y de engañosa sencillez. La incitante tristeza de Margarita Saona ha coronado un gran mérito: renombrar las cosas con el silencio de lo ausente, como solo la buena poesía alcanza a conseguir.

La ficha

Título: “La ciudad en que no estás”

Autor: Margarita Saona

Editorial: Cocodrilo editores

Año: 2021

Páginas: 163

Relación con la autora: ninguna.

Valoración: ★★★★ estrellas de 5 posibles.

TE PUEDE INTERESAR

Contenido sugerido

Contenido GEC