José Silva

Como ella mismo lo dice, "casi sin querer queriendo" Jessica Vega Puch se embarcó en un proyecto al que muchos no se atreven a los 27 años: publicar su primer libro.

La creadora del blog ¿Yoga o clonazepam? quiso que su historia personal de depresión y posterior superación llegue a un público mayor a través de una especie de guía ilustrada.

La publicación, con el mismo nombre del blog y editada por el sello Grijalbo, logró ubicarse en el top de las más vendidas en la última Feria Ricardo Palma. Allí conversamos con Jessica sobre sus inicios, su filosofía de vida y su acercamiento al yoga, práctica que considera fundamental para vivir en paz consigo misma.

¿Cómo así te animaste a contar una parte importante de tu vida de forma escrita?

Todo empezó hace dos años con el blog. Poco a poco y ‘sin querer queriendo’, como un ejercicio de catarsis o como una terapia. Con el tiempo me di cuenta que las personas aprendían más a través de una historia. Así que decidí contar mi vida  y darles herramientas que los ayuden a calmar su mente, reducir síntomas de ansiedad, depresión y estrés.

¿En algún momento de tus crisis personales llegaste a sentirte cerca de la muerte?

Sí, una vez tuve una depresión tan fuerte que perdí las ganas de vivir. Es muy fuerte lo que te puede llevar a pensar una enfermedad como la depresión.

En tu libro están muy presentes los viajes. ¿Cuánto te ayudó viajar para recuperarte?

Creo que el viaje más importante que hice fue a Tailandia. Me ayudó no solo por el hecho de viajar, sino también porque aprendí a meditar, a hacer yoga. Estuve en una comunidad con personas muy sanas. Eso me ayudó mucho.

En una parte mencionas el encuentro con tu padre durante uno de tus viajes. Él también estaba mal pero no se percataba. ¿Cómo darse cuenta que una persona está en un mal momento?

Es cierto. A veces no te das cuenta que estás súper mal, y de hecho eso es lo que le digo a las personas en mis talleres y clases. Tenemos que desarrollar un observador interno ante posibles síntomas de ansiedad. No sé, no poder dormir bien, mantenerse pensando todo el día, criticándote.

¿Qué es lo que solías criticarte más durante tus momentos de depresión?

Creo que cuando uno está deprimido se critica todo. Tienes pensamientos irracionales, generalizas fácilmente y todo lo ves a través de un lente negativo.

¿Cómo trabajaste las ilustraciones de tu primer libro?

Fue un trabajo en conjunto con Teresa y Carmen, dos súper diseñadores. Me ayudan a plasmar mis ideas en ilustraciones preciosas y en ejercicios interactivos, resaltando así las partes más importantes, porque la idea es que este libro sea casi un manual para que lo tengas en tu mesa de noche para que leas constantemente.

¿Fueron difíciles tus inicios en el yoga?

Sí. Eso es algo que le pasa a todo el mundo. Casi nadie es naturalmente flexible y son ejercicios que son bien desafiantes para un cuerpo que no está acostumbrado. Pero ya con la práctica y la respiración correcta todo va mejorando. Y de hecho terminé especializándome en enseñarle yoga a principiantes.

¿Por qué dices que no tiene sentido juzgar los eventos que ocurren en nuestra vida?

No juzgar es como mi mantra en la vida. No juzgo a nadie ni me juzgo a mí. Esto es parte de la filosofía budista que nos ayuda a ver las cosas tal cual son y no a categorizarla en bueno, malo, justo o injusto. Esto te permite aceptar lo que viene y aceptarte a ti mismo.

¿Qué le dirías a una persona que, sin conocer el yoga, piensa que eso no sirve?

Le diría que busque en Internet todos los estudios científicos de Harvard y de las mejores universidades de Estados Unidos que comprueban, estudio tras estudio, que el yoga y la meditación reducen muchísimo la depresión, la ansiedad y el estrés.

Varias municipalidades hoy implementan clases de yoga para los vecinos. ¿Te parece que esto aporta a la sociedad?

Me parece increíble que Lima se esté llenando de yoga. Creo que a más yoga estamos creando una comunidad más saludable mental y físicamente. Y eso es una tendencia global: pasa en Argentina, en Estados Unidos y más. El mundo va en dicha dirección.

¿Durante tu depresión llegaste a subir mucho de peso? ¿Cuál fue tu peor momento?

Pesaba diez kilos más, pero como soy pequeña, se notaba bastante. Es importante lo que dices. A veces uno se da cuenta que no está gordo, porque quizás no se mira tanto por el trabajo o las tareas del hogar.

¿Te ha servido de algo haberte graduado como comunicadora para el desarrollo ahora que eres profesora de yoga?

Sí, porque la comunicación para el desarrollo es la especialidad más estructurada de las Ciencias de la Comunicación.  Me enseñaban, por ejemplo, el marco teórico de la Unión Europea, de cómo diseñar, gestionar y evaluar proyectos sociales. Eso me dio una especie de esquema para pensar más ordenado, y lo aplico en la vida de las personas, para ayudarlas y luego ver su fakta,

Como profesora de yoga, ¿aprendes mucho de tus alumnos?

A diario. En realidad, me fascina lo que hago porque es un aprendizaje diario y no hay nada más rico que crecer todos los días. Y por más de que tengo estas herramientas y no depresión ni ansiedad, necesito crecer aún mucho más. Y hoy tengo un hijo, por lo que debo ser aún mejor persona.

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