Todos los días las personas se ven bombardeadas por información sobre el cáncer, que anualmente golpea a miles de peruanos. Y si hablamos del cáncer de mama, variante que afecta principalmente a las mujeres, cada día cuatro peruanas son diagnosticadas con la enfermedad, de acuerdo a un estudio del Instituto Sueco de Economía de la Salud (IHE). Así, se convierte en una necesidad hablar de esta enfermedad, sea sobre los tratamientos, el esfuerzo mental que el mal impone al paciente o de cómo los familiares pueden acompañar a la persona que recibe la quimioterapia, radioterapia, etc.
Allí es donde entra el libro de Marcela Olavarría, “Hermanas de teta” (2024). Editado por Alejandra Visscher, el texto funciona como una guía de acompañamiento para pacientes de cáncer, específicamente a mujeres diagnosticadas con cáncer de mama. Está contado por una sobreviviente de la enfermedad, que también es psicóloga clínica y psicoterapeuta cognitivo conductual, de modo que sus consejos tienen un sustento profesional.
“Cuando yo estaba en tratamiento por cáncer de mama empecé a escribir de manera terapéutica, para ayudarme. Como yo soy psicóloga tenía todas las herramientas, pero habría que aplicarlas. Y de pronto, avanzado ya mi tratamiento, me di cuenta que en realidad tenía un montón de material bien valioso”, cuenta la autora a El Comercio, cuyo cáncer está en remisión. Tras las quimioterapias “rojas” y “blancas” que recibió, ahora lleva una terapia de bloqueo hormonal que debe mantener por una década. Además, están los controles oncológicos de rutina.
Uno pensaría que un psicólogo con cáncer ya tiene el tratamiento mental garantizado por su propia formación, pero no es así. Olavarría menciona que buscó a una psicóloga para que la acompañe en el tratamiento. “No lo puedes hacer solo y en el libro lo digo: somos psicólogos, pero también somos seres humanos. Y cuando un diagnóstico como este te llega, te remueve desde tu centro y necesitas compañía. Definitivamente, solo, es muy difícil hacerlo”, dijo.
Para la autora, la primera pregunta que podría hacerse una persona con cáncer es “¿por qué a mí?”, un tema donde entra a tallar la culpa. Pero no siempre hay culpables cuando se habla de esta enfermedad. “¿Por qué a ti? Porque eres un ser humano y no eres infalible. Te puede pasar de esto o de lo otro, cualquier cosa en realidad. No hay una respuesta, no hiciste nada malo, no lo buscaste. Obviamente, no es un castigo tampoco”, mencionó la psicóloga.
En el libro, Olavarría llama al cáncer la “enfermedad del duelo”, esto por todo lo que le quita al paciente, desde la salud, ánimo e incluso lo ataca en el cabello, haciéndoselo perder por las quimioterapias. También está la mastectomía total o parcial en el caso de las mujeres. “Por un tiempo vas a tener pérdidas importantes. Incluso luego, cuando estás en remisión también hay cosas que ya te das cuenta que no vas a poder hacer nunca más en tu vida. Tienes que ver la manera de cómo compensarlas, hay muchas pérdidas, algunas importantes, otras más chiquitas y eso es importante registrarlo”.
Poniendo las cosas en perspectiva, la psicóloga cuenta que tras su diagnóstico tuvo que enfocarse más en su vida, valorar más las cosas que antes daba por sentadas. “Yo te puedo decir si sale el sol me puedo alegrar cien veces más. ¿Por qué? Porque yo me pasé mucho tiempo dentro de casa, sin poder verlo, sin que me pueda tocar la piel porque la piel, que se pone sensible y hay riesgo de quemadura”. Y curarse también es una forma de ejercer la libertad.
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