Para él resulta una satisfacción obvia, pero no lo toma como un reconocimiento personal (“a mis escasos méritos”, dice), sino como un espaldarazo a la institución que recientemente dirige, el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Cancillería. Pero más allá de su característica modestia, lo cierto es que el embajador y escritor de culto Carlos Herrera ha sido incorporado al Patronato del Instituto Cervantes, órgano general orientador de esta institución, encabezado por el Rey de España Felipe VI y el presidente de gobierno Pedro Sánchez, e integrado por los secretarios de Estado de la península así como todos los ganadores del Premio Cervantes, como Mario Vargas Llosa, Elena Poniatowska o Jorge Edwards, además de miembros designados que representan a personalidades de la cultura y la lengua española, como es el caso del autor peruano. El patronato ejerce una labor orientadora para el Instituto Cervantes, y se reúne una vez al año para revisar sus planes de trabajo y compartir sus recomendaciones. Lamentablemente, este año, la reunión agendada para octubre tendrá que ser virtual para los miembros que radiquen fuera de España, como son los usos actuales.
Para Herrera, son días en que no le han faltado satisfacciones. Además de esta prestigiosa incorporación, ve publicada en breve una nueva edición de “Blanco y negro” a cargo del sello arequipeño Travesía Editores. Mientras tanto, luego de cumplir su misión como embajador del Perú en La Haya (Países Bajos) , lleva el reto de dirigir a distancia, desde el pasado marzo, un Centro Cultural que promete abrir sus puertas en los próximos días.
Al reto de dirigir un Centro Cultural a le suman las dificultades de tener que lidiar con la pandemia. ¿Cómo enfrenta el centro cultural el dilema de mantenerse activo con las puertas cerradas?
Cuando me ofrecieron este trabajo acepté encantado. Trabajar en Cultura es lo que más me ha satisfecho en mi vida, es mi vocación personal, aunque siempre me he encargado de cuestiones políticas. El problema es que llegué en marzo y dos semanas después estábamos confinados. Llegamos a inaugurar “Desiertos”, muestra fotográfica de Alex Bryce, la última exposición antes del cierre. Naturalmente, tuvimos que reordenarnos internamente para hacerle frente a la situación. Hemos tenido que, como todos, apostar por lo virtual. Por ejemplo, se inauguró durante este periodo de confinamiento la exposición “Solo árboles” de Roldán Pinedo, 24 cuadros inmensos de árboles que vamos a poder ofrecer presencialmente dentro de muy poco. Hemos culminado los protocolos sanitarios y ya tenemos una aprobación para la reapertura con un aforo limitado.
Hay intentar sacar algún provecho de la crisis: cuando se fundó hace 15 años, el Centro Cultural Inca Garcilaso fue pensado como una red mundial. Eso ha funcionado en España, que tenemos una “antena” dentro del Instituto Cervantes, pero queremos recuperar su dimensión internacional. A través de la vía virtual esto comienza a ser posible, con el impulso de nuestras embajadas y consulados. Te puedo anunciar también que dentro de pocos días anunciaremos la potenciación de nuestra página web, la cual no solo acogerá las actividades del centro, sino que difundirá en general lo que se hace hoy en el Perú en términos de creación y patrimonio cultural.
¿Cómo se han preparado para la reapertura?
No creo que por el momento vayamos a realizar actividades masivas, como son las conferencias o conciertos, pero sí nuestras exposiciones podrán ser visitadas por el público. Todo esto proyectándonos a que el próximo año, con el Bicentenario, presentaremos un intenso programa. Entre sus puntos centrales habrá una exposición sobre el Bicentenario de la cancillería peruana, que se creó pocos días después de la declaración de independencia, el 3 de agosto de 1821. Otro tema que nos obligó a reprogramarlo todo, justamente por la pandemia, fueron los problemas financieros y la política de austeridad del Estado para centralizar todos sus recursos en la lucha contra la pandemia. Lo cual es comprensible por supuesto, pero ha limitado nuestra acción. Confiamos que el programa íntegro del próximo año, siendo austeros, pueda realizarse sin problemas.
Lo triste es que cuando abran sus puertas, algunos de sus socios del centro histórico ya no estarán allí. La pandemia no solo ha cerrado librerías sino también algunos museos del Centro Histórico. ¿Qué puede hacer por su vecindario el C.C. Inca Garcilaso?
De hecho, en las reuniones virtuales por el Bicentenario con la Presidencia del Consejo de Ministros y diferentes instituciones, hablamos sobre la necesidad de hacer una ruta de museos en Lima. En el Cercado hay cerca de 40 museos, entre grandes y pequeños, y algunos de ellos han sufrido mucho con la paralización. El organizar una ruta museística limeña podrá ayudar a dar a conocer o reconocer los museos e instituciones culturales más pequeñas o más recientes. Creo que es una iniciativa importante recuperar el Centro de Lima como un espacio donde haya cultura patrimonial y viva. Efectivamente, es una línea de acción en la cual el Centro Cultural Inca Garcilaso participa con entusiasmo. Y seguiremos trabajando en coordinaciones multilaterales para poder repotenciar o reforzarnos mutuamente en la oferta cultural de Lima.
¿Qué se espera para que el Centro Cultural abra sus puertas?
Ya fue revisado el protocolo sanitario por el Ministerio de Salud, ahora nos falta cuestiones menores, como la señalética e instruir debidamente a nuestro personal de seguridad, dándoles lo medios necesarios para que el ingreso sea completamente seguro. No creo que eso nos tome más de dos semanas. El 22 de Octubre presentaremos la última exposición del año, sobre las acuarelas de Ricardo Córdova, uno de los mejores acuarelistas que conozco en el Perú, profundamente arequipeño. La muestra será en homenaje a Arequipa por los 20 años de la proclamación de su Centro Histórico como Patrimonio mundial de la humanidad.
Hablando de Arequipa, el tema de la pandemia nos ha distraído también de la organización del IX Congreso de la Lengua, a celebrarse en esta ciudad el 2022, en el cual el C.C. Inca Garcilaso tendrá una presencia importante. ¿Cuáles son los avances al respecto?
La reunión de las Academias de la Lengua en Arequipa tiene que ver con el desarrollo progresivo de Arequipa como polo cultural, sobre todo con el Hay Festival, que lamentablemente este año tendrá que hacerse solo de forma virtual. Entiendo que las conversaciones para la organización del Congreso, pese a los problemas de la pandemia, se mantienen para realizar esta actividad el 2022, con mejores aires. No es tan seguro que pueda ser en el primer trimestre como estaba programado, pero que se realizará en ese año está fuera de toda duda.
Va a tener que postergar sus calendarios...
En conversación con Alonso Ruiz-Rosas, nuestro agregado cultural en España, veíamos que esa podrá ser la mejor vía para poder garantizar que el congreso se realice correctamente, teniendo en cuenta cómo progresa la lucha contra la pandemia. La buena noticia es que no hay visos de que se ponga en riesgo la localía de Arequipa como sede del Congreso de las Academias de la Lengua.
Siempre se tenía pensado realizar el Congreso dentro del centro histórico, pero también había la idea de apostar por el Centro Empresarial, donde se podrían reunir todas las actividades en sus instalaciones. ¿Ya se ha tomado la decisión sobre dónde se realizará el Congreso?
No que yo sepa. Desde mi punto de vista personal, sería un poco triste abandonar el centro histórico, por más que las facilidades del Centro Empresarial sean mayores para albergar un evento multitudinario. Hay que buscar el equilibrio entre lo que es un sitio de prestigio como el Centro Histórico con las facilidades que deban acordarse. Ya tenemos que comenzar a trabajar seriamente en el tema.
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