En 1979, centenario del inicio de la Guerra del Pacífico, un joven Nelson Manrique terminaba de escribir su tesis de grado acerca de la participación de la colectividad andina en la resistencia contra las fuerzas chilenas de ocupación, que fue publicada en forma de libro dos años después con el título “Campesinado y nación: las guerrillas indígenas en la guerra con Chile”. El volumen era pionero al tratarse del primer trabajo orgánico sobre este tema específico; hasta ese momento, la gran mayoría de especialistas se había centrado en el estudio de los hechos reconocibles del conflicto y en la semblanza de los héroes canónicos. Cuatro décadas más tarde, Manrique vuelve a entregarnos una nueva edición de este proyecto, remozado y prologado bajo el prisma que otorga la distancia cronológica.
Junto a Antonio Zapata, Manrique debe ser nuestro historiador con mayor interés por conseguir que su obra no sea solo asequible para los iniciados, sino también para el lector común. Este libro no es la excepción. “Campesinado y nación” no se limita a ser un estudio riguroso y minucioso: es además entretenido como las buenas novelas. Los entresijos de la campaña de la Breña, de las ofensivas guerrilleras, del colaboracionismo con el invasor y del heroico sacrificio del ejército de Cáceres en Huamachuco son narrados con el detalle que al mismo tiempo ilustra e informa; los protagonistas de la contienda gozan del espesor humano que los cronistas hábiles logran insuflar a los personajes en los que se enfrascan.
Pero más allá del óptimo relato de hechos y circunstancias, metodológicamente impecable, la gran cuestión que motiva este trabajo es el asunto de la conciencia nacional de los indígenas de la sierra central. Manrique impugna aquel doble prejuicio, tan enraizado entre nosotros, de considerar al indio o como un ser incapaz de comprender ni comprometerse con la guerra que lo rodea y sus consecuencias (el que seguía indiferente las escaramuzas del “general Chile” y el “general Pirú”) o como el combatiente heroico que, despertado de su mansedumbre por los abusos sufridos, se levanta para vengar afrentas directas, llegando al salvajismo justiciero frente al enemigo. Asimismo, objeta un estereotipo igual de persistente: el del ocupante chileno feroz y cruel casi por razones genéticas, saqueador y estuprador por naturaleza. Nuestro autor advierte que estas explicaciones superficiales no solo tienden a reforzar el patrioterismo más ramplón, sino que impiden rastrear las verdaderas causas históricas de ciertos comportamientos que no se pueden entender echando mano al determinismo simplificador.
La teoría de Manrique sobre cómo el campesinado contrajo una identidad nacional en un contexto tan apremiante resulta persuasiva: hace el distingo entre un nacionalismo positivo -aquel basado en elementos comunes compartidos- y otro que se implanta como respuesta a un enemigo extranjero y predador. Esta conciencia se impuso pese a que el Perú carecía de una burguesía y de un desarrollo capitalista que sería imprescindible para el establecimiento de una nación propiamente dicha; pero como Manrique nos recuerda, lo habitual es que ese nacionalismo negativo, generado por oposición, abra paso al positivo, proceso en el que, siglo y medio después, todavía estamos inmersos. Y es por eso mismo que “Campesinado y nación” sigue gozando de actualidad: a cuarenta años de su aparición, las inquisiciones e interpretaciones que contiene forman parte del debate sobre nuestra concepción comunitaria y el destino hacia el que nos enfilamos juntos. Altamente recomendable.
Autor: Nelson Manrique
Editorial: Taurus
Año: 2022
Páginas: 511
Relación con el autor: ninguna.
Valoración: ★★★★☆