Es cierto: Cusco es la capital histórica del país y uno de sus mayores atractivos turísticos, con Machu Picchu como ícono mundial. Sin embargo, las razones esgrimidas por los congresistas que presentaron al pleno el proyecto de ley que plantea la mudanza del Ministerio de Cultura a la Ciudad Imperial no resultan, según los expertos, ni válidas ni técnicas. En efecto, aunque haya sido aprobada, la ley no conseguirá que los funcionarios del Mincul preparen sus maletas.
Consultado por El Comercio, el ministro de Cultura, Alejandro Neyra, señaló que esta iniciativa legal resulta meramente enunciativa: “Se trata de una ley declarativa. Nosotros siempre hemos dicho que lo que necesitamos es articular mejor con todas las regiones y, de entre ellas, Cusco es la más importante, pues cuenta con mayor personal y más proyectos. Pero en términos de gestión pública, es muy difícil que un ministerio esté fuera de Lima. Las coordinaciones tanto con la Presidencia del Consejo de Ministros, el Ministerio de Economía y las distintas instituciones se hacen desde la capital”, afirma.
LEE TAMBIÉN: Inti Raymi: lo que no se vio de la fiesta más importante de Cusco a puertas del Bicentenario
Sin embargo, esta verdad casi de Perogrullo no frenó a los 91 congresistas que votaron en el pleno a favor de la aprobación por insistencia de los proyectos de ley 4149 y 5499 propuestos por la excongresista Nelly Cuadros (Fuerza Popular) y el parlamentario Jorge Vásquez (Acción Popular), que declaran “de interés nacional” el traslado de la sede principal del Ministerio de Cultura al Cusco.
El congresista Alcides Rayme Marín (Frepap), presidente de la Comisión de Cultura y Patrimonio Cultural, se encargó de sustentar el dictamen.
LEE TAMBIÉN: ¿Cómo llegó el Sol de Echenique a EE.UU. y de qué manera se logró su repatriación? Esta es la historia
¿Qué opinan los expertos en gestión cultural sobre los alcances de esta ley? ¿Qué sucedería con la institucionalidad del Mincul con una posible mudanza? ¿Facilitaría la gestión pública operar desde el ombligo del mundo? El Comercio contactó a especialistas, entre ellos a dos exministros, para analizar esta iniciativa.
Un tema de gestión
La idea de una mudanza ministerial de Lima a Cusco no es nueva. El antropólogo Juan Ossio, el primero en encabezar la institución entre septiembre de 2010 y julio de 2011, recuerda que la cuestión ya se le había planteado en sus días de ministro: “Consideré entonces que era una tontería. La razón fundamental es que el Ministerio de Cultura, como cualquier otro ministerio, tiene que estar en contacto permanente con los otros ministros para planificar sus acciones”, apunta. Para Ossio, sucede lo mismo con las relaciones con embajadas, afincadas todas en la capital. “El Cusco es la capital espiritual y cultural del Perú. Pero en la práctica, situar al Mincul en el Cusco traería dividendos muy negativos al desarrollo de su gestión”, anota.
En la misma línea opina Pedro Pablo Alayza, presidente de la Asociación Nacional de Museos del Perú. “Es un tema sorpresivo e inoportuno”, señala. “Es justamente para facilitar la administración del Estado que todos los ministerios se encuentren en una sola ciudad. Cusco, es cierto, es nuestra capital histórica, y ya la gestión del Ministerio de Cultura en el Cusco es muy específica y cuenta con un presupuesto bastante importante, que le permite incluso atender a las regiones vecinas”.
Alayza considera que este tipo de leyes no haría otra cosa que entrampar la gestión, alejando a la institución de otros ministerios, de la cancillería, de las embajadas e incluso de los museos nacionales que se encuentran en Lima. “La gestión cultural es un asunto muy complejo y responde a múltiples sectores. No es sencillo pensar en una mudanza”, alerta.
Por su parte, como señala el sociólogo Guillermo Nugent, pensando en un Congreso capaz de aprobar una “ley mordaza” contra los museos, quizá la intención, más que mandar el Mincul al Cusco, realmente “lo están botando” de Lima. Y explica: “Una medida como el traslado al Cusco sería creíble si estuviera acompañada de la incorporación del sector turismo al Mincul, algo que, de manera inexplicable, sigue vinculado a Comercio Exterior. Todos sabemos que el grueso de la actividad turística corresponde al Perú prehispánico”.
Ley declarativa
Finalmente, para el exministro de Cultura Daniel Alfaro, más allá de lo impertinente de la medida en tiempos en que el país define su tránsito democrático, que estos proyectos de ley hayan sido aprobados por insistencia nos habla de la opinión negativa del Poder Ejecutivo basada en razones técnicas.
“Lo mejor hubiera sido que los proyectos hubiesen sido devueltos a la Comisión de Cultura para que se discutieran las recomendaciones del Ejecutivo y así pudiera nutrir un proyecto que genere mayor consenso”, afirma.
LEE TAMBIÉN: Actividades culturales van reactivándose en tiempos de pandemia ¿Se ve la luz al final del túnel?
Sin embargo, el Congreso decidió insistir en la aprobación de la ley, y con ello producir, como explica Alfaro, una suerte de declaración “de interés nacional”. “El interés declarativo de una ley significa que solo se menciona la importancia de trabajar en pro de un objetivo, pero no necesariamente que este se haya alcanzado”, dice.
En el fondo, para el exministro, hablamos de un nuevo caso de leyes que huelen a populismo y afanes protagónicos de congresistas. “Cusco posee el atractivo valor simbólico como para pensar que instalar en la ciudad el Ministerio de Cultura podría representar una muestra de descentralización en el país. Sin embargo, si te quedas en ese análisis, pierdes de vista lo más técnico”, explica.
¿Qué tan efectivo resulta entonces para una gestión cultural una hipotética mudanza del Mincul? Para Alfaro, la estructura del Estado está diseñada para ser un país unitario y descentralizado. Es decir, que los ministerios, las sedes de poder del gobierno nacional, puedan estar en Lima, pero en un proceso de descentralización en el cual los gobiernos regionales puedan hacer una gobernanza. “La idea es que, en el tiempo, las localidades se empoderen para la gestión pública, generando mayor capacidad en la toma de decisiones, de forma igualitaria. Así, el poder de Lima debería disminuir en el tiempo mientras aumenta el de las regiones. Por ello, aumentar el poder de una región por sobre otras no tiene mucho sentido”, añade.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Indiana Jones: ¿Arqueólogo o huaquero? Especialistas responden a propósito de los 40 años del personaje
- “Rosaura y los nueve monstruos”: nueva lectura del poema de César Vallejo en tiempos de pandemia
- Los personajes LGBT más memorables de la literatura peruana
- El Perú enrejado llega a la Bienal de Arquitectura de Venecia: la muestra que propone recuperar el espacio público
- Eduardo Adrianzén: “(Con el Covid-19), lo que hemos vivido es el hundimiento del Titanic” | ENTREVISTA
- “Transformers”: ¿Cómo muñecos transformables se convirtieron en gigantescas estrellas de cine?
- “La Rebelde”, acogedora librería en medio del corazón de Barranco, abre sus puertas
- Actividades culturales van reactivándose en tiempos de pandemia ¿Se ve la luz al final del túnel?