Una madrugada de junio de 2020, Santiago Yahuarcani sintió que ya no podía respirar más. Desesperado, quiso correr hacia el centro de salud de Pevas, el pueblo donde vive, a orillas del río Ampiyacu, en Loreto, pero sabía que ahí tenía pocas esperanzas de sobrevivir. No había medicinas y el lugar hace rato había sido sobrepasado por la demanda de pacientes afectados por el coronavirus. Entonces, recurrió a su sabiduría ancestral. A ese conocimiento que le transmitieron de niño su madre, su padre, sus abuelos y qué el busca siempre reproducir a través de su arte.
“Cuando llego el COVID-19 a Pevas —cuenta— tenía mucho temor, no sabía cómo era la enfermedad, estaba muy asustado, pasaba las noches pensando, quería averiguar quién era su madre o su dueño. Para nosotros, todas las enfermedades tienen un dueño. Y había escuchado que uno tenía fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, entonces al analizar estos síntomas, decidí buscar todas las plantas que calientan el cuerpo, por ejemplo, el chuchuwasi, el ajo sacha, el limón, la toronja, el jengibre, la hierba luisa… con eso empecé a preparar unos tés, en forma de jarabe para mi familia”.
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Por eso la noche en que cayó mal, Santiago Yahuarcani ya estaba preparado. Pidió ayuda a su esposa, quien de inmediato fue a calentar la infusión. “Fueron varios minutos de miedo, pero después que tomé el té —asegura— comencé a sentir cómo el aire venía nuevamente a mi cuerpo. Me quedé muy asustado y me di cuenta cómo era esa enfermedad tan famosa que está atacando al mundo”. Esta experiencia es lo que el artista de la nación Uitoto, del clan de la Garza Blanca, ha recreado en una serie de llanchamas, entre las que se encuentra la obra que presenta el proyecto De Voz a Voz Perú y que ha titulado “El COVID-19 pelea contra los abuelos”.
El bien contra el mal
“He tratado de representar al coronavirus como un monstruo, se parece a un gorila, con púas, que pisa a la gente que corre desesperada para salvarse”, cuenta Yahuarcani. Luego describe algunos elementos del cuadro: “Hay un ser que está más cerca del COVID-19, tiene un color marrón, ese es el dueño chuchuwasi, ahí también están peleando la toronja, el ajo sacha, el jengibre, están tratando de disparar flechas, pero la enfermedad es tan maldita que viene con unos látigos atacando a la gente. En la parte inferior se pueden unos bultos con cuellos de garza, esos son los abuelos de nuestro clan, ellos nos están defendiendo para que todos los espíritus puedan dominar al monstruo”.
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En otra obra, “Curación con Ajo Sacha”, el artista se ha pintado a sí mismo echado de espaldas en medio del cuadro, cubierto con hojas y rodeado de su familia —su esposa, su hijo y su hija— en un ritual de sanación. “Estoy cubierto de ajo sacha, de limón, para que me pueda salir la tos, la fiebre, las enfermedades que tenia dentro del cuerpo. Atrás están los espíritus de los abuelos que siempre nos protegen”, afirma. “Entonces, se invoca al abuelo, a la abuela para que traiga el espíritu de Santiago para que pueda recuperar mi salud. Al extremo del cuadro hay una especie de águila que tiene en su brazo a un ser transparente, ese es mi espíritu, que a través de un hilo vuelve a ingresar a mi cuerpo por mis uñas. Los espíritus siempre entran por las uñas, entonces, me he podido recuperar. Abajo están los guardianes, este hombre ciempiés y el ojo del dios todo poderoso Buinaima. Al otro lado, hay otros espíritus que están fumando, tratando de que ese humo haga correr a los malos y acerque a los buenos”. En medio de toda esta coreografía aparece un hombrecito hecho a base de líneas que un maletín occidental y una flecha. “Ese es el coronavirus —dice Yahuarcani— que viene con sus cosas para quedarse en el cuerpo de la persona a la que ataca”.
Conocimiento
Este artista visual, escultor, líder y sabio indígena del Clan de la Garza Blanca, es acreedor de la beca “Arte y Activismo contra la Represión durante la crisis del COVID-19″, de la Universidad de York, en el Reino Unido. Gracias a este estímulo ha desarrollado una serie de obras que giran alrededor de la enfermedad.
“Mi vivencia, todo lo que yo he visto durante mi enfermedad —añade Yahuarcani—, así como las enseñanzas de mis abuelos, de mi mamá, de mi papá respecto a cómo los espíritus vienen a curar a las personas, todo eso trato de plasmar en mis obras para que quienes se interesen en estos temas puedan ver todo ese conocimiento, esa riqueza que tenemos nosotros, y que el mundo de la ciencia no conoce”. Por eso sus cuadros son narraciones visuales basadas en saberes míticos y ancestrales, un conocimiento que él busca dejar como legado para las generaciones futuras.
De Colección
De Voz a Voz Perú es un proyecto desarrollado por el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y El Comercio, con el auspicio de Telefónica. Durante 21 semanas diversos artistas presentarán una obra de colección.
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