Naves que emulan libélulas deslizándose sobre el desierto. Mundos melancólicos que nos sobrecogen por sus paisajes opresivos, pétreas fortalezas que esconden su decadencia. Durante medio siglo, la idea de llevar “Dune” a la pantalla se consideró un imposible, especialmente tras el estrepitoso fracaso responsabilidad del cineasta David Lynch allá por 1984. Casi 40 años después, el director canadiense Denis Villeneuve pareciera enmendarle la plana al autor de “Blue Velvet”, cuadro por cuadro, en su notable versión que llega esta semana a nuestras salas.
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En efecto, la primera parte de su proyecto “Dune” (la segunda aún espera el amén de la productora para echarse a rodar) demuestra que no hay tarea imposible. Lejos de explicar de forma obvia y servil la novela de Frank Herbert, Villeneuve apela a logradísimas sugerencias visuales y sustantivas actuaciones ofrecidas por un reparto notable. Por cierto, quien haya tenido la oportunidad de ver ambos filmes recientemente (la versión de Lynch se encuentra en la plataforma de Netflix) no podrá evitar hacer comparaciones. Si bien gran parte de las escenas del primer arco de la historia se muestran en ambos filmes, en la versión contemporánea resultan absolutamente comprensibles y fluidas.
Villeneuve afina y precisa el concepto de “Dune”. Se trata de una épica política: El emperador (personaje que no aparece en esta versión) solicita a la casa Atreides a restaurar la paz en el planeta Arrakis, anteriormente saqueado por la casa Harkonnen, en continua guerra con la población originaria, los Fremen. La casa Atreides acepta, sin advertir que recibir la administración de Arrakis es un regalo envenenado: el verdadero plan del imperio es desaparecer a los Atreides al advertirse que su crecimiento político y militar podría poner en jaque al actual régimen. Así, el joven Paul Atreides, aunque bien entrenado en artes militares, es en un primer momento una víctima de las intrigas de las casas enemigas.
En 1984, muy pocos entendieron la visión compartida por Lynch. Ciertamente se trataba de un filme fallido, pero quizás también el público de los 80, años del liberalismo a ultranza y optimistas discursos de Ronald Reagan, sentía poca conexión con su historia y sus preocupaciones ecológicas. Hoy, el espectador es mucho más sensible frente a las causas que la película propone: delirios de conspiraciones y discursos mesiánicos, la revancha tercermundista contra un ejército invasor, paisajes que parecen plasmados por un artista en sueño lisérgico, reflexiones zen y dichos de resonancia musulmana, además de la celebración del poder femenino a través de las implacables Bene Gesserit y, acaso lo más importante de todo: el viaje alucinógeno que produce la esencia. Una heroica droga, altamente adictiva, que pinta las pupilas de azul, alarga la vida, ofrece visiones de futuro y de la que resulta imposible desengancharse.
Al momento de llevar a escena la belleza y peligrosidad del desierto, Villeneuve reedita sus aciertos estéticos ya vistos en su reescritura de “Blade Runner 2049″, donde reemplazó el caos nocturno de edificios ahogados por la lluvia del original filme de Ridley Scott, por un escenario seco y amarillento, cubierto de polvo contaminado. Arrakis, el mundo desértico, nos recuerda el actual Afganistán que ha visto pasar invasores diversos en guerras que cuentan décadas. Las batallas del filme nos recuerdan los conflictos entre Occidente y Oriente Próximo por el petróleo.
También el héroe del filme responde a la sensibilidad contemporánea atenta a las diferentes posibilidades del género: Paul Atreides, interpretado por Timothée Chalamet, es un héroe andrógino, no solo por su belleza adolescente, sino por el poder que lo diferencia del resto: ha sido criado por su madre en las técnicas de dominio por la voz, un poder que las Bene Gesserit, misteriosa organización de sacerdotisas, solo reserva a las mujeres.
Villeneuve llega en un momento en que si bien una minoría puede haber leído la novela de 700 páginas, el público sí está muy familiarizado con épicas fantásticas con Casas en disputa, gracias a otros proyectos cinematográficos de fantasía heroica como “El Señor de Los Anillos” o la popular saga televisiva de “Juego de Tronos” (por algo sus libros están llenos de mapas, diagramas, cronologías y árboles genealógicos). En Dune, si bien el escenario es futurista, (la acción ocurre pasado el año 10 mil de nuestra era) y las naves espaciales son parte del paisaje, la aventura épica coincide en sus propósitos con las producciones antes citadas y las familias que pelean por el poder parecen negociar sobre la misma mesa, sea la Casa Atreides contra Harkonnen, o Lannister contra la Casa Stark.
Porque si bien en “Dune” no hay dragones fantásticos, sí hay gusanos igualmente colosales y míticos que pueden ser cabalgados por guerreros de leyenda. Tanto en el futuro como en el pasado, siempre habrá extranjeros que buscarán asolar tierras lejanas buscando explotar sus riquezas. Más allá del tiempo existirán aventuras y ritos de transición de la adolescencia a la adultez, historias del primer amor y trances de un joven héroe que debe enfrentar sus miedos antes de asumir su destino.
Más que un intento por indagar el futuro, para Villeneuve la ciencia ficción resulta un modo de alcanzar el presente, aunque haciéndolo menos familiar para devolvernos la capacidad de sorpresa. Una “Ci-Fi” que enrarece lo normal y proyecta lo conocido. Aquí el futuro no es lo más importante. Ni la pasión por la tecnología. La película no está adelante nuestro, su historia no está por llegar. Sucede siempre, en todas partes.
Y todo ello, acunado por la banda sonora compuesta por Hanz Zimmer. Qué más se puede pedir.
GALERÍA DE PERSONAJES
Paul Atreides (Timothée Chalamet)
Hijo del duque Leto Atreides, destinado a gobernar a la próxima generación de Atreides, aunque él aún duda si ese será su lugar. Su madre, Lady Jessica, le ha entrenado en sus habilidades de Bene Gesserit. El destino decidirá ubicarlo en otra lucha: la liberación de Arrakis liderando a los Fremen. En la cinta de 1984, Paul Atreides está interpretado por Kyle MacLachlan,
Lady Jessica (Rebecca Ferguson)
Compañera del Duque Leto y madre de Paul Atreides, se trata de una poderosa Bene Gesserit, misteriosa organización de mujeres con poderes extraordinarios. En la cinta original, fue interpretada por Francesca Annis.
Duque Leto Atreides (Oscar Isaac)
Gran líder de la casa Atreides, responsable de mantener el orden de la familia, la cual acaba de recibir la orden del emperador de encargarse de la recolección de especia en Arrakis. No desea someter a los Fremen, sino invitarlos a una convivencia pacífica. Fue sólidamente interpretado por Jürgen Prochnow en 1984
Chani (Zendaya)
Miembro de la resistencia de los Fremen, los habitantes del desierto. Solo ellos saben cómo moverse por este delicado terreno, donde pocos son capaces de sobrevivir. Es la mujer que protagoniza los sueños proféticos del joven Paul Atreides. En la versión de Lynch, el papel recayó en Sean Young y ahora Zendaya ha tomado la posta.
Duncan Idaho (Jason Momoa)
Duncan es un experto en combate táctico, además de ser el confidente leal de la casa Atreides. Sirve de ojos y oídos para el duque Leto, así como su primer enviado para fraternizar con los Fremen. Con Paul Atreides, hijo del duque, ha forjado un vínculo de mentor y aprendiz, basado en el deber y la hermandad.
Gurney Halleck (Josh Brolin)
Maestro de armas de los Atreides y miembro clave de la familia. Ha educado a Paul en el arte de la lucha y permanece fiel a ellos. En la fallida adaptación original fue interpretado por el entrañable Patrick Stewart, quien años más tarde sería elegido para dirigir la nave Enterprise como el capitan Jean Luc Picard de “Viaje a las estrellas. La nueva generación”.
Stilgar (Javier Bardem).
Lider de los Fremen que trabó relación oficial con los Atreides. El actor español aporta al personaje un especial carisma. En la versión de Lynch, el líder del grupo del desierto estuvo interpretado por un poco memorable Everett McGill.
Barón Vladimir Harkonnen (Stellan Skarsgård)
El gran villano de la historia. Su gordura y capacidad para flotar sobre las cabezas de su corte le aportan aún mayor siniestra presencia. Es el líder de la Casa Harkonnen, la cual se había encargado del control de la especia antes de entregar el planeta a los Atreides por orden del Emperador. Sin embargo, si bien aceptaron dejarles el terreno libre al inicio, no están dispuestos a dejar el poder tan fácilmente. En la versión de 1984, fue interpretado por un caricaturesco Kenneth McMillan.
Glossu “la bestia” Rabban (Dave Bautista)
Primogénito del Barón y administrador de la extracción de especia, bajo las órdenes del Barón. Este personaje fue interpretado anteriormente por Paul L. Smith, pero el resultado fue mucho menos intimidante.
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