Una tarde, de regreso a casa, Donna Raye Bautista encontró a la entrada del edificio un hombre que agonizaba por una herida de bala. Llamó a la policía, pero los oficiales tardaban en llegar. Mientras acompañaba al hombre agonizante, podía ver a sus hijos y sus amigos jugar afuera, ajenos a la muerte. Tan acostumbrados estaban a la violencia en los barrios más duros de Washington DC. Así lo cuenta su hijo, Dave Bautista en su libro autobiográfico “Batista unleashed”, lanzado en 2008. La escena no es un simple recurso para fortalecer su entonces imagen de campeón de lucha libre. Más bien se trata de un homenaje a una mujer de la que siempre habla en sus entrevistas y que, en sus propias palabras, “hizo siempre todo lo que pudo para mantenerme con vida, alejado de los problemas”.
►Dave Bautista sobre “Rápidos y Furiosos”: “Prefiero hacer buenas películas"
No fue un trabajo fácil para ella. En su libro, Bautista recuerda que tras aquél último asesinato en el barrio, la familia se mudó a San Francisco. Su padre, peluquero filipino, los había abandonado y ella debió arreglárselas para criar sola a sus hijos. Bautista no era un hijo del cual sentirse orgulloso: de pequeños hurtos con su pandilla infantil ascendió al robo de automóviles a los 13 años. Las competencias de lucha libre, su único impulso para ir a la escuela, terminaron cuando fue expulsado por sus bajas calificaciones. Enterrada la posibilidad de terminar sus estudios, se obsesionó por los gimnasios. Tras cumplir 17 años, se emancipó legalmente de sus padres y se dedicó al fisicoculturismo.
Recordando su vida, Bautista se consideraba parte de un creciente grupo de jóvenes que sufría de dismorfia muscular, un trastorno de la alimentación que podríamos considerar una anorexia inversa, es decir muchachos que nunca consideran su cuerpo lo suficientemente musculado. Entonces trabajaba como salvavidas y luego, gracias a su físico intimidante, fue contratado como portero de un club nocturno de Los Ángeles. Cien dólares diarios, lo suficiente para criar a sus dos hijos, sin más planes ni ambiciones reales. Así vivió la veintena, atascado en un bucle, lidiando de noche con borrachos y alborotadores, luego horas de entrenamiento en el gimnasio y dormir el resto del día. Siempre sintiéndose no ser lo suficientemente grande. Poco antes de cumplir treinta años, Dave Bautista se dio cuenta de que no había logrado nada en su vida.
CON USTEDES: EL ANIMAL
Pensó tentar suerte en la lucha libre. A diferencia de lo que podríamos suponer, un hombre de metro noventa y 150 kilos impresiona a pocos en una escuela de lucha libre. Sin embargo, Bautista no quería volver a su vida errática y forjó a fuego un propósito: entrar a la World Wrestling Entertainment (WWE) como luchador profesional. Empezó a hacerse notar en las ligas menores como “Leviatán”, un personaje algo melodramático, con dientes de Drácula como accesorios. Poco tiempo después recibió la llamada de la WWE y tras algunas peleas para ajustar su imagen, renació como “El animal” o simplemente Batista, amputando la u de su apellido. Se unió a Paul Michael Levesque, más conocido como Triple H, para formar el grupo de lucha Evolution. La historia siguiente podría sintetizarse en un ascenso rápido, una mala actitud en el ring y una categórica falta de humildad. En 2005 vencería a su compañero Triple H y reclamaría el campeonato mundial de peso pesado, manteniendo su cinturón por 282 días. A esa victoria se sumarían otras cinco, todo un logro a pesar de su tardío debut y sus continuas lesiones.
Por ese entonces, la revista Forbes denunció que luchadores de la WWE, Dave Bautista entre ellos, basaban su extraordinario desarrollo muscular en los esteroides. Él siempre negó esas acusaciones y logró evitar su suspensión de las competencias, pero las sospechas son insolubles. Especialmente porque las lesiones que sufría el ídolo coincidían con las que comúnmente asolan a los usuarios a los consumidores de esteroides.
LA VIDA CON PROPÓSITO
“Propósito” es un concepto que ha obsesionado a este descendiente de filipinos y griegos, quien siempre repite que nunca logró nada hasta cumplir los treinta años. El joven que desconfió permanentemente de su cuerpo había desplazado su inconformidad de sus músculos a la necesidad de plantearse sueños y metas. Por ello, a pesar de tenerlo todo, Bautista nunca parece estar satisfecho: sea por diferencias creativas o por negarle oportunidades en el cine, renunció a la WWE en el 2010. Por entonces había perdido ya dos matrimonios, no solo por sus prolongadas ausencias a cauda de las giras, sino especialmente por su militante infidelidad. Volvió al ring en el 2013, pero ya las diferencias eran irresolubles y abandonó un año más tarde. En 2019, decidió terminar su carrera con un histórico enfrentamiento en WrestleMania contra su compañero y eterno rival Triple H, donde perdió con épica dignidad. Al día siguiente, a través de su cuenta de Instagram, anunció su retiro definitivo de la lucha libre.
Cordial, educado, muy diferente al animal Batista que rugía al noquear a sus oponentes en el ring, Dave Bautista se planteó comenzar de nuevo, cambiando de escenario; de los rings a los estudios. Debutó como un extraterrestre que se alimentaba de médula ósea en un episodio de la sexta temporada de la serie “Smallville” en 2006. “Wrong Side of Town” fue su primer papel en una película de acción, interpretando al típico gorila con pocas líneas de diálogo. Al inicio, creía que al haber estado bajo las cámaras en la WWE, la performance en el cine sería parecida. Pero pronto descubriría lo difícil que resulta actuar ante la cámara, mucho más que frente a un público que lo rodea vitoreándolo. Su obsesiva insatisfacción lo impulsó a contratar profesores de actuación. Oportunidades algo mejores llegarían luego en filmes como “El rey escorpión 3”, “The House of the Rising Sun” o “Riddick”, cuya participación es lo único destacable del somnífero filme de ciencia ficción con Vin Diesel. Películas que no destacaron mucho, pero que sembraron el terreno.
El tiempo de cosecha llegó con una llamada de James Gunn para invitarlo a una audición para “Guardianes de la galaxia”. En 2014, su papel como Drax el destructor lo convirtió en otra clase de estrella. Los tatuajes del peleador de lucha libre se transformaron en las marcas de un guerrero extraterrestre gracias al maquillaje y toneladas de pintura corporal.
Por cierto, sus fanáticos de la WWE no reaccionaron favorablemente a su cambio de oficio. Solo después de “Guardianes de la galaxia”, el retirado luchador sintió el apoyo de la afición perdida. Bautista afirmaría a la prensa: “He hecho algunos proyectos que no han sido los mejores, pero todo lo que hago, lo hago con propósito”. Siempre muy crítico de sí mismo, tras salvar a todo un cuadrante del espacio habitado, el actor se ha mantenido ocupado en los últimos seis años. Como sucedió en la lucha libre, en el cine su ascenso es también tardío pero relativamente rápido: Además de sus colaboraciones para Marvel, se lució como Mr. Hinx, aterrador secuaz de Blofeld en “Spectre”, filme donde propinó a Daniel Craig una de las mejores palizas de la saga Bond. Una pelea elegante, en corbata, vistiendo ambos trajes de etiqueta mientras destruían todo el vagón del tren. Con los filmes “El golpe del siglo” y “Los conspiradores”, demostró que un papel de matón podía interpretarse con calidad en filmes de presupuesto mayor. En “Blade runner 2049” obtuvo un papel secundario, pero no por ello menos memorable, para luego compartir créditos con Sylvester Stallone en “Plan de Escape 2” y con el notable comediante indio Kumail Nanjiani en “Stuber”, comedia donde un conductor de Uber da un giro al timón de su vida cuando un policía sube a su coche persiguiendo a un escabroso asesino.
EL BUEN AMIGO GIGANTE
El caso de Bautista es muy diferente a habitual aspirante a actor de Hollywood con previo currículum deportivo. Este peleador con exceso de autocrítica siempre está planteándose retos que lo alejen del rudo papel de gorila, transformando su cuerpo para lidiar con humanos más frágiles. Esta intención se radicaliza en “Grandes espías” (My Spy, 2020), filme dirigido por de Peter Segal, donde interpreta al agente de campo Jason “JJ” Jones, un agente encubierto del FBI que, degradado a la vigilancia callejera, es obligado a trabajar con una niña de nueve años cuando ella lo descubre espiando a su familia en una misión.
La cinta sigue la tradición de culturistas lidiando con peligrosos infantes: Schwarzenegger inauguró en género en 1990 con “Kindergarten Cop”, Dwayne Johnson hizo lo suyo en “The Tooth Fairy”, y John Cena estrenó el año pasado “Playing With Fire” (por no hablar de la intragable “Niñera a prueba de balas” con Vin Diesel). Sin embargo, “Grandes espías” se aleja del paternalista y condescendiente género de actores de acción convertidos en niñera para proponernos un tratado sobre la masculinidad contemporánea. Bautista se encuentra a merced de una dulce y decidida Sophie (Chloe Coleman), quien a cambio de no revelar su tapadera, lo convence de pasar tiempo con ella y enseñarle a ser espía. A pesar de su renuencia, JJ descubre que no es rival para ella.
Dave Bautista, estrella y productor del filme, ha señalado que el género de comedia de acción es un disfraz para un filme que habla, realmente, sobre el corazón y la sinceridad en las relaciones humanas. “El público puede ver a Dave en su elemento, interpretando a un profesional mega resistente que despacha a los villanos con facilidad. Pero ahora está entrando en un mundo más matizado que exige un conjunto de habilidades diferente y más sutil, en lugar de un hombre con una ametralladora en el desierto”, explica el actor. Así, será una niña quien le enseñe al rudo agente el valor de la sutileza, la delicadeza y la inteligencia emocional.
LOS FUTUROS PROYECTOS
Pronto veremos a Bautista haciendo de Glossu Rabban en la nueva versión de “Dune” a cargo de Denis Villeneuve, papel secundario, pero capital importancia dramática. Además, bajo las órdenes de Zack Snyder, protagoniza su nueva película de terror, “Army of Dead”. Rumores que cogen fuerza en redes sociales hablan de la posibilidad de que Bautista encarne al cruel y musculado Bane en el prometedor reinicio del personaje de Batman a manos de Matt Reeves con Robert Pattinson bajo la máscara del murciélago. Está claro: el ex luchador de wrestling es mucho más que un brutal guerrero alienígena. Más allá de la fibra muscular, es un actor que puede ser vulnerable y divertido, rudo y duro, real y sutil.
Dave Bautista está dispuesto a sacar tanto partido a su versatilidad interpretativa como a sus músculos. Quiere demostrar que tiene los pies puestos sobre el planeta tierra. Ese es su propósito.
MÁS VIDEOS
“Spenser Confidential” - tráiler
TE PUEDE INTERESAR
- Plagas de novela: un repaso por la literatura más contagiosa
- Los Testamentos, el libro sobre la caída de la tiranía símbolo de la opresión contra las mujeres
- “El Eternauta”: cuando la leyenda de Francisco Solano López pisó Lima
- Roberto Gómez Bolaños: “Realmente no espero que los niños recuerden al Chavo con mi cara” | ENTREVISTA