Este bicentenario puede ser también una ocasión para reescribir la independencia. Para pensar más allá de ese 28 de julio de 1821 que, en buena cuenta, solo fue una fecha más en ese largo proceso que nos llevó a liberarnos de España. Así lo cree la historiadora Cecilia Méndez, una de las creadoras, con el historiador Juan Carlos Estenssoro, del proyecto “Narra la independencia desde tu pueblo, distrito o ciudad”, una iniciativa abierta que invita a los ciudadanos a investigar y contar cómo se produjo, vivió o se desarrolló el proceso independentista en su lugar de origen.
Este proyecto nació en 2013 con un concurso de ensayos —cuyos ganadores, Luis Alberto Rosado, Guido Riveros y Paulo Lanas, contaron la independencia desde Huacho, Arequipa y Tarapacá, respectivamente— y prosigue ahora con una nueva convocatoria que incluye la realización de talleres de capacitación, la creación de archivos digitales abiertos, gracias a la organización Neogranadina, así como la realización de debates, actividades académicas y presentaciones de libros. Como cuenta Cecilia Méndez, en esta iniciativa ha sido clave la participación de las autoridades y estudiantes de la Escuela de Historia, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
La perseverancia
¿Cuál debe ser el sentido del bicentenario, teniendo en cuenta la actualidad del país marcada por una pandemia?
Mi reflexión es sobre la propia palabra celebrar. Hace casi diez años cuando iniciamos este proyecto se realizaban muchos eventos con la palabra “rumbo al bicentenario” y entonces nosotros decíamos que esta no era una fecha a la que íbamos a llegar, sino que ya estábamos en ella, pues el bicentenario era un proceso que debía ser repensado como tal. Ahora, mucha gente dice “ya llegamos y qué”. Yo no siento tanta sorpresa, sino a pesar de esta tragedia que toca a mi familia, a mis amigos y a todos los peruanos, creo que si hay algo que debemos celebrar es la perseverancia. Más allá de esta situación tan trágica, este proyecto (Narra la Independencia desde tu pueblo, distrito o ciudad) nos llena de optimismo porque vemos que la gente está interesada en investigar, en contar las historias de sus pueblos.
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El proyecto nació como un concurso, pero ahora se ha convertido en una plataforma mayor
Cuando lo lanzamos en 2013 como concurso nunca pensamos que iba a ser por única vez, por eso el libro que publicamos, con los tres ensayos ganadores, le pusimos “volumen I”. Pero, como sabes, tanto Juan Carlos Estenssoro y yo trabajamos en el extranjero, y cuando tratamos de buscar el apoyo estatal para seguir desarrollando el proyecto, la inestabilidad política impidió que este se concretara. Sin embargo, hemos logrado hacer una alianza importantísima con la Escuela de Historia de la Universidad de San Marcos y eso ha sido clave para expandir el proyecto. La docente Carlota Casalino, los estudiantes hicieron suyo el proyecto, lo analizaron y plantearon la iniciativa de los talleres para que los participantes tuvieran mejores herramientas de investigación. Entonces, sin perder de vista un nuevo concurso, para el cual seguimos buscando financiación, el proyecto se convirtió en algo mayor, en un proyecto de historia participativa que abre las puertas a los historiadores profesionales y a quienes no lo son para escribir y narrar la independencia.
El problema del origen
Existe el dato concreto del fin del proceso de la independencia, pero sigue abierto el debate sobre su inicio, ¿en tu opinión este podría ser la rebelión de Túpac Amaru?
Esa es la pregunta de los 500 mil reales, no creo que pueda prescribir algo y decir empecemos a escribir la independencia desde este momento. Creo que, en el Perú, es problemático definir una fecha de inicio porque ha predominado la idea de que la independencia vino de afuera, entonces eso hace que nuestra discusión sea más bien si fue concedida, concebida o no. Pero, por otro lado, tenemos un discurso más o menos establecido desde el siglo XIX —materia de un artículo que estoy escribiendo—, constatado por viajeros como Markham o por un periodista desconocido como José Palacios, quien escribe en el Cusco, en la época de la confederación, que afirma que la independencia empieza con Túpac Amaru. Esa narrativa fue rescatada con Velasco y convertida en historia oficial en la década de 1970. Luego, se volvió un tema tabú. Hace diez años en una conferencia afirmé esto y hubo historiadores que me dijeron que no era así, que era algo superado. Recién, en los últimos tiempos, se está volviendo a reivindicar, en ese sentido, la figura de Túpac Amaru. Pero el hecho de que esto todavía sea cuestionado es un síntoma de cómo ve el Perú a las poblaciones campesinas en el presente.
Entiendo que con el reconocimiento de las historias locales se busca ampliar la mirada, más allá de los grandes relatos sobre la independencia.
Sí, pero estas miradas locales no se disocian, sino se complementan con la mirada más grande. El ejemplo más claro está en el trabajo sobre Huacho, desarrollado por Luis Alberto Rosado, que revela cómo este puerto se relacionaba con Panamá y el Caribe, a partir del mercado de la sal. Nosotros tenemos un concepto muy parroquial de lo que fueron las provincias. En realidad, la importancia de los puertos de las provincias se perdió en el siglo XX cuando estos cerraron debido a las carreteras. Hacer una historia local es también ampliar la mirada internacional. Por eso es fascinante la historia, yo me rebelo cuando la gente dice ya lo sabemos todo. Si ya supiéramos todo, yo no sería historiadora. Lo que sabemos, en realidad, es una pequeña parte y siempre estamos redescubriendo algo.
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¿Y qué pueden enseñar estas historias locales a la academia?
Primero, que las provincias no estaban desconectadas. Lo que pasaba en Europa se conocía antes en Cusco y Arequipa que en Lima; pues las noticias entraban por Buenos Aires. Ahora tú puedes pensar que Huacho era un pueblo de pescadores, no, era un lugar importante, había burguesías indígenas, caciques con negocios hasta el siglo XIX. Si se piensa que las provincias son sitios de pobres o atrasados no estás entendiendo la historia. Eso del empobrecimiento es más reciente. Se suele asociar a este mundo rural con gente iletrada, sin darse cuenta que la mayor parte del Perú lo era hasta 1940. El 70 % del Perú hablaba quechua en 1900. El quechua como lengua minoritaria es algo reciente, yo quisiera que todas estas cosas se conozcan más.
Los mitos nacionales
¿Y de qué manera se piensa contrarrestar las posibles fake news que pueden afectar el conocimiento histórico?
Es algo que tenemos que tratar de evitar. Pienso que la historia tiene dos lados que son como paradójicos. Por un lado, ninguna nación puede existir sin historia y, por otro, todas las naciones, desde que existe este concepto, necesitan mitos y héroes. ¿De dónde sacan eso los estados? De lo que escriben los historiadores. Los historiadores escriben historias que son convertidas en mitos por la historia oficial; pero también los historiadores tenemos herramientas y hacemos investigación para desmitificar esos mitos. Estamos siempre en este doble juego. Por eso, el famoso historiador Ernest Renan dijo que la investigación histórica es, en el fondo, enemiga del mito nacional. Afirmó, por ejemplo, que la nacionalidad se funda en el olvido de la violencia que está en los orígenes de todas las formaciones políticas. Las mejores investigaciones sobre los héroes siempre te van a contar también su lado negativo, pero en el colegio qué se hace, se tiende a presentar a un héroe siempre como alguien admirable, eso no es totalmente cierto. Yo no diría que esto es fake news, que tienen una instrumentalidad muy inmediata; pero, sí, la historia mal contada afecta a largo plazo la identidad de una nación.
Más información
Las instituciones organizadoras son: Centro de Investigación sobre Hispanoamérica Colonial (CRAEC, Sorbonne Nouvelle); Universidad de California de Santa Bárbara; Escuela de Historia y Maestría de Historia - Universidad Nacional Mayor de San Marcos; Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA); Instituto de Estudios Peruanos (IEP); Fundación Neogranadina. Archivo Regional de Ayacucho.
Este sábado 17 de abril, a las 4:00 p.m., se dará el taller “Narra la independencia desde tu pueblo… ¿Y cómo hacerlo? Herramientas de historia participativa para la ciudadanía”. Será transmitido en vivo a través de Facebook Live.
Se puede acceder al proyecto Narra la independencia desde Facebook y desde la web. Y aquí puede consultar el archivo digital Neogranadina.
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